Este martes por la tarde, la legendaria bailarina y directora del Ballet Nacional de Cuba, Alicia Alonso, apareció en público por primera vez después de su llegada a Costa Rica, durante la noche del lunes 21 de marzo.
"Estoy viajando con mis hijos, con mi hija", se refirió Alonso a la gira que realiza con la tropa que ella misma fundó en 1948. El próximo sábado 25 y domingo 26 de marzo, los cubanos se presentarán en el Teatro Popular Melico Salazar.
Con 96 años, Alonso es la primera artista del Ballet Nacional de Cuba en llegar al país, junto con su esposo, Pedro Simón, y el subdirector técnico y vestuarista de la compañía clásica, Salvador Fernández.
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Alonso recibirá, este miércoles 22 de marzo, un doctorado Honoris Causa de la Universidad de Costa Rica para conmemorar su trayectoria. La actividad protocolaria será el 22 de marzo a las 10 a. m. en el auditorio de la Facultad de Educación.
Simón, quien es 18 años menor que Alonso, respondió junto con su esposa a varias preguntas de medios de comunicación nacional desde el hotel Aurola Holiday Inn (donde se están hospedando).
"El ballet en Cuba es un arte popular. Puede ser que usted tome un taxi en medio de La Habana y empiece hablar de ballet y el taxista le de su opinión", explicó Simón sobre el impacto que del trabajo de la compañía de Alonso en Cuba.
"El pueblo de Cuba aprendió a ver ballet viéndola a ella, sabiendo de sus éxitos en el extranjero. Así se enganchó", destacó Simón. "Después del triunfo de la Revolución cubana, se hizo un trabajo de divulgación masiva del arte del ballet. Íbamos a fábricas, centros de estudio e incluso unidades militares. Se daban charlas, conferencias y se explicaba qué era el arte de ballet, se hacían demostraciones con pantomimas de la técnica. Eso generó un público muy interesado".
Formación cubana
Como figura histórica en su país, Alonso admitió su interés por motivar a Latinoamérica a bailar ballet clásico.
"Los latinos podemos bailar muy limpio el ballet clásico. Nada de cosas populares, sino con un clasicismo muy puro, limpio y de mucha mucha expresión", aseguró.
"Es lo que queremos y lo que deseamos", añadió refiriéndose a su ambición de formar escuelas latinoamericanas. "Los latinos pueden levantar la cabeza y bailar donde quieran".
Alonso y Simón respondieron preguntas sobre los retos de formar una escuela joven que compitiera los estándares de escuelas más antiguas de ballet, como la rusa, la francesa y la italiana.
"Muchos piensan, desconociendo la historia y desconociendo la carrera de Alicia Alonso, que el éxito y el triunfo se derivan de ese contacto (con la Unión Soviética). No es así. Siempre tuvimos nuestra propia escuela, no seguimos la rusa soviética sino la cubana (...) No negamos para nada el pasado pero no fuimos una sucursal. Siempre mantuvimos nuestra independencia, nuestra metodología de enseñanza", afirmó Simón.
"(Lo hice) con mucha honestidad, pensando que lo teníamos que hacer era lo que sentíamos en el corazón y como nos gustaba", explicó Alonso sobre sus primeras incursiones en el ballet internacional. "El corazón es muy lindo cuando habla de amor, de cariño y de respeto. En el ballet, (el corazón) nos ayuda muchísimo".
"Con los rusos nos llevamos muy bien. Yo me llevo muy bien con ellos, cada cual a su forma. Como con Fidel (Castro): no me meto con nadie, yo me meto con nosotros. ¿Saben un secreto? Me meto con Latinoamérica. No resisto que en Latinoamérica nos metamos los pies", afirmó Alonso.
Alonso atenderá este miércoles a la Universidad de Costa Rica para recibir su doctorado honoris causa. En la actividad, explicó Simón, la prima ballerina assoluta donará algunos libros de teoría de ballet como un gesto simbólico de agradecimiento.
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