Una línea roja pintada recientemente sobre algunas aceras y en un tramo de la Avenida Central, en el centro de San José, ha provocado todo tipo de reacciones, tanto de los peatones como de expertos. Tal es el caso del arquitecto, especialista e investigador de la ciudad de San José, Andrés Fernández, quien considera que este proyecto dañó el patrimonio.
La raya, hecha con pintura, comienza en el hotel Holiday Inn; continúa por la acera oeste del Parque Morazán; toma calle 5, pasando frente al Cine Variedades, y dobla a la derecha sobre la Avenida Central hasta la fuente que se ubica al noroeste de la Plaza de la Cultura. En ese punto la línea roja se desvía hacia el sur hasta llegar a la entrada del Gran Hotel Costa Rica.
Al parecer, este es un proyecto conjunto entre la Municipalidad de San José y actores del sector privado y tendría por objetivo conectar los hoteles de la ciudad para darle mayor seguridad a los turistas.
Jaime Figueres, uno de los impulsores de la iniciativa, explicó por medio de Twitter que este proyecto se viene trabajando desde el 2020 y que “el proyecto viene de la sociedad civil con ayuda de los comercios locales” y que la Municipalidad “tras muchas críticas, está ayudando desde todos los departamentos para que se logre. Costa Rica solo crece si sumamos y sumamos, no con estas actitudes mediocres”.
“La ruta conecta hoteles de San José por una sencilla razón: tienen seguridad y lobby abierto 24/7. Estos hoteles ayudan a ‘atajar’ personas que se sienten inseguras, están siendo acosadas o necesitan ayuda en general. Centralizar el flujo peatonal permite que los comercios abran más tiempo (hay un incentivo). Se les pide a cambio aportar iluminación, arborización y mejor manejo de desechos; además de facilitar la cobertura policial”, explicó.
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El trazado incluye la acera de la Casa Jiménez de la Guardia y del edificio Maroy, que son propiedades declaradas patrimonio histórico arquitectónico, y fueron construidas en 1905 y 1923, respectivamente.
Si bien la acera como tal no está cubierta dentro de la declaración de patrimonio de esos inmuebles, Fernández es enfático en que existe “un daño directo a un bien patrimonial”.
“Estás actuando literalmente contra la ley. Se me puede objetar que la acera no está declarada patrimonio, pero no todos los bienes de valor patrimonial están declarados patrimonio; y en este caso hay un elemento esencial: tanto el Maroy, como la casa Jiménez de la Guardia están declarados patrimonio y por lo tanto la acera, con su valor histórico, puesto que se trata de piedra no una acera de adoquín o de concreto, adquiere un valor conjunto o de acompañamiento”, explica el arquitecto experto.
De acuerdo con Fernández, esa acera en específico ya tienen más de un siglo. Su fecha exacta puede variar, pero fue construida entre finales del siglo XIX y principios del siglo XX, porque se hizo junto con la antigua Biblioteca Nacional (que abrió al público a finales del sigo XIX), la cual se encontraba al frente del edificio Maroy (fue demolida).
Esta es una acera hecha en piedra que tiene ángulos rectos. Al frente es plana y por debajo está diseñada de forma tal que pueda montarse sobre la capa de tierra donde va. Es una roca de andecita, un tipo de granito criollo de mucha resistencia y que es relativamente fácil de trabajar. Fernández detalla que mientras en los pueblos se usaba laja, en las cuatro principales ciudades del Valle Central se utilizaba este material para construir aceras.
“Ya van siendo pocas aceras las que quedan con ese material. Particularmente ese sector donde está el Maroy, en la Casa Jiménez de la Guardia y al frente donde estuvo la Biblioteca Nacional les queda esa acera, y uno las ve y son completamente distintas a una acera de concreto.
“Son fragmentos muy valiosos de historia por los que pasamos todos los días y no nos damos cuenta, entonces en vez de ponerle una raya alguien debería ponerle un rótulo diciendo que el edificio es patrimonio y de paso unas letras que digan: ‘fíjese en la acera, porque también es una belleza’. Pero no”, enfatiza.
Fernández añade que debido a que se violentó la acera como tal, ahora necesitará un proceso de restauración y que, en dado caso, se debe verter ácido para quitar la pintura.
“Eso no es una simple limpieza. Estás afectando de manera directa el patrimonio histórico arquitectónico de la capital por el que la municipalidad debería velar. La municipalidad se quita el tiro porque la ley sólo obliga al centro de patrimonio, pero las municipalidades son las llamadas, por el mismo Código Municipal, a cuidar de la educación y de las artes en su jurisdicción y el patrimonio es parte esencial de la cultura misma de un cantón. Entonces, la municipalidad está incurriendo en este caso claramente en un atropello en contra del patrimonio”, resalta.
Además, el arquitecto comenta que la línea que pasa por el lado oeste del Parque Morazán, construido en 1887, también afecta el paisaje.
“Es que es el Parque Morazán, o sea, es un sitio icónico culturalmente hablando de la capital, ¿como vas pintarlo? Es que no hay respeto por la estética urbana”, comenta.
Por medio de redes sociales, algunos regidores municipales se manifestaron sobre el proyecto, el cual al parecer desconocían. Tal es el caso del regidor Diego Miranda, por la Coalición San José, quien afirmó en Twiter que había recibido varias quejas de josefinos al respecto.
“En este caso, lamentablemente en el Concejo Municipal no recibimos insumos desde la alcaldía para conocer a fondo la propuesta y simplemente amanecimos con quejas de vecinos y vecinas, incluso denuncias sobre un posible daño al patrimonio. Ya consultando dentro de la municipalidad hay versiones encontradas, lo que deja ver la falta de una política institucional coordinada para impulsar el proyecto y una campaña informativa de cara a la gente que transita por San José”, publicó.
Rojo: peligro
El arquitecto Fernández agrega que sumado al daño a la acera centenaria, los encargados del proyecto optaron por un color rojo, que contrario a dar seguridad, es señal de peligro.
“El rojo es un color con el que hay que tener cuidado, porque es un color de alerta. En la psicología del color, el rojo es peligro y esa psicología del color es básica para cualquiera que estudia Bellas Artes y Arquitectura... por eso es que el: ‘no pase’ en el semáforo es en color rojo.
“Es una chambonada desde todo punto de vista. Es decir, si lo vas a hacer, lo pudiste haber hecho en amarillo, más aún si se trata de seguridad en turistas. Y ¿por qué no lo haces con adoquines de textura como ha hecho la UCR y San Pedro para las personas no videntes? Eso si es un aporte a la convivencia y a la inclusión”, dice.
Además, afirma que en todo caso, si se quería construir una línea roja, los encargados del proyecto pudieron basarse en la iniciativa que se tuvo en la ciudad de Boston, Massachusetts, Estados Unidos, donde conectaron todo el casco histórico de la ciudad mediante una linea de adoquines perfectamente diseñada entre las aceras.
“Todavía nadie nos ha explicado para que es la línea roja. Ahora, yo no sé de dónde sacaron esa raya roja pero por ejemplo le puedo decir, por experiencia, que la línea roja de Boston es una cosa lindísima. Es un proyecto bien hecho, es una cosa artesanal y eso agrega valor estético a la ciudad y te ayuda a apreciar la estética urbana... pero una raya roja es un despropósito”, asegura.
Hasta ahora ni la Municipalidad de San José, ni el Centro de Patrimonio se han referido al proyecto.