El 30 de octubre del 2007, el entonces presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva agradeció a la FIFA la selección de su país como organizador de la Copa Mundial del 2014. Según comenta la diplomática mexicana Lourdes Aranda, Lula consideró que tal acuerdo era una “demostración de que el Brasil podría pasar de ser un líder regional a ser una potencia mundial”.
El Brasil es la séptima economía del mundo, ocupa casi la mitad de Suramérica y organiza también los Juegos Olímpicos de Verano del 2016, dos encuentros de índole planetaria separados por dos años.
El mundial de futbol ha puesto a prueba esta potencia, que navega entre las presiones de la FIFA y la gestión de la presidente Dilma Rousseff. Esta relación tensa se ha intensificado por las críticas expresadas en las redes sociales.
Los gastos en los que el Brasil incurre son el motivo de la irritación social, principalmente por el incremento del costo previsto de numerosas obras de infraestructura. A esto se suma la reubicación de muchas personas, desalojadas de sus viviendas por medio de procesos dudosos.
Dentro de este escenario, surgen los 12 estadios sedes: cinco nuevos y siete remodelados. En varios casos proponen buenas relaciones con el ambiente, como la reutilización del agua de lluvia y la colocación de redes de paneles solares.
El Brasil ha destacado por su diseño climático desde hace décadas. El país pasa constantemente de la teoría a la práctica, situación que lo ha hecho ser sumamente propositivo en esta materia.
Llama la atención que obras, como la nueva Arena da Amazônia (Amazonas, 2014, de GMP), borren la memoria histórica del antecesor recinto, el Estadio Vivaldo Lima, diseñado por Severiano Porto
En las recientes obras destaca también la ausencia de maestros brasileños, como Paulo Mendes da Rocha, quien diseñó el Club Atlético Paulistano (São Paulo, 1957).
A su vez, apenas se percibe la influencia de la Escuela Paulista y de Lina Bo Bardi. En su lugar, sobresalen la firma emergente BCMF Arquitetos y la mundialmente conocida Populos.
Los estadios. A continuación formulamos un breve comentario de los estadios que son sedes del mundial. El Estadio Maracaná (Rio de Janeiro, 2009), de Fernandes Arquitetos, conservó su fachada y remodeló su espacio interno, donde se jugará la final, al tiempo que es la sede de la apertura y del cierre de los Juegos Olímpicos de Verano del 2016.
La remodelación del Estadio Nacional Mané Garrincha (Brasilia, 2013), de Castro Mello Architects, forma parte del Complejo Polideportivo Ayrton Senna, ubicado en el Eje Monumental de Brasilia. Se caracteriza por ser una especie de “anillo hipóstilo (de columnas)” que recuerda la mejor obra de la Brasilia moderna.
La inconclusa Arena de São Paulo (São Paulo, 2014), de Aníbal Coutinho, se ubica en el sector oriental de la ciudad, adjunto a la Estación Corinthians-Itaquera. La obra trata de dinamizar la zona e incluye una pantalla descomunal de 7,5 m x 120 m.
El Estadio Biera Rio (Porto Alegre, 2014), de Hype Studio, se encuentra a escasos 1.500 metros de la Fundación Iberê Camargo, de Álvaro Siza; ambos están frente al río Guaíba. Sin la rigurosidad del maestro portugués, el estadio contiene la eficiencia constructiva de la estructura repetitiva y el valor del uso mixto.
El Estadio Castelão (Fortaleza, 2012), de Vigliecca & Associados , es una remodelación que incluyó la redefinición de su fachada. El escenario albergará el partido Uruguay-Costa Rica y presenta una plataforma de más de 100.000 m².
Durante el VI Congreso Nacional de Arquitectura (Costa Rica, 2003), el arquitecto uruguayo-brasileño Héctor Vigliecca opinó: “Las arquitecturas que conforman, identifican y determinan una sociedad son las arquitecturas públicas”.
El Itaipava Arena Pernambuco (Recife, 2014) es un espacio multipropósito diseñado por la misma firma que intervino el Maracaná.
La obra albergará el partido Italia-Costa Rica y hace recordar la iluminación multicolor del Allianz Arena (Berlín, 2005), de Herzog & de Meuron . La intervención iba a incluir nuevas líneas de ómnibus y de tren subterráneo, así como nuevas viviendas. Aun así, estas no estarán listas para el mundial, según expone la BBC.
El Estadio Mineirão (Pampulha, Belo Horizonte, 2012), de BCMF Arquitetos, albergará el partido entre Costa Rica e Inglaterra. Los autores realizaron la mayoría de los estudios conceptuales para la candidatura de los Juegos Olímpicos de Verano del 2016.
El “Gigante de Pampulha” fue concebido en concreto. Destacan sus terrazas exteriores adaptadas al terreno, que permiten una aproximación gradual del público al recinto.
Mariana Siqueira ha expresado: “El Estadio de Mineirão y el barrio de Pampulha fueron concebidos en la década de 1940, inicio del desarrollo de la fiebre que regía la política económica de Brasil en los años siguientes. No es casual que el autor del Complejo de Ocio y Turismo de Pampulha fuese Juscelino Kubitschek, alcalde de Belo Horizonte, quien invitó a Oscar Niemeyer, Roberto Burle Marx y Cándido Portinari, entre otros, para imprimir la cara de su proyecto eminentemente moderno. Fue un ensayo exitoso para su Brasilia de 1950 y 1960”.
La Arena das Dunas (Natal, 2014), de Populous, se inspira en las dunas de Natal e incluye un centro de actividades y 22.000 m² de plaza. La estructura es de acero y está cubierta por 20 “pétalos” de aluminio, que incluyen aislamiento térmico y acústico. Su sistema de seguridad cuenta con 200 cámaras, y su drenaje permitirá jugar partidos en días muy lluviosos.
La Arena Pantanal (Cuiabá, 2014), de Arquitetos GCP, presenta un uso mixto, flexibilidad en el diseño y adaptación al clima. El Verdão (Gran Verde) crea microclimas con más de 1.500 árboles y aberturas en las esquinas del estadio. A su vez, se reutilizaron 24.000 m³ de hormigón y mampostería del estadio demolido y se emplearon membranas de PVC resistentes al fuego en su cubierta.
Según Ronaldo –exfutbolista y miembro del Comité Organizador del Brasil 2014–, “es una pena que las obras del legado –infraestructura, movilidad urbana, aeropuertos– estén tan atrasadas”, aunque agregó: “¿Quién sabe cuántas obras así se harían en Cuiabá de no ser por la Copa del Mundo?”. Según los organizadores, en la zona se habría proyectado una renovación urbana de 300.000 m² que incluye un parque histórico para el deporte y para espacios culturales, educativos y de ocio.
Resonancia en Costa Rica. Está reciente la experiencia de la Copa Mundial Femenina Sub-17 de la FIFA, jugada en Costa Rica. A pesar de la astronómica diferencia de costos con respecto al Brasil, en ambos casos la FIFA ha expresado su preocupación por la duración de la construcción de los estadios. En el caso de Costa Rica, destaca el potencial del Estadio Nacional como sede para otro campeonato de gran envergadura.
La experiencia brasileña nos enseña el uso mixto, la flexibilidad de los usos, su relación con el contexto urbano y el ahorro de energía.
Aun así, en todos los casos –brasileños y costarricenses– no se incluyó la creación de nuevas viviendas ni se impulsó el transporte público con más determinación. Ambas situaciones sí se resolvieron con éxito en los Juegos Olímpicos de Londres del 2012.
Los estadios deben influir de manera directa y positiva en el desarrollo de las sociedades y enriquecer sus entornos urbanos. Así serán los nuevos vecinos de gran formato que se sumarán a la tarea de resolver una selección de prioridades urbanas.