Luego de 70 años de permanecer cerrado tras quedar destruido por los bombardeos de la Segunda Guerra Mundial, el Neues Museum, de Berlín, reabrió sus puertas ayer con el busto de la reina egipcia Nefertiti como atracción principal.
Situado en el este de la capital alemana, en la llamada “Isla de los Museos”, el Neues Museum (Museo Nuevo) recibe otra vez a sus visitantes totalmente renovado luego de un millonario proyecto de restauración y reconstrucción liderado por el arquitecto británico David Chipperfield.
La Reina del Nilo –de unos 3.500 años de antigüedad– vuelve al que fue su primer emplazamiento tras ser descubierta por arqueólogos alemanes en 1912.
Desde entonces, la milenaria escultura ha recorrido un largo peregrinaje por domicilios provisionales de Egipto a Europa primero, y en distintos sitios en Alemania después.
Reina absoluta. A la escultura de cal se le ha reservado una sala completa bajo la cúpula del ala norte del museo, sector que se salvó de los bombardeos de la Segunda Guerra Mundial.
El busto con la imagen de la esposa del faraón Akhenatón, tocada con una tiara, es la pieza más famosa de una colección de objetos egipcios, papiros y otras antigüedades que alberga el museo.
La institución resguarda piezas procedentes de la prehistoria y de civilizaciones antiguas. El busto de Nefertiti fue hallado por el arqueólogo alemán Ludwig Borchardt durante excavaciones en el valle de Amarna , a orillas del Nilo.
A pesar de que Egipto ha reclamado repetidamente la escultura, las autoridades alemanas se han negado a atender tal petición y Nefertiti es la mimada de Berlín.
Inmueble remozado. El viernes 16, el Neues Museum dio la bienvenida a cerca de 8.000 visitantes, y es muy distinto del que se construyó en 1843 durante el mandato del Emperador Guillermo II.
Tras seis años de obras y una inversión cercana a los $292 millones, el edificio neoclásico de interior depurado y luminoso, hace coexistir las formas modernas con los vestigios históricos.
Algunos consideran atrevida la propuesta de Chipperfield pues optó por dejar al aire los estragos del tiempo sin maquillar siquiera los balazos que quedaron en su superficie.
Las estructuras destruidas por las bombas fueron sustituidas por nuevos materiales, como piedra natural, hormigón y finas maderas escandinavas. Luego se ensamblaron con las ruinas y partes originales que sí salvaron de la guerra mundial.