Desde hace 10 años, el templo católico del cantón de Cañas, en Guanacaste, se ha ganado piropos de visitantes locales y extranjeros por su singular “atuendo” de mosaicos multicolores.
Sin embargo, el mismo sol que hace brillar los mosaicos los había desgastado y se hizo urgente su restauración.
El artista costarricense Otto Apuy –autor de la obra– trabajó durante dos semanas para devolverle a la iglesia de su cantón natal el brillo y colorido que la hicieron famosa.
Apuy y un grupo de colaboradores restauraron una superficie de 40 metros cuadrados correspondientes a una sección de la fachada y a la torre de la iglesia.
“El sol, la lluvia, la humedad y la contaminación dañaron la obra y algunas piezas ya se estaban despegando. Como esta iglesia se ha convertido en un hito turístico en el cantón, era necesario restaurarla y ponerla bonita otra vez”, comentó el artista.
Orgullo cañero. El “traje” multicolor de la iglesia de Cañas fue confeccionado con la técnica denominada trecandis . “Consiste en quebrar los bloques de cerámica y luego utilizar los pedacitos para realizar la obra de arte a partir de un diseño, en este caso, abstracto”, explicó Apuy.
Para darle forma a su creación el artista utilizó 80.000 fragmentos de cerámica en colores como blanco, azul, verde y café.
“El mosaico es un material que refracta la luz . Conforme la dirección de la luz del Sol va cambiando a lo largo del día, las personas que observan la obra percibirán efectos visuales diferentes según la hora”, detalló el artista.
Las formas abstractas y geométricas en el diseño de la obra realzan los juegos visuales que deleitan al espectador.
“Utilizo figuras geométricas como los triángulos para definir contornos y darle movimiento a la obra”, afirmó Apuy.
Estos fragmentos con formas triangulares son dibujados en los bloques de cerámica y luego cortados con una máquina.
Para rellenar esos contornos, el artista emplea el resto de los trozos de mosaico con tamaños y formas desiguales pues son el resultado de un martillazo en el bloque de cerámica original.
Sin embargo, el diseño también destaca algunos elementos figurativos. El más llamativo es la imagen de san José, patrono del templo.
“ El contorno de la figura es la estructura original fabricada en hierro y data de 1966, año en que se levantó esta iglesia. Lo que hice fue colocar esa gran pieza con la silueta de San José y ‘pintar’ su interior con los trozos de cerámica”, dijo el artista. El segundo elemento figurativo es la estrella, que simboliza la búsqueda de la sabiduría.
“El diseño de esta obra está basado en una reflexión sobre la espiritualidad, del encuentro del ser humano con la naturaleza y el universo”, agregó.
En la cara oeste de la torre del templo –de 30 metros de altura– el artista plasmó un mensaje sobre el encuentro entre lo terrenal y lo celestial. “Una figura similar a un árbol se mueve desde la tierra hacia el cielo y expande sus ramas. El color de la base es café, luego cambia a blanco y por último, azul. Aprovecho las ventanas circulares de la torre y las integro en el diseño”, afirmó Apuy.
Esta restauración artística coincide con la renovación completa del parque – ubicado enfrente del templo– que se inaugurará a principios del 2010.