¿Qué le parece almorzar con chayotes rellenos de pollo de Cartago, un picadillo de chicasquil con cerdo de San José o una torta de camarón de Puntarenas?
Para que no se atragante, se puede bajar la comida con una horchata de tiquizque de Alajuela y, si le quedó campo para el café, tal vez se le antojen unas rosquillas de novios de Guanacaste o un budín “tropical yuca” de Limón.
La cocina tradicional costarricense es una fiesta de sabor, sazón y sabiduría popular que cobran forma en una variedad de exquisitos platillos y bebidas.
La marca Sabores editó una publicación especial, titulada “La cuchara de la abuela”, que recopila 60 recetas originales de la cocina tradicional costarricense.
Ensaladas, sopas, platos fuertes, picadillos, pasteles, repostería, postres y bebidas de las siete provincias de Costa Rica desfilan por las 130 páginas de esta revista para tentar el paladar.
Según explicó el director editorial de
Esta edición especial está dedicada a la investigadora Yanory Álvarez (q.d.D.g.), quien coordinó dicho certamen desde el 2001.
“A los ticos les gusta mucho su comida, y una de las principales ventajas de la cocina costarricense es que la mayoría de los ingredientes se pueden conseguir frescos en cualquier época del año. Todas las recetas publicadas fueron probadas en el estudio de
“La cocina tradicional es un conjunto de saberes y sabores propios de la herencia cultural costarricense, transmitidos de generación en generación, principalmente de madres a hijas”, explicó Fernando González, antropólogo del Centro de Patrimonio.
González destacó el aporte de las raíces culturales europeas, indígenas y africanas tanto en los ingredientes como en el modo de preparación de los platillos.
De acuerdo con el experto, la cocina indígena nos heredó maíz, frijoles, yuca, pejibaye, tomate y ayote, entre otros. El legado culinario español se refleja en el trigo y otros cereales, así como en la carne de res, cerdo, ganado, pollo y los lácteos. Los sabores de origen afrocaribeño fascinan en platillos como el
Nuestras abuelas eran maestras en el arte de aprovechar, de manera muy creativa, los regalos de la naturaleza como plantas y animales. Cada región tiene, además, su sello. “En términos generales, Guanacaste se caracteriza por las preparaciones a base de maíz, y en el Valle Central hay una mayor tendencia a la elaboración de picadillos de diversos vegetales, tallos y frutos. En la zona costera del Pacífico predominan las recetas a base de pescado y otros productos del mar. En el Caribe, la herencia afrocaribeña se refleja igualmente en el ámbito gastronómico”, dijo González.
La edición especial “La Cuchara de la abuela” se puede adquirir por ¢3.500 en los principales supermercados del país, en todas las agencias de Grupo Nación y en los puestos al pregón.