Al inicio de Wendy and Lucy (2008), vemos a Wendy (Michelle Williams) caminar por algún bosque de Oregon, cerca de las vías del tren. Escondida tras unos árboles, espía a un grupo de personas iluminadas apenas por las llamas de una hoguera. Creemos comprender su desconfianza, pues la cámara nos muestra una serie de jóvenes andrajosos e intoxicados, claramente marginales. Después nos daremos cuenta de que su temor es de otra naturaleza. Conforme Wendy busca mantener sus pocas pertenencias y los tenues lazos afectivos que le dan alguna certeza, ese temprano encuentro parece más bien ser un espejo de su propia vida, cada vez más precaria.
Al igual que Wendy, vislumbramos tras los paisajes de las películas de Kelly Reichardt una imagen de Estados Unidos marcada por el desencanto, la otra cara del “sueño americano”. Sus pequeñas historias de personajes perdidos en el camino, narradas con recursos mínimos y sin asomo de artificio le han ganado un importante reconocimiento como una de las voces más claras y reconocibles del cine independiente norteamericano.
En 1994, Kelly Reichardt estrenó su primer largometraje River of Grass . Cargada con un particular sentido del humor, nos cuenta la historia de Cozy, una ama de casa, quien deja a su familia y se fuga con un bueno-para-nada local tras posiblemente cometer un crimen. Algo así como un Bonnie & Clyde de la generación X, empujados a la huida más que nada por la apatía y la inercia. En varias entrevistas la ha descrito como “Una road-movie sin el camino, una historia de amor sin el amor, una historia de crimen sin crimen”. No es antojadizo que Reichardt haya decidido regresar a su natal Florida para filmarla. Audaz y cruda, la película muestra ya una mirada inclemente sobre la vida suburbana estadounidense y el violento deseo de escapar de ella.
A pesar de ser recibida relativamente bien, Reichardt tuvo que enfrentarse a una industria que desconfiaba de apostarle a los proyectos de directoras mujeres. Debió esperar varios años, ver caerse varios proyectos, vivir en casas de amigos y eventualmente conseguir otros trabajos, hasta para poder filmar su segunda película.
Transformaciones.
En Old Joy (2006), Mark (Daniel London) se deja convencer por su amigo Kurt (Will Oldham) de partir en un repentino paseo en busca de unas aguas termales en los bosques de Oregon, a pesar de que está pronto a convertirse en padre. Kurt, quien a su vez está al borde de quedarse sin casa, intenta reconectar hablándole de fiestas, teorías místicas del universo y experiencias new age. Sobre un reciente retiro en Ashland afirma insistente "Estoy transformado, estoy en un lugar completamente nuevo", lo que recalca sin condena ni nostalgia la distancia que se ha establecido entre las vidas que quisieran tener y la que cada uno decidió llevar.
La larga década entre la primera y segunda película de Kelly Reichardt fue también una de replanteamientos y de explorar otras posibilidades narrativas. Sus trabajos de esos años, hechos con los mínimos recursos (el mediometraje Ode y unos cortometrajes realizados en formato Super 8), le permitieron desarrollar un estilo personal, minimalista y evocador.
Es en este momento cuando podemos hablar de la consolidación de Reichardt como una directora/autora de cine independiente. No únicamente en el sentido de una estética o una sensibilidad en sus historias sino de una dinámica de trabajo, con recursos limitados y fuera de los caminos prefabricados de la industria. La directora no idealiza esta decisión, en una entrevista con IndieWire manifestó "hace tiempo pensé que si ella no me quería, yo no quería ser parte de ella, y tuve que buscar mi propio camino para hacer películas, pero no he logrado ganarme la vida haciéndolo".
El resultado ha sido una serie de largometrajes que si bien se mantienen en las márgenes de los circuitos comerciales, han ido acumulando el prestigio y la consistencia de una visión clara y ferozmente autónoma. A los ya mencionados Old Joy y Wendy and Lucy , se suma Meek’s Cutoff (2011) que ha sido llamado un “ western feminista”, el “ thriller ecológico” Night Moves (2013) y su más reciente película Certain Women basada en los relatos cortos de Maile Meloy.
También le ha permitido establecer vínculos con colaboradores recurrentes en sus proyectos como el director Todd Haynes, quien produce sus películas y el cantante Will Oldham. A pesar de sus bajos presupuestos, varias figuras reconocidas del cine se interesan por participar en sus proyectos y dejarse dirigir por su particular mirada. Tal ha sido el caso de Michelle Williams, Jesse Eisenberg, Laura Dern y Kristen Stewart.
Indignación.
En Meek’s Cutoff seguimos a varias familias de colonos a mediados del siglo XIX que intentan cruzar una cordillera para alcanzar la costa oeste de los Estados Unidos mientras el petulante guía del grupo se niega a admitir que ha perdido la ruta. Con su estilo observacional Reichardt pone la atención en los trabajos y dificultades constantes del camino y los fluctuantes vínculos y tensiones al interior del grupo. Pero sobre todo pone su atención en Emily (Michelle Williams de nuevo) quien en este contexto hostil debe tomar fuerza y cuestionar la situación en la que están.
Hay una importante sensibilidad antisistema en los personajes de Reichardt y en ellos se evidencia la desconfianza en la idea complaciente de la familia burguesa, ante los roles normativos de género, la indignación ante los problemas ambientales. No es de extrañar, según contó en una entrevista con The A.V. Club , que a menudo reclamara a sus estudiantes de cine en el Bard College “¿Dónde está la furia en tu película? Deberías estar enojado… Yo no vivo sintiéndome miserable, pero no puedo dejar de estar indignada. Hay que tener algo de insatisfacción para poder hacer preguntas, o por lo menos reconocer la complejidad y caos del mundo”.
Sin embargo sus películas no tienen una “agenda” ideológica. Night Moves , por ejemplo se preocupa por la tensión entre moral y lealtad al interior de un grupo de ecologistas radicales, sin ofrecer respuestas fáciles. Reichardt está más interesada en explorar el esfuerzo cotidiano de las personas comunes y las relaciones de poder en situaciones ordinarias, dejando espacio para el cuestionamiento y la incertidumbre. En este sentido el cine de Reichardt se acerca al de otros referentes del cine social –desde el neorrealismo italiano hasta los hermanos Dardenne– quienes también han colocado lo político firmemente en el espacio de las interacciones personales.
Las historias que nos narra son muy sencillas, compuestas de instantes o pequeñas dificultades que toman su tiempo en hacerse evidentes. No sorprende que varios de sus guiones se basen en relatos cortos. En ellas, su mirada crítica está siempre en contrapunto con momentos sutiles de gran humanidad, pequeños gestos que restauran la dignidad de los personajes, silencios que mantienen un sentido de misterio y, de esa forma, dejan caminos abiertos para que regresemos a ellos una vez que ruedan los créditos finales.
En el Costa Rica Festival Internacional de Cine se presentará Certain Women (2016), además de: Night Moves (2013), Meek’s Cutoff (2010), Wendy and Lucy (2008), Old Joy (2006) y River of Grass (1994). El festival será del 8 al 17 de diciembre.