Juan Santamaría se decidió a quemar el mesón donde se atrincheraban los filibusteros, en Rivas, Nicaragua, como manifestación de amor a una mujer a quien quiso desde que era un niño.
Esta es una versión literaria, que se aparta de la imagen mítica del héroe nacional como aquel humilde soldado alajuelense que dio su vida para salvar a la patria.
Está contemplada en la primera y única novela que se ha escrito sobre Santamaría: El Erizo, obra del autor Carlos Gagini y que se publicó por primera vez en 1922.
Aunque la Editorial de la Universidad Estatal a Distancia (UNED) lanzó una edición en el 2006, no es sino hasta ahora que una investigación académica arroja luz sobre el contenido de esta novela y las posibles razones de que pasara inadvertida.
Se trata de la tesis de grado Análisis del discurso histórico y el modelo literario en El Erizo, de Carlos Gagini, elaborada por Francisco Espinoza y Allan Morales, de la Escuela de Literatura de la Universidad Nacional.
La investigadora Margarita Rojas, coordinadora del estudio, confirmó a La Nación que la primera vez que se publicó el El Erizo fue en una edición “aumentada” de la novela más famosa de Gagini: El árbol enfermo .
“Al ser editadas juntas, es posible que nadie se fijara en esta novelita por estar ahí escondida”, consideró Rojas.
¿Censurada? La investigación de Espinoza y Morales sugiere que la verdadera razón para que la obra fuera ignorada fue su polémico contenido. “Es una novela histórica breve y muy bien escrita, pero ofrece una versión no oficial de la gesta heroica de Juan Santamaría”, opinó la investigadora.
Gagini era un intelectual completo, un escritor muy culto que conocía al dedillo la historia de Costa Rica. “El relato se apega a los acontecimientos históricos y a los personajes que intervinieron en la Campaña de 1856. Gagini nunca niega el heroísmo de Juan Santamaría, pero agrega un detalle paralelo al discurso oficial: una historia de amor”, agregó la especialista.
Según el autor, Juan Santamaría se atrevió a quemar el Mesón solo para demostrar su heroísmo frente a María, la mujer que amaba desde su infancia. María rechazó a Juan por ser un ‘don nadie’.
A ella la deslumbraban los hombres valientes, los verdaderos patriotas como el general Cañas, su amor platónico.
La novela cuenta incluso que Juan intentó asesinar a Cañas de madrugada, pero el militar lo perdonó y lo dejó partir a Rivas donde consumó la hazaña heroica.
Gagini describe en El Erizo su propia versión de la escena de la muerte de Juan: “ María, bañada en lágrimas, arrodillada al lado de Juan, levantó la cabeza del héroe expirante y depositó en su frente un largo beso que él pagó después con su postrer sonrisa”.
La narración de los hechos es cronológica: se inicia en 1856 cuando las tropas costarricenses se reúnen en Alajuela y parten con rumbo a Rivas para defender al Istmo de la invasión filibustera encabezada por William Walker.
Mujer de hierro. La investigación también revela la importancia del personaje femenino en la novela de Gagini. María es una mujer de armas tomar y esa es precisamente la cualidad que admira en los varones. Ella se incorpora al ejército costarricense disfrazada de hombre para resguardar el honor familiar, luego deque su hermano gemelo abandonó las filas.
En el ejército, Juan descubre a María y se da cuenta de la predilección que ella tiene por los soldados valerosos.
El relato amoroso que plantea el escritor Gagini llega a un final no muy gratificante y algo ambiguo. “La novela finaliza en 1891 con una escena en la que una anciana llorosa y vestida de luto se acerca al monumento a Juan Santamaría en Alajuela y le da un apasionado beso a la estatua”, contó Rojas.
Carlos Gagini nació en 1865 y falleció en 1926. Su aporte a las letras costarricenses fue extenso.