La clausura del Festival Internacional de las Artes(FIA) no fue una despedida como cualquiera.
A diferencia de un adiós usual, el festival dijo hasta luego con baile, sudor y risas.
Sobre la tarima de la Plaza Máximo Fernández, Colombia fue voz musical. Tras más de diez días de cultura, donde el festival abrió sus ramas desde San José, los conciertos fueron el último grito que exhaló el FIA 2018, con un mensaje de unión entre Costa Rica y Latinoamérica.
El cierre comenzó con sabor a guayaba
Tras la presentación de la banda nacional Ojo de Buey, los invitados internacionales llegaron a la plaza a sembrar música proveniente de Colombia.
La banda La Mambanegra lo había prometido hace unas semanas: “lo que se va a ver en nuestra presentación es sudor”.
Con su icónica pieza, El sabor de la guayaba, los asistentes que se encontraban en la Plaza Máximo Fernández empezaron a tomarse las manos. El zacate de la plaza fue salón de baile durante una hora.
El vocalista de La Mambanegra, Jacobo Vélez, no tuvo el mínimo inconveniente para seducir a un público que llegó sin ansias de resistirse a la música.
¿Cuál es el barrio más caliente de San José?”, preguntó Vélez. Alguien le lanzó un grito a lo que él respondió: “Esta canción va dedicada a toda la Escazú… ¿Lo estoy pronunciando bien?”, dijo. Después de una explosión de risas, lanzó: ““bueno, esto va dedicado a todos los barrios de Costa Rica”, y el público le agradeció con más gritos.
Los asistentes al concierto fueron complacidos con el repertorio del disco La callegüesa y la Malamaña, álbum que retrata las vivencias del bisabuelo de Vélez mediante ritmos salseros que recuerdan al Nueva York latino de los años setenta.
LEA MÁS: Jacobo Vélez, de La Mambanegra: "Lo que se va a ver en nuestro concierto es el sudor"
Apenas eran las 4:30 p. m. y la plaza empezaba a colmarse. Algunos hasta decidieron subirse en las gradas del Outlet Mall que se localiza frente a la tarima del evento. Otros disfrutaban de unos malabaristas improvisados que surgieron en la entrada de la plaza.
Movimiento colombiano
La esquina del movimiento fue la canción que dio la recibida a Systema Solar. Con intensidad, los colombianos salieron vestidos a rayas en la tarima del FIA.
La esquina que mencionan en su canción se convirtió en toda la plaza. Con líneas de hip hop y cumbia, Systema Solar puso a mover a San Pedro a las 6 p. m.,cuando la lluvia empezaba a asomarse.
Yo voy ganao, la pieza más conocida de la agrupación, puso a todos en sintonía. Buena parte del público comenzó a mover sus labios con la letra de la canción.
El vocalista JohnPri, con su voz que emula a un registro pasado por sintetizador, combinó con gracia ritmos como el porro colombiano y el rap. ¿Quién es el patrón? fue una muestra de sus habilidades como intérprete, mientras la plaza llenaba aún más su capacidad.
Indigo, el segundo cantante de la banda, le daba espacio para que su compañero se luciera, pero cada vez que tenía algún solo de rap, arrancaba los aplausos. Incluso se bajó de la tarima para saltar entre la multitud de fanáticos.
Con un potente juego de luces, resultó sencillo para el grupo mover a los asistentes del concierto. La lluvia acabó su amenaza y el ambiente fue más idóneo para el sabor colombiano.
El hip hop quedó de lado para la entrada de Puerto Calendaria.
La agrupación de cumbia entró con trompetas que emulaban un ambiente circense. El público poco pudo hacer para resistirse al sabor colombiano.
La fiesta fue grande. El colectivo encabezado por Juancho Valencia trajo fuertes emociones.
Las piernas del público empezaron a moverse en forma de patada con la música de Puerto Candelaria. Hasta una versión tropical de U Can’t Touch This, la mítica pieza de MC Hammer, fue interpretada por la banda.
La cantante Maga la Maga tejió una noche sabrosa. Lo que comenzó con ritmos de ska se fue transformando en baladas muy emotivas, interpretadas con mucha fuerza por la banda, entre ellas Amor y Deudas, que el público cantó con fuerza.
Puerto Candelaria tuvo el chance de vivir el nacimiento y fin del FIA 2018. Tanto en la inauguración en el Teatro Nacional como en la clausura de esta edición, dejaron un buen sabor muy difícil de quitar, uno que quedará en la memoria de la cultura costarricense que tanto se celebró en las últimas semanas.