De noviembre del 2008 a abril del 2009 cerca de 79.000 espectadores que visitaron el Museo Pointe-à-Callière en Montreal, Canadá conocieron de cerca la riqueza arqueológica costarricense.
La exposición Costa Rica: Tierra de maravillas que se exhibió exitosamente durante cinco meses en tierras canadienses está al alcance del público tico en la sala de exhibiciones temporales del Museo Nacional.
Cerca de 225 piezas precolombinas originales pertenecientes a la colección del Museo Nacional y fabricadas en oro, jade, piedra y cerámica reconstruyen la historia y el modo de vida de los grupos indígenas que habitaron el territorio costarricense desde el año 500 a. C. hasta la llegada de los españoles, en 1502 d. C.
“La exposición cautivó al público canadiense pues era la primera vez que se exhibía en ese país una muestra con piezas originales y una curaduría profesional sobre los tesoros prehispánicos de Costa Rica”, explicó Marlin Calvo, jefa del Departamento de Protección de Patrimonio.
Diversidad arqueológica. Aunque en un espacio más pequeño, la muestra que se exhibe en Costa Rica sigue los mismos lineamientos de la exposición presentada en Canadá. Los arqueólogos Ricardo Vázquez del Museo Nacional y y Claude Chapdelain del Museo Pointe-à-Callière definieron el concepto y los ejes temáticos de la exposición. El guión está estructurado alrededor de cinco etapas que ilustran la evolución de las civilizaciones prehispánicas que poblaron el territorio costarricense: inicios, crecimiento, apogeo, colapso y sobrevivencia.
En cada sección se destacan aspectos específicos según el contexto sociocultural representado. Los 225 artefactos que se exponen fueron hallados todas las zonas arqueológicas de Costa Rica: Guanacaste (Nicoya), Región Central (con sus tres subregiones Pacífico Central, Valle Central y la Vertiente Atlántica) y el Diquís
Los inicios de la Costa Rica precolombina se ubican en el período 500 a. C. y se refieren a la producción agrícola asociada a los primeros asentamientos humanos.
Los utensilios ilustrativos de este período son los metates o piedras que se utilizaban para moler maíz y tubérculos, pero también hay una sección dedicada a objetos ornamentales de jade como colgantes. “A pesar de que no se ha comprobado la existencia de yacimientos de jade en el país estos objetos demuestran que hubo intercambio comercial con otros grupos de Mesoamérica. Sin embargo, la producción de jade de los indígenas costarricenses tiene características muy particulares”, explicó Calvo.
La etapa de crecimiento –entre 500 y 1.000 d. C.– hace énfasis en la formación de cacicazgos y el surgimiento de figuras de poder político, económico y religioso que hacían alarde de su investidura con ornamentaciones en oro. Muchas figuras en cerámica policroma son representaciones de estos personajes entre los que destacan chamanes y caciques. Varias esculturas en cerámica dan testimonio de la participación de las mujeres en posiciones de poder como guerreras, comerciantes y hasta caciques.
El período de apogeo se sitúa entre 700 y 1.300 d. C. y se centra en la formación de centros ceremoniales entre los que destaca Guayabo.
La última etapa corresponde al período de contacto que tuvieron los indígenas con los españoles cuando estos ingresan al territorio por la costa atlántica en 1502.