Tras años de exponer sus obras en calcomanías, camisetas, almanaques, periódicos y paredes, Francisco Munguía aceptó la invitación de la Galería Nacional y preparó su primera muestra individual: Parodias de pinturas famosas .
En esta exposición, que abre sus puertas hoy y se mantendrá en cartelera durante un mes, este popular artista ofrece su propia versión de las obras maestras del arte universal.
Los 22 cuadros de mediano y gran formato hechos por Munguía con acrílico y plástico resumen y caricaturizan la historia del arte desde el siglo XIV hasta mediados del siglo XX.
Así, El matrimonio Arnolfini de Jean Van Eyck (1390-1441) se convierte, gracias al humor fino y el sarcástico pincel de Munguía, en La pareja Saguatini y las cinco prostitutas inmortalizadas por Pablo Picasso (1881-1973) en las Señoritas de Avignon cambian de sexo y en la versión del artista tico son cinco varones abusados sexualmente.
“No trato de hacer una imitación burlesca ni de las obras originales, ni de los artistas, sino de re contextualizarlos y traducirlos a mi estilo gráfico”, explica Munguía, seguro de que su versión permitirá que más gente se acerque a los clásicos de la pintura.
“El chiste siempre ayuda, es una manera de entrarle a las cosas que dan miedo o parecen espesas”, dijo; y, para que nadie dude del carácter didáctico de la muestra, en la ficha de cada obra incluyó la referencia y reproducción de la original.
Imagen remota, reflexión actual. Más allá de la risa o la ternura que puedan generar a primera vista, los cuadros de esta exposición (que respetan la composición y el color de los originales) transmiten un mensaje sobre algún tema actual.
El consumismo, por ejemplo, se critica en La Macdonna , una especie de retrato de Ronald McDonald recién nacido en brazos de su madre que está inspirada en La madonna de Sandro Botticelli (1445-1510) y la agresión contra la mujer es protagonista de La maja desnuda versión de la obra homónima de Francisco de Goya (1746-1826).
Los costarriqueñismos también se superponen constantemente a las íconos europeos que evocan los cuadros originales: Munguía trasladó el Domingo por la mañana a orillas del Sena de Georges Seurat (1859-1891) a La Sabana y en su cuadro un par de pisuicas parecen haberse tragado a los famosos ángeles que pintó Rafael (1483-1520) para decorar la tumba del Papa Julio II.
“Yo reciclé lo que aprendí en la Facultad de Bellas Artes porque, aunque haya quien a veces lo haya puesto en duda al ver mis “dibujitos”, me gradué de la Universidad de Costa Rica. Volví a ver las obras y los apuntes de las clases de historia en orden cronológico y con rigor de estudiante hasta que la cabeza me disparó alguna imagen”, contó el artista que ya se imagina una segunda parte de esta muestra itinerando por otros espacios, quizás más alternativos.
Y es que a Munguía parece costarle sentirse cómodo dentro de una galería: “a la inauguración voy a mandar algún representante con una cámara para espiar lo que pasa. Yo me siento mejor de día y trabajando al aire libre”, explica y aunque le colocó un precio a cada obra y espera venderlas, también decidió hacer una edición de las Parodias de pinturas famosas en calcomanías que se venderán por ¢3.000 en la Galería Nacional, ubicada en el Museo de los Niños.