El telón del trigésimo quinto Festival de Coreógrafos Graciela Moreno cayó este domingo 2 de setiembre en el Teatro Nacional con los montajes Me fui y Los pelos en el alambre como ganadores.
Ambas piezas fueron merecedoras de las residencias artísticas en México y Francia con que fueron galardonados los intérpretes.
Andrés Martínez Brenes y Álvaro Murillo Fonseca obtuvieron la residencia artística del Centro de Investigación Coreográfica y en la Escuela Nacional de Danza Clásica y Contemporánea en México, por la coreografía Me fui…
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Ellos fueron premiados “por su elocuencia al transmitir situaciones reales a partir de imágenes y uso de recursos que enriquecen la obra de manera poética”, según determinó el jurado.
El trayecto conocido como La Bestia, que se utiliza por migrantes centroamericanos para llegar a Estados Unidos, es el escenario donde se desarrolla la obra Me fui...
Por su parte, Gustavo Mena Carrera y Joshua Alfaro Cordero se adjudicaron la residencia en La Rochelle, Francia, por la obra Los pelos en el alambre.
Según los fundamentos del jurado, Mena y Alfaro fueron seleccionados “por su interesante trabajo de investigación que arriesga al fusionar disciplinas, y lo hace de manera acertada en función de un objetivo común”.
La obra se refiere a las migraciones laborales, sobre todo en el caso de los artistas. Ellos mismos interpretan a dos jóvenes que luchan por la felicidad más allá de las fronteras.
El festival también premió a los mejores intérpretes en las categorías femenino y masculino, quienes además de un trofeo recibieron un premio de ¢200.000, en efectivo.
Esa categoría fue reconocida por la Asociación Nacional de Trabajadores de la Danza (Anatradanza) para Wendy Chinchilla, por Irse; y Miguel Bolaños, por El reflejo de las cenizas.
Asimismo, la organización premió cuatro montajes más que serán parte del proceso de postproducción del Festival de Coreógrafos del 2019 y de presentaciones en el espacio Érase una vez… que coproduce el Teatro Nacional con el Ministerio de Educación Pública.
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Las seleccionadas fueron Irse (Wendy Chinchilla), Háptica (Daniela Araya), El último recuerdo (Fabio Pérez y Andy Gamboa) y El reflejo de las cenizas (Miguel Bolaños y Daniela Bonilla).
El Festival de Coreógrafos del Teatro Nacional de este año tuvo como temática las migraciones, de ahí que todas las piezas interpretadas abordaron el tema desde diferentes aristas.
El cierre
Previo a conocer la lista de ganadores, el festival cerró su edición 2018 con la interpretación de dos piezas: La gran minoría y El Éxodo.
La primera es de la mexicana Sheila Rojas, quien es beneficiaria del programa Creadores escénicos 2017-2018 del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes, proyecto apoyado por el Fondo Nacional para la Cultura y las Artes de México.
La puesta en escena cuenta cómo la sociedad somete a los cuerpos a estereotipos que unifican los conceptos de belleza, cosifican y convierten a las mujeres en mercancía.
“El sistema patriarcal ha llevado a cabo un proceso de control feroz sobre las mujeres, apoyado en instituciones como la iglesia, ha perseguido a las mujeres sabias acusándolas de brujas, mujeres que poseían conocimiento sobre hierbas y remedios”, indicó Rojas sobre La gran minoría.
La pieza critica la forma que en México y Latinoamérica la cultura del machismo se ha expresado en su forma más extrema, el feminicidio.
“Las mujeres no queremos ser más poderosas que los hombres, las mujeres queremos ser respetadas en nuestras diferencias”, sentenció la artista.
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Por su parte, El Éxodo fue la pieza con la que cerró el festival previo al anuncio de los ganadores. Es una colaboración conjunta entre del Teatro Nacional, el Ministerio de Cultura de Francia y la Claude Brumachon y Benjamin Lamarche, directores de la compañía Sous la Peau.
Siguiendo la temática de las migraciones que inspiró al festival en esta ocasión, El Éxodo recrea en una pieza de danza las migraciones de principio de siglo que dieron pie a la construcción de otras naciones.
“Quisimos mostrar desde una perspectiva artística un fenómeno mundial, que marca el siglo XXI. Junto con el Instituto Francés trajimos a estos dos artistas para generar un intercambio cultural”, comentó Olivia Deroint, directora de la Alianza Francesa de Costa Rica.
Según un comunicado de prensa del Teatro Nacional, El Éxodo muestra que cada sociedad, cada cultura tiene su propio rasgo en nuestras historias lejanas o cercanas: expulsión, partidas, marchas agotadoras, expatriación, exilio, grupos unidos o divididos.
La pieza fue interpretada por nueve bailarines costarricenses con físicos y características distintas.