Marta Quintín, una periodista española, viajó a Costa Rica por dos semanas junto a una amiga. Todo de nuestro país la impresionó, mas hubo un hecho que la inspiró a escribir una novela. Mientras caminaba en la playa del parque nacional Tortuguero, la agitación y gritos de unos niños la sorprendieron: ellos alertaban que un jaguar había matado a una tortuga.
Luego de aquel impresionante hecho, Quintín, quien se declara una apasionada por la literatura, empezó a escribir (entre finales del 2014 e inicios de 2015) La tortuga que huía del jaguar, novela que en junio recibió el premio Valencia Nova y que se otorga a escritores menores de 35 años en España. Gracias a ello, el 7 de octubre se publicaron unos 3.000 ejemplares del texto.
“Me gustó toda la flora y fauna; la gastronomía; el léxico de Costa Rica. Me inspiró mucho el ambiente selvático, marino y tropical”, dice la escritora, de 30 años.
Sin embargo, aun embelesada por el paisaje tico, la imagen mental del jaguar y la tortuga le dieron el inicio de su texto.
“Ese fue el detonante que me inspiró a escribir la novela cuando regresé. La escribí muy rápido, quería contar cosas que me inquietaban, temas que me producían desazón y el viaje fue el catalizador que me permitió plasmarlas”, cuenta Quintín, quien ya ha escrito otras dos novelas: El color de la luz y Dime una palabra.
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La novela
La historia de Marta Quintín inicia con una imagen real y autobiográfica, cuando ella se encontró el cuero de la tortuga carey que fue víctima del depredador.
“El tema del jaguar y la tortuga me mostró que había germen de novela. Me pareció muy mítico, de realismo mágico y con mucha fuerza. En esta novela cuento la historia de Marilia, una muchacha que vive en Tortuguero y efectivamente a partir de que se entera de lo del jaguar decide marcharse y vuelve a su pueblo natal en la Fortuna de San Carlos. Es un poco la historia del viaje que ella emprende, un viaje por pasado, infancia, peripecias que han acontecido y la hacen ser como es.
"Esos animales personifican una serie de sentimientos como la soledad, el miedo, el deseo y las luchas internas”, detalló Quintín.
En el libro también aparecen el casado y gallo pinto, dos de los platos que cautivaron a la europea. Además, se refleja la esencia que percibió de los costarricenses.
“Los ticos me parecéis una gente maravillosa. Hospitalaria y amable. El paisaje con tantos parques naturales me pareció increíble. Toda la flora y fauna que se concentra ahí es alucinante. Todas las poblaciones que visité me parecieron bonitas, fue experiencia intensa”, dijo. En las dos semanas que estuvo en Costa Rica, Marta paseó por Monteverde, Bahía Drake, Manuel Antonio y la Isla del caño.
Durante la estadía fue testigo de las maravillas naturales del país: vio el desove de tortugas, hizo avistamiento de ballenas, visitó el volcán arenal y se bañó en aguas termales.
La tortuga que huía del jaguar se vende en todo España y también puede adquirirse por Amazon.