No hay que entender ruso para encontrar felicidad en las palabras de María Allash, la primera bailarina del ballet Bolshoi. En una entrevista telefónica desde Moscú, la artista comentó rápidamente sobre la presentación que tendrá este fin de semana en el Teatro Melico Salazar, junto a otros bailarines de la compañía.
–¿Cómo su preparación académica la llevó al Bolshoi?
–Cada artista tiene su meta. Desde la escuela traté de estudiar ballet porque yo siempre venía con la idea de llegar al Bolshoi . La primera vez que vi al Bolshoi tenía seis años y me enamoré del balllet. Bailaba en mi casa por todo lado, en alfombras, en sillones, en donde hubiese un espacio. Mis padres notaron ese amor y desde los diez años empecé en academias que poco a poco me llenaron los días de danza.
–¿La compañía terminó siendo algo similar a lo que había soñado?
–Mi sueño empezó a los diez años y se acrecentó hasta los dieciocho. Cuando me admitieron en Bolshoi, tuve la suerte de estar en un nivel muy alto. Estaba con profesores muy famosos, con los que había soñado desde pequeña. Todo el tiempo que le entregué a la danza pudo convertirse en realidad. El Bolshoi cambia la manera en que una ve la danza.
–¿Cómo fue el proceso de adaptación a la compañía?
– Todas las bailarinas del Bolshoi están acostumbradas a esto y le contagian el espíritu de adaptación. Entre viajes y espectáculos, uno siempre conoce gente nueva y eso es lo que me llena. Uno cambia de horarios, conoce muchos países y entiende cómo se vive la danza en el mundo.
–¿Qué diferencias hay entre las audiencias que encuentra en giras?
–La fama del ballet camina por delante de nosotros y nos lleva a energías muy ricas con el público. No conozco Costa Rica, por ejemplo, pero estoy desesperada por saber cómo viven la danza. No tengo duda que será muy cálido.
Colaboró con la traducción: Natalia Campos.
Las entradas para este espectáculo van desde los ¢25.000 hasta los ¢75.000. Puede conseguir los boletos en eticket.cr.