Es esa época del año una vez más. Las aguas del océano Pacífico reciben de nuevo a unos visitantes que todos quieren ver. ¡Es temporada de avistamiento de ballenas!
Quepos es uno de esos lugares afortunados en Costa Rica donde se puede admirar de cerca a estos enormes mamíferos. Ya desde mediados de julio se dieron las primeras noticias de llegada para esta temporada, la cual se extenderá hasta mediados de noviembre.
Un equipo de Viva viajó hasta ese cantón puntarenense con la misión de admirar a estos cetáceos. Luego de un viaje de cerca de tres horas desde San José, nuestra aventura empieza en la Marina Pez Vela, contiguo al Muelle de Quepos, donde abordo de un yate zarparemos tras la pista de estos parientes de Moby Dick. Si es su primera vez en Quepos y viaja en autobús, de la terminal debe caminar 150 metros al oeste en dirección al malecón y luego 500 metros hacia el sur hasta llegar a la Marina.
Una vez ahí, usted podrá buscar el tour que mejor se acomode a sus necesidades. En la planta baja de la Marina se encuentran las oficinas de operadores como iFish y Catamarán Adventures Ocean King con múltiples opciones para todos los gustos y presupuestos. Para este año, los precios del tour de avistamiento de ballenas empiezan en los $100 por persona, pero hay paquetes por pareja y grupos que hasta incluyen hospedaje.
El domingo anterior, a eso de las 9:30 a. m., se inicia nuestra expedición a bordo del Armatore I, un yate con capacidad para unas 15 personas más la tripulación. Ramón, nuestro capitán, nos avisa que quiere salir lo antes posible para poder disfrutar de las ballenas antes de que lleguen el resto de los botes.
A pesar de que no hay garantía de que se vaya a ver a estos gigantescos mamíferos, los lugareños nos cuentan de que en los días previos sí se han visto casi todos los días. En setiembre es el punto alto de la temporada de avistamiento, mes en el que es casi un hecho que se dejan ver todos los días. Así que zarpamos llenos de esperanza pero, sobre todo, embargados por la emoción.
Pasan los minutos y mientras avanzamos aguas adentro es imposible dejar de admirar, mientras se aleja, la imponente belleza del parque nacional Manuel Antonio, el cual pareciera derramar todo su intenso verdor en el profundo azul del mar.
Seguimos por unos minutos más aguas adentro, pero el capitán nos da una noticia inesperada: no hay señales de las ballenas, al menos de momento. Sugiere, mientras tanto, bordear la costa para deleitarnos aún más de cerca con el esplendoroso Manuel Antonio.
Disfrutamos de sus arenas blancas, de los turistas que se bañan con el fuerte sol que nos regaló ese fin de semana de julio y con aquellos que juegan con las incansables olas. Es fácil ver porqué este parque nacional es el más visitado del país.
Nuestro embelesamiento es interrumpido súbitamente. Una vez más, el capitán trae noticias y esta vez son buenas para nuestro objetivo: otro de los botes, que hace el mismo tour, ya dio con las primeras ballenas del día y alertó a los demás. Así que hacia ellos nos dirigimos. Esta práctica de avisar a los demás es común, ya que todos los tour operadores quieren que sus clientes se vayan satisfechos.
En menos de 15 minutos, llegamos hasta donde hay otros dos botes cargados de turistas. No pasa ni un minuto cuando alguien en nuestro barco grita: “¡allá está!”; todas las cabezas giran de inmediato hacia donde señala el más avispado del grupo. También en ese mismo instante todos sacan sus teléfonos celulares y empiezan a grabar. Ya saben lo que dicen: si no está en Instagram (o Facebook), no sucedió. Esas “maravillas” de la vida moderna.
Durante unos 30 minutos nos dedicamos a observarlas cada vez que asoman sus lomos a la superficie o lanzan aire por su orificio superior. No importa cuántas veces haya visto usted una ballena, cualquier nuevo encuentro con ellas siempre provoca suspiros y asombro.
Recomendaciones
“Los tours de avistamiento de ballenas consisten en un recorrido de tres horas y media aproximadamente, por las costas de Quepos, Manuel Antonio, y frente al Parque Nacional, en búsqueda de las ballenas y delfines”, explicó Marbely López, de iFish. “Luego se regresa a playa Biesanz donde vamos a hacer 30 minutos de snorkeling y actividades acuáticas, los catamaranes cuentan con toboganes y pueden hacer saltos desde la embarcación. Almorzamos ahí mismo. Se incluye bebidas con y sin alcohol, las alcohólicas son controladas y las sin alcohol son ilimitadas”.
En el caso de los niños, hay catamaranes que cuentan con jacuzzi para que puedan disfrutar en total seguridad durante el trayecto. Los adultos que no quieran hacer snorkeling, también pueden acceder al jacuzzi, según López.
Con respecto a los tours de ballenas, los guías toman todos los cuidados para garantizar que los animales no sufran ningún daño.
“Los guías saben que no deben estar más de 30 minutos con el mismo grupo de ballenas. Se debe mantener una distancia mínima de 50 metros en el caso de delfines y para ballenas mínimo de 200 metros. Se debe manejar a baja velocidad cuando se está cerca de ellos.
"Cuando tenemos observación de parejas madre-cría se debe permanecer menos de 15 minutos. No se puede nadar mientras se hace el avistamiento. No se debe alimentarlos ni tocarlos”, puntualizó López.
Todos los barcos cuentan con los métodos de seguridad que exige la Capitanía de puerto, como chalecos y lanchas salvavidas y una vez que se sube al barco se recibe una charla de seguridad en caso de emergencia, agregó la representante.
Mucho por hacer
El regreso de las ballenas trae consigo el aumento de turistas en una temporada que solía ser de baja afluencia, según destaca Scott Cutter, gerente de Ventas de Marina Pez Vela.
“Antes para octubre y noviembre todo estaba vacío en Quepos y Manuel Antonio, ahora hay más visitantes que vienen a ver a las ballenas y de paso a disfrutar del Parque Nacional y sus bellezas”, agrega este estadounidense afincado en Costa Rica desde hace más de dos décadas.
Una de las actividades que está tomando auge entre los turistas son los tours de pesca deportiva, según destaca Cutter. “La pesca deportiva tiene una imagen negativa. La gente piensa que es una actividad muy cara, y, sin duda, no es barata, pero si se hace entre un grupo de amigos o familia es más accesible”, comenta.
Un grupo experto de guías lo llevará en una embarcación, según su presupuesto, mar adentro en busca de especies marinas.
El tour incluye el equipo de pesca y el acompañamiento por parte de la tripulación al momento de realizar esta práctica, en caso de no contar con experiencia.
Además, se cumplen con todas las normativas que rigen esta actividad. Por ejemplo, especies protegidas como el marlin y el pez vela no pueden ser siquiera sacados del agua, no así con otros como el atún.
Durante esta época es altamente probable ver otras especies marinas. Durante un recorrido, el sábado anterior, a bordo del yate Santé fue fácil toparse con juguetones delfines y tortugas, entre otros.
De hecho, es común ver a los delfines rodeando a las embarcaciones que se dedican a la pesca deportiva. “Para realizar la pesca, los barcos buscan las llamadas ‘manchas de peces’ (cardumen) y donde hay un banco de peces hay buena comida para los delfines”, explica uno de los jóvenes miembros de la tripulación.
Pero, ¿cómo hacen para que los delfines no muerdan el anzuelo? “Ellos son muy inteligentes y saben que no deben hacer eso”.
El precio de un tour de este tipo es variable según el tipo de embarcación y todo lo que incluya. Como referencia, es posible alquilar una embarcación por unos $500 con una capacidad que puede ir de cuatro personas en adelante y puede llegar hasta los $3.500. Por lo general, se incluye meriendas como frutas y almuerzo y bebidas hidratantes y hasta alcohólicas; no obstante, los detalles como duración y actividades a realizar debe definirlos con su tour operador.
“Manuel Antonio es tres veces más grande en su territorio acuático que el terrestre, por lo que hay mucho aún por descubrir”, resalta Cutter.
Para estos tours, es recomendable llevar bloqueador solar, paño, ropa cómoda, además de algún medicamento para combatir cualquier malestar en altamar.
Gastronomía
Luego de disfrutar de un día lleno de adrenalina ya sea en el mar o en tierra, es más que necesario recargar energía y qué mejor manera de hacerlo que descubriendo la efervescente escena gastronómica de Quepos.
Los amantes de los mariscos se pueden dar el gusto en cualquiera de los restaurantes de la ciudad para comprobar la frescura de los productos que llegan casi del mar a su mesa.
La Marina Pez Vela también ofrece una variada oferta culinaria con cinco restaurantes, una gelatería y hasta un sports bar, por lo que sin duda, encontrará algo para su gusto.
En la Marina podrá disfrutar desde la fusión asiática del restaurante Sunrice, cuyo platillo estrella son los omusubis: bolitas de arroz japonés con el relleno a elegir entre atún, salmón y vegetales, envueltas en algas nori, según explicó Sarah Campos, una de las propietarias. Pero también podrá elegir otros platillos como poke bowl o sushi que harán viajar su paladar hasta oriente.
Otra de las opciones es Z Gastro Bar, un restaurante de cocina contemporánea costarricense. Es aquí donde la joven chef Bonnie Moreno, oriunda de Guápiles, da rienda suelta a su creatividad con platillos como el pulpo en glaseado de naranja y papas a las hierbas. “Utilizamos ingredientes de productores locales para apoyar a la comunidad”, resaltó Moreno.
La oferta gastronómica de la Marina se completa con Gabriella’s (mariscos, carnes y pasta), Runaway Grill y Mercato al Porto (especializado en pizzas), así como la gelatería Amorosi y el sports bar Double Hook.
Ya sea que el motivo de su visita sean las ballenas, la aventura o la gastronomía, Quepos los espera con los brazos abiertos.
Más información
Puede obtener más información sobre los tours de ballenas, pesca deportiva, jet ski, buceo, canopy, catamarán, kayak y muchos más en las oficinas de iFish (2774-9006) y Catamarán Adventures Ocean King (4032-9470 o al 7109-0464) en la planta baja de Marina Pez Vela.