La Editorial de la Universidad de Costa Rica ha publicado recientemente El teatro de Daniel Gallegos Troyo: su “obra única”, de Olga Marta Mesén Sequeira. Hace bien la editorial en acoger este libro, indispensable para todo el que desee adentrarse en la literatura dramática o la escenificación de las obras, de uno de los dramaturgos más destacados de la segunda mitad del siglo XX en Costa Rica.
La carencia de estudios monográficos sobre la producción de los más renombrados escritores dramáticos nacionales, aunada a la profunda admiración, respeto y conocimiento de la obra teatral de don Daniel Gallegos y de su trayectoria profesional, entre otras razones, llevaron a la autora a realizar una exhaustiva investigación sobre este escritor y a plantearse la hipótesis de que todas las obras teatrales escritas por él hasta la fecha, se sustentan en un andamiaje ideológico-conceptual sólido y unitario, que hace que su obra, al completo, pueda ser calificada de “obra única” o “texto único”. El resultado ha sido una visión holística del trabajo creador de este destacado autor nacional.
Como otros productos de la Editorial de la Universidad de Costa Rica, la publicación ha resultado muy cuidada en los detalles del libro en tanto objeto. La ilustración de la cubierta es del diseñador gráfico, grabador e ilustrador costarricense Luis Arias, quien ya había realizado una xilografía para la cubierta de un libro anterior de Mesén Sequeira, Desde la butaca, publicado en el 2011 también por la Editorial de la Universidad de Costa Rica.
Para esta nueva ilustración, el artista se decanta por un dibujo de Gallegos en plena labor creativa. Resulta interesante el punto de mira, en alto, desde el que “se coloca” Luis Arias para crear un cuadro intimista, que obliga al espectador a centrar su atención en el personaje, quien es, precisamente, sobre el que girará el texto de Mesén Sequeira. Enhorabuena.
Durante un período de poco más de cincuenta años, Daniel Gallegos ha completado un total de nueve obras de teatro. En este caso, la noción de “completo” adquiere el sentido pleno de su significado, el que ha representado tradicionalmente el número nueve en muchas culturas: “coronamiento del esfuerzo humano”.
En manos de la autora, esa totalidad alcanza, además, una nueva significación. Siguiendo una metodología relativamente sencilla y con un lenguaje claro, Mesén Sequeira analiza, de manera rigurosa, cada una de las obras de don Daniel, las que, según su lectura, se integran como si fuesen teselas de un gran mosaico.
Mesén Sequeira demuestra sobradamente que las nueve piezas de Gallegos corresponden a un proyecto dramatúrgico que se desarrolla a partir de una “carta de navegación” ideológico-conceptual, descifrable ya desde su primera obra, Los profanos (escrita en 1957). Este texto constituye la piedra angular del edificio dramatúrgico, en el cual cada tema, subtema y categoría menor son partes de la totalidad.
La investigadora se apoya en fuentes documentales (actas, discursos, programas de mano y otros), en estudiosos de las obras de Gallegos, en la novelística de este autor, pero sobre todo en una labor de disección minuciosa y profunda de cada una de las piezas
Mesén realiza así dos tareas fundamentales en toda crítica literaria: la contextualización y la intertextualización de los escritos analizados, como lo ha señalado Ruth Cubillo Paniagua, presentadora del libro.
La autora reconoce que las obras de Gallegos ofrecen una considerable gama de posibilidades de exploración, abordables desde múltiples perspectivas pues él ha tratado temas trascendentes, de permanente actualidad, que comprenden la cotidianidad familiar y situaciones altamente conflictivas, como las derivadas de las relaciones de poder o, incluso, el tema de la fe en Dios.
El texto de Olga Marta Mesén logra que el lector/espectador se interese por el teatro de Daniel Gallegos; que se dé cuenta caba del que está frente a un autor que piensa que el teatro es el lugar donde las ideas pueden ser discutidas en forma inteligente y entretenida, y que le permitirá aquilatar por qué el teatro forma parte de un patrimonio social intangible.
A lo largo de la investigación que ha dado lugar a este libro, y que Olga Marta Meśen Sequeira describe como “la gratísima experiencia de un diálogo abierto y franco con sus textos” (de Daniel Gallegos), la autora deja entrever una inveterada pasión por la apreciación teatral, la vivencia del teatro “desde la butaca”; además, algo no tan usual en los amantes de la lectura: una pasión desmedida por la lectura de textos teatrales, con los que se regodea insaciablemente y con los que parece sentirse en su propio hábitat.