De lejos, parece: es original; de cerca, no hay duda: es copia.
En el mundo de las consolas de videojuegos, existe un universo paralelo de clones: cada una tiene, al menos, un par que la imita en aspecto y tipografía.
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De estas, la Polystation –la imitación de la PlayStation de la Sony– es la reina indiscutible de los aparatos clonados.
La ‘Poly’ tiene varios nombres: PS-Kid, Game Player, Extra TV Game, Play and Power y FunStation son algunas de los nombres.
Se puede decir que más allá de un plagio del producto del gigante electrónico del Japón, este aparato chino es ahora una línea consolas de imitación.
Presente. La Nación pudo comprobar en un recorrido por locales en el centro de San José que esta marca es infaltable.
No es raro que comparta vitrina con artefactos similares u originales.
En oportunidades –como dijeron algunos de los empleados consultados para esta nota– los clientes la solicitan con frecuencia y de una vez. Tampoco es raro que compren sin fijarse
“Se vende mucho, sobre todo por el precio. Muchos la compran porque así se la dan a los carajillos para que ‘la hagan leña’ y así no echan a perder”, explicó Bryan, quien trabaja en una tienda cercana a las paradas de Tibás.
Ninguna de las Polystation ofrecidas en las tiendas visitadas sobrepasa los ¢6.000.
Otro punto que ayuda en la “popularidad” también tiene que ver con el bolsillo: los casetes no pasan de ¢600 y a ninguno le falta la estrella: Mario Bros.
Además, los cartuchos siempre apiñan más de un juego: casi siempre prometen cientos.
Los consultados apuntaron a una característica: no están hechas para durar. Con la Polystation la palabra desechable se entiende con toda propiedad.
“Es el clon de un clon. No dura mucho. Hay otros clones que son mejores”, comentó la dependiente de tienda cercana al parque Central, quien no dio su nombre.
Sin embargo, la Polystation ahí está: por barata y porque se parece mucho a la que imita.