Para algunos artistas, recibir un premio es como una renovación de votos: aunque haya sido duro el trabajo, tiene algo de mágico, como un abrazo que recuerda por qué subió a un escenario por primera vez. Los Premios Nacionales reconocieron a teatreros de carreras variadas y distintos estilos de hacer lo mismo: convertir la escena un laboratorio.
Los ganadores de los Premios Nacionales sueñan con un nuevo teatro: uno que vuelva su mirada al público, pero que no deje de incomodar y cuestionar.
Sin embargo, pesa la pregunta: ¿cómo acercarse más al público y atraerlo a las salas del teatro de arte? Ana Istarú, Winston Washington, Javier Montenegro, Silvia Arce (directora de Teatro La Maga), Ólger Torres Montoya, y María y Tatiana Chaves –así como Melvin Méndez (por teléfono) y Gustavo Monge (vía Facebook)– comparten sus impresiones acerca del teatro que sueñan: uno que vuelva a seducir y que nunca deje de incomodar ni cuestionar.
Cuando un artista del teatro quiere trabajar en Costa Rica, ¿cuál es el principal reto? “El mayor desafío es que se trata de un país donde producir teatro es demasiado caro y el mercado de consumo cultural es muy pequeño”, opina Monge, miembro del Grupo Sotavento y director de Desaire de elevadores .
Montar una obra toma varios meses, pero la remuneración, si llega, requiere más tiempo. Por ello, muchos grupos independientes optan por el apoyo estatal, en la forma de concursos, con el fin de llevar a escena sus trabajos.
“El teatro independiente se ha destacado y ha logrado sobrevivir profesionalmente, pero solamente si le propone al público comedia”, dice la actriz Ana Istarú. “Aunque hay talento y voluntad para montar otro tipo de teatro, lo deben hacer grupos independientes auspiciados por las salas del Estado, que brindan una temporada muy corta”, lamenta.
“Hay comedias de comedias. Hay público para todo”, manifiesta María Chaves. Claro está, el problema no es la comedia, sino que debe montarse con calidad y no todos los espacios lo procuran.
‘Hay una tendencia a subestimar al público ofreciéndole productos muy ligeros, muy comerciales, y creo que como autores, tenemos que huir de eso, buscar nuestro propio segmento de público’, considera Melvin Méndez.
“Son muy pocas las salas a las que tenemos acceso, por eso las temporadas son tan cortas”, coincide Tatiana Chaves. Cuando un grupo gana un concurso, usualmente el pago llega hasta el final de la temporada, mientras tanto el artista financia su espectáculo.
Los premiados coinciden en que debe repensarse el apoyo del Estado: ajustar los trámites a las necesidades del teatro; en sus experiencias, ha primado el criterio administrativo sobre el artístico.
‘Esas condiciones de dar todos los recursos al final de la producción es un criterio administrativo que riñe con el proceso creativo, porque esto es de lo que uno vive. No responde a un realidad del medio artístico nacional’, dice Tatiana Chaves. ‘Hay que conseguir recursos de otros lugares para autofinanciar el proyecto hasta que llegue ese aporte del Estado. Hay una gran necesidad de generar grupos independientes porque las opciones estatales cada vez se han visto más cerradas al acceso de nuevas generaciones’, añade.
Como consecuencia de las carencias para financiar las obras independientes, muchos teatreros no pueden dedicarse por completo al afinamiento de su oficio. ‘Yo siempre he querido ser actor y es lo único que he querido ser toda mi vida. Aquí y en cualquier parte del mundo es bastante complicado solo ser actor. Hay que ser productor, hay que ser dramaturgo, actor, gestor, ir y vender las entradas personalmente... el escenario óptimo es que cada quien pudiera elaborar su rol dentro del engranaje de la creación colectiva desempeñándolo al máximo’, acepta Javier Montenegro.
Si para un grupo del centro del país la competencia por espacio es dura, para grupos como el puntarenense Teatro Vías, los caminos parecen bloqueados.
“La gente de San José no tiene oportunidad de ver nuestro trabajo; la obra que ganó este premio para Teatro Vías queremos exhibirla en San José y no podemos”, dice Ólger Torres, escenógrafo.
Nueva audiencia. “Así como el buen arte tiene su público, el teatro de arte también debe buscar su público”, opina el dramaturgo, actor y director Melvin Méndez. “Uno debe escribir lo que denuncia, lo que dice cosas e ir más allá del simple entretenimiento”, asegura.
“Nos hemos visto obligados a tomar mayor compromiso con los temas de actualidad; ahora más que nunca, estamos llamados a eso”, comentó Méndez acerca de la escritura de teatro.
Sin embargo, ¿es factible conseguirlo? “En Teatro La Maga, partimos de un principio: ‘Hacia una reconciliación con el público’; con el público que nosotros mismos hemos descuidado o hemos dejado que abarrote otro tipo de salas o de teatro”, dice Silvia Arce.
Ese acercamiento a la audiencia es un proceso que incluye los textos, las puestas en escena y la investigación que realicen los artistas. ‘Hay un cierto tipo de arte que es demasiado propio para el artista y no lo ofrece a un público que es mayoría. ¿Cómo podemos exigir tantos beneficios si el alcance que tenemos es tan corto?’, se pregunta Javier Montenegro.
“El público no se forma adulto, sino de niño. Si se limita el acceso a manifestaciones artísticas a los niños, estás limitando su capacidad creativa y el entender el mundo desde otros lugares”, afirma Tatiana Chaves. Para los artistas, el teatro debe volver su mirada a los niños: deslumbrarlos con teatro.
“ El teatro tiene que ser lo suficientemente seductor como para hacerle comprender al joven las emociones, intensidad y profundidad que la experiencia teatral le puede brindar”, dice Istarú. “Tiene que retomar esa capacidad, perder cierto confort, tomar riesgos, recuperar público, ser más asertivo”, añade.
En otro sentido, Winston Washington considera que se puede pensar en expandir el medio: “Deberíamos organizarnos para poder viajar por Centroamérica: tener un circuito de teatros donde uno pueda mostrar sus trabajos artísticos”.
¿Qué rol puede o debe jugar el teatro en esta sociedad? “Un papel activo, inclusivo y participativo por parte de la sociedad”, expresa Javier Montenegro, quien opina que las herramientas de la comedia popular y la tecnología, con buen uso, pueden facilitar esa renovación de la escena. Para María Chaves, el vínculo entre el teatro y el Ministerio de Educación Pública, así como la voluntad de los artistas de ir a las comunidades, abre camino para un reencuentro con el espectador.
Aunque el medio sea duro, Torres tiene claro que no hay otra vía que seguir en escena: “Uno ama tanto esta profesión que no la va a dejar”. Renovado el compromiso, los ganadores vuelven a escena.