Once nuevas coreografías se aventuraron en el escenario del Teatro Nacional en busca del aplauso del público –siempre un galardón–. Las más destacadas recibieron también premios del jurado en el Festival de Coreógrafos Graciela Moreno, que concluyó el domingo.
Quimera , primera propuesta que Pablo Caravaca presenta en la competencia, recibió dos premios: el reconocimiento en la categoría de Primera Incursión y el premio del público.
En la pieza, influida por el butoh , Wendy Chinchilla e Isabel Guzmán interpretaron dos almas separadas por el destino, unidas, por su voluntad, como una flor y su sombra.
“Desde el momento en el que pude ver mi pieza en el Teatro Nacional lleno, para mí ya era ganancia”, declara el coreógrafo. “La pieza estaba viva. Ella, por sí sola, iba evolucionando y cobrando vida; ya no estaba en mis manos, sino en las de las intérpretes”, dice.
Triunfo. Gloriana Retana triunfó en la categoría de Iniciados con Fragmento de tiempo , obra unipersonal acerca del tiempo, la memoria y el olvido.
“Honestamente, mi premio fue el día que tuve la oportunidad de bailar. Definitivamente, ese era el espacio para empezar algo que pienso que era una una semillita. Es un pedacito de honestidad mía, de lo que yo soy”, comenta Retana.
‘Quiero ir más allá con eso y es un buen principio. Deseo empezar el trabajo en una obra de más larga duración que involucre otros elementos. Ese desarrollo que le quiero dar voy a estarlo trabajando, pero no quiero ponerme un tiempo específico. Empieza ahí y tengo que empezar a desmenuzar lo que hice y lo que me faltó de hacer con respecto al tema. Quiero hacerlo un poco más largo y abarcar más temas: el tiempo, la memoria, el recuerdo, lo que uno va construyendo, lo que se va formando...’, agrega Retana.
En la categoría de Expertos, Henriette Borbón se llevó las palmas con La noche , trabajo acerca de las relaciones entre las personas, interpretado por un sexteto. La coreografía estará en Gráfica Génesis del 3 al 5 de octubre.
“Estoy muy contenta, sobre todo, porque es un trabajo de la danza independiente, donde las cosas se hacen con muchísimo esfuerzo y muchas limitaciones”, afirma.
Para Borbón, la coreografía pretendía ‘crear un mundo’ en el escenario y provocar sensaciones en el público, más que narrar una historia. ‘Cada trabajo tiene un reto distinto. Cada idea que vos ponés en escena es un reto diferente. En este caso, había gente que nunca había bailado conmigo. El reto fue lograr mediante la exploración del movimieto que los bailarines hicieran suya la cualidad, que todo estuviera amalgamado, música, danza y coreografía’, detalla.
Isabel Guzmán obtuvo el reconocimiento como la mejor intérprete femenina del festival por sus papeles en La noche y en Quimera . Ambas obras fueron muy diferentes: era su primera vez bailando una pieza de Caravaca, pero con Borbón ha trabajado por muchos años. Para La noche , también compuso la música.
“En el caso de Quimera , el reto de sacar el movimiento a partir de la improvisación se vuelve muy grande. Con Henriette, aunque tengo su estilo de movimiento muy interiorizado, siempre es un reto por el aspecto técnico”, detalla.
El ganador como mejor intérprete masculino fue Fabio Pérez, quien combinó teatro y danza al lado de Andy Gamboa, en su primera incursión en el festival, CuerposAusentes o EnsayosParaMiMuerte . Su reto con este cruce de disciplinas era que el público se conectara; considera que se logró.
“Estaba en un límite: o iba a ser un drama patético o la gente de verdad se conectaba y llegaba a fibras muy profundas. Cuando terminamos de bailarla y oímos ese aplauso, sentimos que lo habíamos logrado”, asegura Pérez.
Y agrega: “Me parece maravilloso que diga a mejor intérprete y no mejor bailarín. Me llena de orgullo por mi trabajo y el de Andy. Es un premio para los dos. Sin la parte actoral, no lo habría logrado”.
Se presentará el 18 de setiembre a las 7 p. m. en la Universidad EARTH y, luego, en otros espacios.
Finalmente, el premio de la Alianza Francesa para el mejor vestuario recayó en Doppelgänger , una creación de Ana López Ulate. El vestuario fue diseñado por La Indumentaria y Ana López en una obra que interpretaron cinco bailarines. Esta fue la primera incursión de López en el festival.