Una línea roja que fue pintada sobre algunas aceras del centro de San José ha generado sorpresa y opiniones de todo tipo entre quienes transitan por la capital.
Al parecer, la raya, hecha con pintura, forma parte de un proyecto conjunto entre la Municipalidad de San José y actores del sector privado y tendría por objetivo conectar los hoteles de la ciudad para darle mayor seguridad a los turistas.
El trazado actualmente inicia en el hotel Holiday Inn; continúa por la acera oeste del Parque Morazán; toma calle 5, pasando frente al Cine Variedades, y dobla a la derecha sobre la Avenida Central hasta la fuente que se ubica al noroeste de la Plaza de la Cultura. En ese punto la raya roja se desvía hacia el sur hasta llegar a la entrada del Gran Hotel Costa Rica.
La línea es continua y ni siquiera se salta la acera que está sobre el edificio patrimonial conocido como Maroy.
Esta edificación se construyó en el año 1923, es decir, es un estructura prácticamente centenaria. Y aunque no hay certeza de la antigüedad de su acera de lozas, se da por descontado su valor histórico.
Si bien se intentó obtener la versión de la Municipalidad de San José acerca de este proyecto, por medio del departamento de prensa se indicó que el vocero estaría disponible hasta el lunes 14 de noviembre.
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Quien sí se refirió a la iniciativa, por medio de su cuenta de Twitter, fue uno de sus impulsores, Jaime Figueres, quien explicó que este proyecto se viene trabajando desde el 2020. Él salió al paso de quienes criticaron en esa red social que se marcaran las aceras con aquella línea roja.
“Dos años de gestionar un prototipo de ruta segura para San José. Este mes (estuvimos) cambiando luces, arreglando aceras, rampas nuevas, coordinando con Fuerza Pública y Policía Municipal. No hemos ni lanzado el proyecto y ya salen lumpens a criticar sin saber o preguntar. La ley del serrucho”, escribió Figueres en un tuit que posteriormente eliminó.
Según el diccionario prehispánico de la Real Academia Española, “lumpen” hace referencia a un “grupo social que atenta sin ningún tipo de principios contra la seguridad de los individuos o colectividades, bajo un ánimo rapaz y delincuencial”.
Figueres, quien es consultor en diseño, comunicación e innovación, añadió en el hilo publicado en Twitter que “el proyecto viene de la sociedad civil con ayuda de los comercios locales” y que la Municipalidad “tras muchas críticas, está ayudando desde todos los departamentos para que se logre. Costa Rica solo crece si sumamos y sumamos, no con estas actitudes mediocres”.
“La ruta conecta hoteles de San José por una sencilla razón: tienen seguridad y lobby abierto 24/7. Estos hoteles ayudan a ‘atajar’ personas que se sienten inseguras, están siendo acosadas o necesitan ayuda en general. Centralizar el flujo peatonal permite que los comercios abran más tiempo (hay un incentivo). Se les pide a cambio aportar iluminación, arborización y mejor manejo de desechos; además de facilitar la cobertura policial”, explicó.
Para Figueres este proyecto “es una genialidad”.
La ruta conecta Hoteles de SJO por una sencilla razón (tienen seguridad y lobby abierto 24/7). Estos hoteles ayudan a "atajar" personas que se sienten inseguras, están siendo acosadas o necesitan ayuda en general.
— Jaime Figueres Ulate (@jfigueres) November 10, 2022
Por su parte, algunos regidores municipales se manifestaron sobre el proyecto, el cual al parecer desconocían.
“En este caso, lamentablemente en el Concejo Municipal no recibimos insumos desde la alcaldía para conocer a fondo la propuesta y simplemente amanecimos con quejas de vecinos y vecinas, incluso denuncias sobre un posible daño al patrimonio. Ya consultando dentro de la municipalidad hay versiones encontradas, lo que deja ver la falta de una política institucional coordinada para impulsar el proyecto y una campaña informativa de cara a la gente que transita por San José”, publicó el regidor Diego Miranda, por la Coalición San José.
Se intentó conocer la posición del Centro de Investigación y Conservación del Patrimonio Cultural, sin embargo, al cierre de esta nota no habían contestado a las preguntas planteadas.
Jamás podría poner en duda la buena intención y lo positivo de los proyectos gestionados desde la ciudadanía de SJ para mejorar nuestra ciudad. Lo aplaudo y me pongo en disposición de contribuir desde mi experiencia.
— Diego Miranda Méndez (@DiegoMirandaSJO) November 11, 2022
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Este es el recorrido
La historia de un edificio centenario
En junio de 1919, un grupo de josefinos enfurecidos con la dictadura de Federico Tinoco se dieron cita en el centro de San José y quemaron el edificio del periódico La Información, que se había puesto a las órdenes del gobernante.
Por esta redacción pasaron algunos expresidentes como Julio Acosta y Otilio Ulate Blanco y producto del incendio, el sitio, que era un edificio criollo y esquinero de dos plantas, quedó hecho cenizas.
Al costado norte del periódico, ubicado 50 metros al norte del cine Variedades, había un edificio angosto, pero largo hacia el fondo, que sobrevivió al incendio.
“Era un edificio que solo tenía una ventana, una puerta y un balcón; y se conservó porque era de ladrillo”, comenta el arquitecto Andrés Fernández.
Cuando se tomó la decisión de volver a construir un edificio allí, el arquitecto a cargo de las obras (que se desconoce quién fue) tomó el pequeño aposento sobreviviente como referencia para toda la edificación. Y así nació el Maroy.
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Este es un edificio de 1923, desarrollado en un modelo de arquitectura ecléctica, con una estructura metálica con ladrillo y zócalo de piedra. Es un edificio verde claro, grande, que da vuelta a una esquina, con balcones, grandes ventanales y una pequeña cúpula.
La nueva y renovada estructura no volvió a albergar ningún medio de comunicación. La propiedad pasó a ser de la familia Jiménez de la Guardia y a lo largo del tiempo fue un edificio comercial.
Sus pisos eran de baldosa hidráulica (mosaico) en la primera planta, mientras que el segundo piso era de madera.
“Se le conoce como Maroy porque el señor Roy, casado con una Jiménez, vendía cosas de última tecnología, que eran las calculadoras y cajas registradoras que eran ‘las computadoras’ de la época”, explica Fernández.
En el segundo piso de la estructura se encontraba el Colegio Metodista. Sin embargo, actualmente la imponente edificación está en desuso y abandonada.