Su rostro bien podría ser el de un hombre o un mono, o incluso ser una máscara. Sus brazos descansan uno a cada lado de su cabeza, y sus piernas están dobladas; pero, además, se funden con las patas delanteras de un jaguar. Su vientre sostiene una especie de recipiente en el que se realizaba algún tipo de práctica ceremonial.
Una escultura en piedra de 94 centímetros de largo, 44 de ancho y 42 de alto fue una de las mayores sorpresas que celebró un equipo de arqueólogos del Museo Nacional y de la Universidad Estatal de Nueva York (en Albany) durante sus excavaciones en el sitio Las Mercedes en Guácimo, Limón.
“Esta pieza es una interpretación local del concepto de las esculturas tipo Chac Mool que fueron realizadas por varias culturas mesoamericanas, como los mayas. En el complejo arqueológico Chichén Itzá, en Yucatán, se han encontrado varias”, explicó el arqueólogo Robert Rosenswig, de la Universidad Estatal de Nueva York.
El científico resaltó que incluso la fecha en que fue elaborada (cerca de 1000 d. C.) coincide con las esculturas Chac Mool .
Un arqueólogo del Museo Nacional, Ricardo Vázquez, destacó que esta es la primera vez que se halla una escultura de este tipo en su contexto original y en perfecto estado. “La pieza estaba boca abajo, y posiblemente por esto no fue saqueada pues se confundía con otras piedras”, declaró.
El lugar donde se la halló apoya la teoría de Las Mercedes como un centro de poder político y religioso. “Estaba en medio de la estructura de una plaza empedrada donde es posible que se celebrasen rituales s para ocasiones especiales. El espacio hueco en su vientre se utilizaba para moler alimentos”, dijo el arqueólogo.