“La gente sin conocimiento de su pasado, historia, orígenes y cultura son como un árbol sin sus raíces”, esta frase del predicador y activista Marcus Garvey (1887-1940) se leía en una de las tantas pancartas que, con orgullo, se mostraron la tarde del sábado durante el tradicional Grand Parade de Limón.
Las palabras del jamaiquino fueron todo un lema durante la actividad que se realiza cada 31 de agosto en Limón para celebrar el Día de la Persona Negra, así como el cierre del mes en conmemoración a la cultura afrodescendiente. Con orgullo y conocimiento de sus raíces, decenas de afrodescendientes festejaron con elegancia el orgullo de ser negros y costarricenses.
Más de 30 agrupaciones vistieron de colores y llenaron de sabor las calles de Limón centro durante el Parade, que se destaca año con año por mostrar las tradiciones más arraigadas de esta cultura. No solo es un tema de trajes pomposos y finamente elaborados, sino de música, gastronomía y educación, de la alegría que corre por las venas de este pueblo, de la belleza y fuerza de sus mujeres, de la elegancia de sus caballeros, de la picardía de sus niños y de la sabiduría de sus abuelos.
Entre algarabía y fiesta, socca, reggae y calipso, los limonenses que abarrotaron las aceras del cantón vivieron al máximo el desfile.
Aquello fue toda una descarga de sabor, de ese que contagia a cualquiera de alegría y, por supuesto, de muchas ganas de bailar. Así pasó con Carolina Walters, quien, en compañía de un grupo de amigos y familia, no se resistió a ser parte de la coreografía de una de las asociaciones culturales de Limón en la actividad. Ella, con una energía envidiable, se sumó al baile al ritmo de un reggae roots que sonaba en los parlantes de un carro.
El evento comenzó a eso del mediodía bajo un sol abrasador que se mantuvo así de intenso hasta pasadas las 4 p. m. La tarde limonense fue eso: puro calor y no solo por el astro rey, sino porque en las calles y las aceras se sentía a flor de piel aquello que dice que lo mejor de Limón es su gente. Qué maneras de celebrar y de sentirse orgullosos de sus raíces. Los limonenses son una muestra perfecta de la alegría que muchos debemos de tener por nuestra cultura.
“Esta es la expresión de todos nosotros los negros que celebramos un año más nuestra cultura. Hacemos un homenaje a nuestros ancestros que dieron mucho para que hoy seamos lo que somos. A los negros nos identifica el sabor, la alegría, la extravagancia y la elegancia”, dijo Marcia Griffiths, una de las asistentes al desfile.
Los afrodescendientes de hoy tienen mucho que agradecerle a las personas que hace años forjaron y trabajaron para las futuras generaciones; es por eso que los adultos ahora se encargan de transmitir ese amor por la cultura a los más pequeños. Quedó bien demostrado ese legado en la gran cantidad de niños y jóvenes que fueron parte del Grand Parade y también que participaron como público.
Los pequeños que eran parte de los grupos bailaban con ese sabor que los caracteriza, esa facilidad para sentir la música en las venas que no cualquiera trae. “Me gusta mucho bailar, es divertido. Es muy importante que todos conozcan sobre nuestra cultura, por eso estoy aquí”, contó llena de orgullo Keydali Borbón Aguilar, de 10 años, que pertenece al grupo de baile de la sede limonense de la Universidad de Costa Rica.
Aunque la felicidad reinó durante la jornada, en Limón también hubo espacio para manifestar inconformidad. Un grupo de trabajadores de la Junta de Administración Portuaria y de Desarrollo Económico de la Vertiente Atlántica (Japdeva) demostraron con pancartas su desacuerdo con el plan que tiene el Gobierno de liquidar parte de la planilla de la institución. “Tengo 13 años de trabajar en Japdeva; lo que exigimos es que nos devuelvan la carga que legalmente nos corresponde. Yo tengo hijos y nietos que dependen de mí. El pueblo de Limón debe de levantar la voz para defender sus derechos", expresó Rocío Arroyo, una de las manifestantes.
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Elegancia
Además del baile y de la música, el Grand Parade es todo un desfile de moda, pero de esa tan elegante y colorida que identifica a la cultura negra.
Cada agrupación que participa del desfile se prepara con mucha antelación para lucir, literalmente, sus mejores galas. Así las calles de Limón se convierten por una tarde en una pasarela de vestidos tradicionales, trajes elegantes, tocados, joyas y mucha belleza.
Los grupos de instituciones como el Cuerpo de Bomberos, la Municipalidad, Acueductos y Alcantarillados, centros educativos y asociaciones culturales y de desarrollo comienzan con los preparativos para el Grand Parade casi desde que finaliza el del año anterior.
Así pasó con el conjunto de profesores Afroteachers que, desde enero, comenzaron con los preparativos tanto de las coreografías como los trajes para llegar al Parade lo mejor posible. Esta agrupación de más de 40 personas reúne educadores de San José y Limón.
Otros que llegaron desde muy largo, pero no podían faltar a la fiesta fue un grupo de costarricenses que residen en Nueva York. Ellos también alistaron sus mejores atuendos y pasos de baile para venir desde Estados Unidos a festejar con sus coterráneos. “Para mí es un gran placer venir a mi terruño: Limón es mi tierra. Nosotros venimos desde muy lejos y siempre vamos a tener a Limón en nuestro corazón, por eso estamos aquí y hacemos el esfuerzo por celebrar junto a nuestros hermanos”, explicó Joel Bennett, mientras bailaba una deliciosa socca.
Estar en Limón el día de su fiesta más grande es definitivamente contagiarse de buenas vibras, de sabor a Caribe, de antojarse de un delicioso rice and beans y también de llenarse de orgullo porque en nuestro país la cultura afrocaribeña ha sido un pilar para el desarrollo social de Costa Rica.