El escultor costarricense Ólger Villegas vio coronada su trayectoria artística de 60 años al que fue reconocida ayer con el Premio Nacional de Cultura Magón 2010.
El anuncio lo hizo el ministro de Cultura, Manuel Obregón, durante una conferencia de prensa en Centro Nacional de la Cultura (Cenac), en San José.
El Magón es el galardón más prestigioso que el Estado costarricense otorga anualmente a un escritor, artista o científico en reconocimiento a la obra realizada en el campo de la creación o de la investigación.
Este artista, de 77 años, es oriundo de San Ramón, Alajuela, y se ha destacado por un vasto legado de esculturas monumentales, retratos escultóricos (bustos) y dibujos dentro y fuera del país.
Entre las obras más conocidas de Villegas destacan el
“Villegas se destaca como uno de los mejores escultores costarricenses por su originalidad, su sensibilidad refinada, su estilo, su experimentación con diversos materiales y por el dominio excepcional de las técnicas del dibujo y la escultura”, reza el fallo del jurado que integraron Wálter Antillón, Rocío Fernández, Rafael Ángel Herra, Mario Oliva y Flor de María Pérez.
Y es que el camino hacia la consolidación como artista no ha sido fácil. Las duras experiencias infantiles moldearon su carácter tenaz, valiente y emprendedor. “A los 12 años quedé huérfano y como era el mayor tuve que hacerme cargo de mis hermanos. Éramos una familia muy pobre y tuve que aprender a hacer de todo para sobrevivir a las penurias económicas”, recordó.
De adolescente empezó a conocer el arte escultórico en los talleres de grandes maestros de la imaginería religiosa, como Manuel Zúñiga y Néstor Zeledón Varela.
En 1951 ingresó a la Universidad de Costa Rica, de donde se graduó como licenciado en Artes Plásticas y además obtuvo el título de profesor de Estado de Artes Plásticas.
En 1963 se aventuró a ir a México con unos pocos billetes en el bolsillo, pero con abundantes deseos de perfeccionar la técnica escultórica. Ahí estudió en la Academia La Esmeralda –hoy Escuela Nacional de Pintura y Escultura– bajo la tutoría del escultor Alberto de la Vega, a quien llama su “gran maestro”.
En los años siguientes dividió su tiempo entre Costa Rica y México, y mantuvo viva la ilusión de ser alguien en la vida. “Soy una persona emotiva y sensible. Hay escenas cotidianas que me conmueven profundamente como una madre que amamanta o abraza a su hijo, o un grupo de niños jugando. Creo que la familia es lo más preciado que tiene el ser humano y debemos luchar por conservarla”, expresó.
El humanismo presente en su obras fue uno de los valores que el jurado reconoció en su trabajo. “Muchas de sus piezas evocan la vida familiar, la infancia y la amistad Su legado enaltece los valores de la ternura, la convivencia y el trabajo” , expresa el acta.
Villegas también fue galardonado por su labor docente y su aporte a la formación de artistas, entre ellos el reconocido escultor Jorge Jiménez Deredia. La ceremonia de premiación será en mayo.