Iván Molina Jiménez ivan.molina@ucr.ac.cr
Con la clausura de la Universidad de Santo Tomás (18431888) , la única instancia de enseñanza superior que permaneció abierta en Costa Rica fue la Escuela de Derecho. Posteriormente, se fundó la Escuela de Farmacia (1897) y, más tardíamente, la Escuela Nacional de Agricultura (1926).
Entre finales del siglo XIX e inicios del XX se crearon la Escuela Nacional de Bellas Artes (1897), la Escuela de Obstetricia (1899), la Escuela Normal (1914), la Escuela de Enfermería (1917) y la Escuela Nacional de Ciencias (1932), pero ninguno de esos establecimientos, durante la mayor parte del período anterior a 1940, exigía el bachillerato en la segunda enseñanza como requisito indispensable de ingreso.
Por este motivo, cuando se fundó la Universidad de Costa Rica (UCR) en 1940, fue constituida con unidades de desigual condición académica: unas de carácter universitario y con alguna tradición en el campo de la investigación, como Derecho, Farmacia y Agricultura, y otras más próximas a los actuales diplomados parauniversitarios. De hecho, la formación de docentes para primaria, llevada a cabo por la Escuela de Pedagogía (antigua Escuela Normal), se mantuvo como una carrera de apenas dos años de duración hasta comienzos de la década de 1970.
Financiamiento. En los primeros decenios del siglo XX, Derecho y Farmacia se financiaban todavía con los fondos que habían pertenecido a la Universidad de Santo Tomás (los cuales quedaron a cargo del Estado) y con lo que cobraban a sus estudiantes, especialmente por concepto de matrícula. Este modelo de financiamiento varió al crearse la Escuela Nacional de Agricultura, cuyo sostenimiento principal corrió por cuenta del Poder Ejecutivo.
Tal innovación se extendió a Derecho y a Farmacia al finalizar la década de 1920, luego de un colapso en los ingresos de esos dos establecimientos de enseñanza superior. La inversión en la enseñanza universitaria, medida en dólares de 1970, se redujo de 18 centavos por habitante en 1909, a 5 centavos en 1927, y se elevó de nuevo tres años después (un mínimo de 17 centavos).
Durante la crisis económica mundial del decenio de 1930, dicha inversión volvió a disminuir, y únicamente se recuperó de manera sostenida a partir de la fundación de la UCR . En efecto, los recursos públicos dedicados a la educación superior pasaron de 19 a 58 centavos de dólar por habitante entre 1941 y 1949.
Ya en esos años, las autoridades universitarias procuraron asegurar el crecimiento del presupuesto de la UCR, por lo que empezaron a plantear que debía representar, como mínimo, 10 % de todas las erogaciones del Ministerio de Educación Pública (MEP). Dicha reivindicación fue introducida en la Constitución de 1949.
Estudiantes. En 1941, la UCR tuvo una matrícula de 740 estudiantes, cifra que subió a 1.552 alumnos en 1949. Aunque en términos absolutos la inscripción más que se duplicó, apenas ascendió de 1,3 % a 1,8 % de la población de 18 a 24 años.
Tal contraste no se explica tanto porque la UCR restringiera el ingreso en esa etapa temprana de su existencia institucional, sino por el limitado número de colegios que había en el país, por lo que era muy pequeña la proporción de jóvenes con bachillerato de secundaria (requisito indispensable para cursar estudios universitarios).
Fue solamente en la década de 1960, en el contexto de una expansión sin precedente en el número de bachilleres de secundaria, cuando la UCR estableció el examen de admisión como una forma de responder a ese incremento en la demanda.
Aproximadamente un tercio de todas las personas que estudiaron en la UCR en la década de 1940 eran mujeres, la mayoría de las cuales estaban inscritas en la Escuela de Pedagogía.
Ya en esa época, las carreras de Educación, Ciencias Sociales y Artes y Letras concentraban la mayoría de los estudiantes (65 %), mientras que Ciencias Básicas e Ingenierías atendían a una proporción minoritaria de los alumnos (21 %). No se conoce el origen socioeconómico de esos estudiantes, aunque un porcentaje importante de quienes estaban inscritos en las escuelas de Pedagogía y de Letras y Filosofía provenía de hogares de recursos bastante modestos.
La presión por más becas pronto dejó su huella en los montos captados por la UCR por pago de matrícula, que disminuyeron de 17,8 % a 6,1 % de todos los ingresos de la institución entre 1942 y 1949. Tal descenso se debió a que aumentó la cantidad de alumnos exceptuados de pago (casi un 30 % en 1948), pero sobre todo a que la UCR consiguió incrementar sus otros ingresos.
Profesores. En esos años iniciales, el cuerpo docente de la UCR era predominantemente masculino ya que las mujeres representaban apenas un 7 % de los 131 académicos que laboraban en la institución en 1942. Sin embargo, al finalizar la década de 1940, su participación se había elevado a entre 10 % y 12 %.
La fuerte presencia masculina se explica porque las dotaciones de los profesores universitarios eran similares a las de los docentes de secundaria mejor pagados, pero impartían menos horas lectivas. Un profesor de la UCR que laboraba a tiempo completo devengaba ¢ 450 mensuales. Entre 1942 y 1948, esos salarios descendieron, en términos reales, de 191 a 129 dólares de 1970.
Dado ese deterioro, poco sorprende que únicamente un tercio de los profesores laborase a tiempo completo con la UCR. El resto combinaba la enseñanza universitaria con otras actividades en los sectores público y privado. Esto último era muy frecuente en el caso de quienes ejercían profesiones liberales, como los abogados.
Una proporción considerable de los docentes provenía de las instituciones de enseñanza que existían antes de 1940 y que fueron integradas en la UCR, pero también hubo un desplazamiento de algunos de los mejores docentes de secundaria hacia la educación superior, como fueron los casos de los profesores Carlos Monge Alfaro y Rafael Obregón Loría, entre otros.
Administración. La burocratización de la UCR fue bastante limitada durante el decenio de 1940: había un funcionario no docente por cada dos profesores.
Tal situación se explica porque, aunque la institución realizó algunas actividades de investigación y de acción social ya en ese decenio, la estructura administrativa permaneció pequeña y poco diversificada, y estaba fundamentalmente al servicio de la docencia.
Organizada democráticamente, la UCR desde un inicio promovió y facilitó la participación de profesores y estudiantes en la toma de decisiones y en la elección de sus autoridades.
En tales circunstancias, se comprende que la institución no quedase al margen de la polarización política que experimentó el país durante la década de 1940.
Entre 1940 y 1965, pese al crecimiento y la diversificación que experimentó, y a los cambios introducidos por la reforma de 1957, la UCR mantuvo muchas de sus características iniciales, propias de la mayoría de las universidades occidentales antes de 1950.
De 1965 en adelante, a medida que la matrícula comenzó a expandirse, la institución debió modernizarse rápidamente para dar respuesta a las nuevas demandas de la sociedad costarricense en general, y de sus estudiantes y profesores en particular.
Hacia finales del decenio de 1970, poco quedaba ya de esa primera UCR, fundada en 1940, cuyo 75.° aniversario se cumplirá este miércoles 26 de agosto.
El autor es historiador y miembro del Centro de Investigación en Identidad y Cultura Latinoamericanas de la UCR. El presente artículo sintetiza algunos aspectos de su libro ‘La educación en Costa Rica de la época colonial al presente’.