La historia de Clara comienza en una noche oscura y sin luna. Ese paisaje, tan mudo e iluminado tan solo con unas chispas de fuego, habla mucho del universo desarrollado por el escritor Rod Saturnine.
Ese imaginario místico se aleja mucho de las características usuales del género fantástico: las sirenas, dragones y especies desconocidas por los humanos no son sinónimos de utopía o idealismo, sino que son terreno de dudas, desiertos emocionales y locaciones inciertos.
¿Por qué desarrollar un relato que pareciera desolador en un mundo estéticamente hermoso? Rod Saturnine comprende las implicaciones de esa decisión, asegurando que su historia es una de esperanza.
Todos los mitos unidos
La luz al final del mundo se adentra en el relato de Clara, una gitana de tan solo 17 años que tiene un padre muy particular: La Muerte. Su antecedente biológico la sitúa en un estrato completamente inédito para la sociedad: no es humana pero tampoco es un ser espiritual a plenitud.
Clara no recuerda su pasado y, tras ser rechazada por el mundo espiritual, debe abrirse un nuevo camino.
Este camino trazado es la primera novela publicada por Rod Saturnine, y aparece como el primer tomo de una trilogía fantástica. Tras más de siete años de construir un universo, Saturnine decidió hacer pública su creación.
“Ese universo es, para mí, la forma en la que yo me expliqué cómo se unían los mitos y las distintas religiones del mundo, a través de los puntos que tienen en común, que son demasiados. El principio moral de todas las religiones se une por el amor y es importante recordarlo”, confiesa Rod Saturnine.
Para el escritor, fue necesario plantear una comunión entre las distintas creencias, de la misma manera en la que Clara necesita ser comprendida por su entorno.
“Cuando Clara empieza a ser parte del mundo, descubre que no es tan brillante como ella creía. Es curioso porque yo me puse a a pensar que si el mundo real tiene partes feas, es muy probable que el mundo espiritual también tenga lados negativos como el odio y el rechazo”, asegura.
Esa no es la única subversión que se plantea en el libro. La figura de La Muerte no cae en el estereotipo de un ser maligno, sino que es comprensivo hacia su hija.
“Esa también es una manera de darme una tranquilidad para mí, porque yo le tenía mucho pánico a la muerte antes de terminar el libro”, dice entre risas el escritor, quien asegura que la escritura de la novela resultó como una catarsis personal.
Resonancia inesperada
La luz al final del mundo se publicó en diciembre anterior y, para sorpresa del escritor, se comenzó a correr la voz de su historia.
Para Rod Saturnine, los temas de la novela calaron en el panorama costarricense por mera casualidad, ya que fue una historia que comenzó a gestarse hace diez años.
“Hay mucha temática de discriminación en el libro. A pesar de que la novela está ambientada entre 1929 y 1939, hay muchos ecos con la actualidad del país: la discriminación, la ausencia de derechos humanos, la desigualdad para la mujer, lo que debe lidiar algo con su naturaleza… Mi idea principal era crear una heroína con la que la gente pudiera identificarse, pero también terminó siendo mucho más”, dice Saturnine.
La popularidad del libro también le sorprendió al escritor debido a su género: la fantasía. Según su criterio, existe mucha literatura fantástica en Costa Rica que podría alcanzar mayor popular.
“Yo no defino mi obra porque para mí es muy importante que la gente tuviera su propia experiencia, algo que permite el género. La fantasía es algo que viene creciendo acá y estoy muy feliz de que la gente lo haya recibido y sea un alimento para la imaginación”, dice.
Rod Saturnine se prepara para publicar una novela corta en la próxima Feria Internacional del Libro. La segunda entrega de la trilogía que comienza con La luz al final del mundo se publicará a finales de año.
"Mi idea es llevar esta historia a un universo gigante. Me gustaría publicar más libros en los que, a pesar de que no se mantengan los mismos personajes, se entienda que todo ocurre en un mismo mundo donde hay cosas que deberían hablarse y resolverse con unión entre las personas", finaliza.
El libro se puede conseguir en Librerías Lehmann y Librerías Universal. La novela cuesta ¢13.800.