Tras la conclusión de la Segunda Guerra Mundial, Japón estuvo invadido por las fuerzas aliadas de 1945 a 1952. Para una nación que había pasado cerrada para los extranjeros durante la mayor parte de su historia, eso significó una humillación.
La economía japonesa estaba debilitada y la moral afectada por el trauma de Hiroshima y Nagasaki. En ese periodo, la ocupación estadounidense impuso una censura que afectaba a los medios de comunicación y las artes. Así, se ocultaron crímenes de guerra, la prostitución y la toma de posesión de algunas islas.
Más allá de la ocupación, Occidente seguía teniendo un gran desconocimiento de Japón y de Asia en general, pero en 1951, un filme presentado en el Festival Internacional de Cine de Venecia cambió la historia.
La película en cuestión era Rashomon , rodada un año antes por Akira Kurosawa. La historia cuyo primer guion fue escrito en 1948 por Shinobu Hashimoto y que llevaba por título Varón-Hembra , era una adaptación del cuento En el bosque de Ryunosuke Akutagawa.
Cuando la productora Daiei le pidió a Kurosawa que se encargara del proyecto, el director consideró que el guion era corto y le hacía falta profundidad, por lo que decidió incluir otra historia de Akutagawa: Rashomon .
Del primer cuento se tomó el argumento: en un juicio tres testigos narran diferentes versiones del asesinato de un samurái y la violación de su esposa. Del segundo, además del título, se tomó la ambientación en la que predominan los bosques. Ambas historias estaban ubicadas en el periodo Heian, específicamente en el siglo XI.
Un camino escabroso
Ante las dificultades económicas de la posguerra, los estudios cinematográficos evitaban las producciones costosas, por lo cual Kurosawa tuvo dificultades para obtener el presupuesto para construir la famosa puerta que da título al filme.
Tanto el cuento como la película hacen referencia a la puerta más grande de Kioto, construida en el año 789 de la era Heian, pero que para el siglo XII era guarida de ladrones y receptáculos de cadáveres y bebés abandonados.
La historia resultaba contemporánea en el Japón de los años 50, que se encontraba en un camino de reconstrucción, afectado por la guerra y la intervención de los aliados, y que provocó un cuestionamiento a su moral y su concepto de nacionalismo.
La película de Kurosawa evidenciaba ese tránsito entre lo occidental y la tradición nipona, ya que, aunque se basara en una popular historia, el estilo remitía al cine francés de los años 20: “Sentí la necesidad de volver a los orígenes del cine para encontrar de nuevo esta peculiar belleza, tuve que volver al pasado”, comentó en su autobiografía.
En su Historia del cine , Mark Cousins destaca que en un momento en el que el neorrealismo estaba en boga, Kurosawa filmó una película que “ponía en duda la existencia de una única verdad social”.
La fotografía en blanco y negro de Kazuo Matsuyama, planteaba la luz y la sombra como evocadoras de los impulsos que subyacen en la profundidad de cada ser humano. Esta decisión estética aunado a los pocos diálogos le conferían un carácter clásico a la narración.
El uso de flashbacks no dan una explicación única, sino que conforme cada personaje relata sus recuerdos, el filme se vuelve más complejo, ya que ninguna versión concuerda: son verdaderas y falsas a la vez.
La decisión de no resolver el conflicto fue lo que más molestó al estudio Daiei y a los asistentes de Kurosawa, quienes reiteradamente le decían que el filme no tenía lógica y resultaba incomprensible. Fue tal el desacuerdo que el director terminó despidiendo al jefe de sus asistentes, mientras que Daiei llegó a presentar la película sin que apareciese su logo.
En su autobiografía, el realizador recordaba: “Los seres humanos son incapaces de ser honestos consigo mismos sobre sí mismos. No pueden hablar de sí mismos sin enaltecerse”.
En este sentido, Rashomon también consiste en un estudio sobre la naturaleza humana.
Contraria a la opinión de Daiei, Giulliana Stramigioli, directora de Italianfilm en Japón, recomendó el filme para su presentación en Venecia, a pesar de la negativa de todos los estudios japoneses.
Finalmente conquistó el León de Oro como mejor película. Era la primera vez que un filme asiático competía y ganaba en uno de los tres festivales europeos más importantes.
El triunfo en Venecia tomó por sorpresa a Kurosawa, quien ni sabía que su película había sido seleccionada; su molestia se acrecentó cuando en Japón se demeritó el galardón porque consideraban el filme muy occidental. Incluso, el presidente de los estudios Daiei, Masaichi Nagata, se atribuyó todo el crédito de la película.
Aunque son claras las influencias occidentales en el cine de Kurosawa, el director también comentó: “Esta película es como un extraño rollo de imagen que se desenrolla y se muestra por el ego”. La metáfora es una alusión a las pinturas en rollo, conocidas como emakimono , que consisten en una narrativa ilustrada horizontalmente, en las que se combinan textos con imágenes. Para leer un emaki hay que ir desenrollando, de derecha a izquierda, el pergamino con una mano, mientras que con la otra se enrolla simultáneamente.
Legado
El buen paso por Venecia, hizo que la RKO distribuyera el filme en Estados Unidos. Rashomon se convirtió en 1952 en la película más taquillera de habla no inglesa y llegaría a ser la primera producción no europea en ganar el Óscar Honorario a mejor filme extranjero.
El público occidental tuvo más acceso al cine asiático, a partir de entonces, ya que las distribuidoras europeas y estadounidenses, así como los festivales más importantes, se interesaron en buscar filmes.
Toshiro Mifune, protagonista de Rashomon , detalló: “Se convirtió en un punto de inflexión épico para todo el mundo”.
El legado cinematográfico de Rashomon se rastrea en películas como Reservoir Dogs (Quentin Tarantino, 1992), The usual suspects (Bryan Singer, 1995), Corre, Lola, corre (Tom Tykwer, 1998), o Hero (Zhang Yimou, 2002).
Sin embargo, lo más llamativo es cómo ha trascendido en otros ámbitos fuera del cine. En psicología, la Escuela Sistémica tiene una técnica terapéutica llamada Rashomon, que consiste en que los miembros de un grupo o familia detallen cada uno su versión de un hecho, para que los demás conozcan sus estados emocionales e interpretaciones.
En 2008, el diccionario Oxford incluyó la palabra Rashomon en el idioma inglés, como un sustantivo que se atribuye para denotar diferentes situaciones que involucran múltiples conflictos o perspectivas diferentes. Poco después se admitió la expresión Rashomon-like como adjetivo y Rashomon-style como adverbio.
Tal como Cabrera Infante llegó a renombrar Rashomon como En busca de la verdad perdida , la película se puede apreciar ahora como una búsqueda de una verdad cinematográfica, de un estilo, en el marco de una sociedad convulsa que estaba reconstruyéndose y redefiniendo su identidad.
Preámbulo: cine gratuito
Hoy domingo se presenta a las 4 p. m. el filme Rashomon en Preámbulo del Centro de Cine, ubicado detrás del edificio del Instituto Nacional de Seguros en San José. Entrada gratuita.