Yazmín Ross / yazmin@papayamusic.com
La vivencia colectiva de los limonenses y de muchos viajeros de Costa Rica que pasan por Puerto Limón está asociada al Black Star Line, un edificio de madera pintado de verde encendido. Ese edificio se ha derrumbado y se ha vuelto a edificar en la misma esquina y siempre ha oscilado entre realidad y ficción, ya que de todos los nombres históricos que le correspondían (Liberty Hall, UNIA), los limonenses eligieron el más sugestivo, el que alude a una utopía que se propagó en barcos de papel: la mítica compañía naviera fundada por los inmigrantes afrocaribeños, bajo el liderazgo de Marcus Garvey.
Hay varias capas de memoria conectadas a ese lugar, pero muy pocas se remiten al sentido original que le dio vida en 1922, ya que en los diversos proyectos de funcionamiento siempre quedó pendiente la parte educativa, dotarlo de contenidos que tiren un ancla sobre esa memoria: una biblioteca, un centro de documentación, e incluso algo más modesto pero muy eficaz como imágenes en sus paredes que evocaran la importancia y el significado de ese sitio, sin dejarlo todo en manos de la trasmisión oral.
Lo que fue consumido por el fuego el 29 de abril de este año no fue el edificio original, sino una réplica construida en los noventa, luego de que fuera declarado Patrimonio Cultural. La tarea de edificar esa segunda versión fue emprendida por el barbero Alfred Henry King, más conocido por los costarricenses por impulsar los carnavales de Limón que por dirigir lo que quedó del movimiento de Garvey en esa provincia.
La primera época
En principio, el Black Star Line fue edificado para albergar la sede número 300 del Universal Negro Improvement Association (UNIA), Asociación para el Mejoramiento del Negro. Pero esto no dice nada si no se explica el estrecho vínculo que Garvey tuvo con Limón. El líder jamaiquino vino aquí en 1910 a foguearse como dirigente y agitador social en el enclave bananero creado por la United Fruit, antes de convertirse en el líder del primer movimiento de masas entre los descendientes africanos dispersos por todo el mundo.
Garvey nació en 1887 en Saint Ann´s Bay, la misma bahía donde quedó varado Cristóbal Colón en su cuarto viaje, luego de circunnavegar la costa centroamericana; la misma que vio nacer a Bob Marley, el astro del reggae , quien retomó muchos de los postulados de Garvey en sus canciones, y los hizo circular dotándolos de un misticismo que los discursos políticos jamás habrían logrado.
La historia no lo tiene tan visualizado como a otras figuras como Nelson Mandela, Patrice Lumumba, Leopold Senghor, Martin Luther King, CarlMichael o Malcolm X. Sin embargo todos ellos le deben algo a Garvey, promotor del Back to Africa Movement .
Mucho antes de que existieran los medios de comunicación masiva y la propaganda a escala planetaria, Garvey logró encender la imaginación de 6 millones de seguidores valiéndose de barcos adquiridos colectivamente por los peones bananeros: los barcos del Black Star Line; barcos que eran verdaderos panfletos flotantes.
La segunda época
La estela del Black Star Line puede rastrearse en miles de anécdotas y lazos afectivos asociados a la vida cotidiana, las fiestas, y los eventos de la comunidad. Era un salón multiuso, un edificio comunitario con un restaurante caribeño y locales comerciales, que se prestaba, se alquilaba o cedía para graduaciones, actividades sociales, reuniones políticas, presentaciones de los coros de las Iglesias protestantes. Ante todo, era el punto donde se reunían los sobrevivientes y seguidores del UNIA.
El Black’s siempre deslumbró a las miradas externas que pudieron presenciar los fastuosos bailes de gala del grupo Nefertiti con indumentaria africana, los desfiles del 31 de agosto celebrando el día de la Negritud, los conciertos memorables con Mighty Sparrow, la Steel Band de Barbados y otros despliegues de esa cultura afrocaribeña tan conectada a las islas.
Ocasionalmente funcionó ahí una escuela de inglés y una de calypso, pero también es cierto que muchas veces parecía una discoteca donde no se podia aspirar a escuchar otra cosa que no fuera reggaetón , mientras Alfred King dormitaba en su barbería.
Reconstruir un sueño
¿Qué importancia tiene esta historia para los costarricenses? ¿Y qué sentido de pertenencia puede generar un edificio, una esquina, para los limonenses del siglo XXI que se encuentran atrapados entre el espejismo de un megapuerto y el embate de la violencia callejera y la inseguridad provocada por el tráfico de drogas, que degrada la juventud y el tejido social?
Rebuild a dream (Reconstruir un sueño) es el lema que han adoptado las instituciones, personalidades y demás organizaciones que impulsan la reconstrucción del Black Star Line en el 2016. Esta vez parece que el compromiso de darle una tercera vida viene del más alto nivel y el problema, posiblemente, no será de fondos.
Pero en definitiva es importante crear un consenso entre las autoridades de gobierno y la comunidad, antes de diseñar la obra para que parta de un concepto muy definido: ¿un museo? ¿Un centro de documentación y de enseñanza? Un sitio vital que contemple todo lo que ha sido anteriormente, pero también donde se formen niños y jóvenes, se realicen visitas guiadas, se organicen conferencias, se proyecten videos y se genere una cultura interactiva y dignificadora, tal como ocurre con el Liberty Hall de Kingston, Jamaica.
En el 2005, cuando fui a Jamaica a presentar el documental El barco prometido y La flota negra , novela que recoge la aventura naviera de Garvey, los jamaiquinos estaban sorprendidos de que en Limón hubiera una sede aún en funcionamiento del UNIA y numerosos pobladores con una memoria tan viva.
En ese momento el Liberty Hall de Kinsgton era un galerón desolado donde había algunos jugadores de dominó. En poco tiempo, se emprendió el proyecto de reconstrucción y se creó el Liberty Hall The Legacy of Marcus Garvey, un imán cultural que ahora trabaja estrechamente con la comunidad educativa, académica y artística de Jamaica.
¿Qué sueño se quiere reconstruir en Limón? Naturalmente no el de un retorno al África, ya que ese postulado siempre hubo que explicarlo en su sentido metafórico: no se trata de un retorno físico sino una dignificación racial reivindicando el lugar de procedencia. Los afrocaribeños forman la tercera raíz de la identidad costarricense y esa identidad se enriquece y se transfigura en el tiempo con las relaciones entre los diferentes grupos étnicos y los procesos integradores que impulsa una nación.
Encontrar sitios donde esa identidad pueda compartirse y generar un sentido de pertenencia y de enriquecimiento cultural, que pueda incluso contemplar un proyecto gastronómico más abarcador, de rescate de platillos y de tradiciones, es lo que los futuros habitantes del megapuerto desearían disfrutar y ofrecer a los visitantes.
Yazmín Ross es periodista, editora y autora de la novella ‘La flota negra’ y del documental ‘El Barco Prometido’, dirigido por Luciano Capelli.