
Guillermo Fernández es un autor en su etapa de madurez, que ha llegado a comprender la literatura como expresión y como vehículo de un plan vital. Pertenece a ese grupo de escritores para quienes la alternativa es esta: “O escribo o me muero”, y Te busco en las tinieblas (Uruk, 2015) es por ello una novela auténtica. Ser auténtico en una obra literaria es expresar lo que hay de verdad profunda en la visión de mundo y en la persona de quien escribe.
El suyo es un proyecto que se pregunta sobre la posibilidad de ir más allá de la experiencia posible. Ojo, que se pregunta si existe esa posibilidad, no que la proponga como factible.
Una novela como Te busco en las tinieblas viene a ser una demostración de la imposibilidad de trascender la experiencia posible, tanto como de la necesidad humana que tenemos todos de hacerlo. Todos quisiéramos trascender, todos lo necesitamos, pero no podemos: ese es el estado trágico del ser humano que Fernández describe.
En la obra Calígula , que se montó recientemente en Costa Rica, el personaje camusiano lo sintetiza: “Los hombres mueren y no son felices”. Un proyecto estético y filosófico como el de Guillermo Fernández no lo niega ni lo suaviza; esa experiencia posible se presenta en esta novela en toda su crudeza, sin ambages. Por eso es desgarradora.
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Se trata de un padre de mediana edad que ha perdido a su hijo en un accidente de tránsito. Esta es la situación concreta. Te busco en las tinieblas apunta, desde el título, a la búsqueda que se produce en el padre al tratar de ir más allá del límite que le marca la muerte del hijo.
La muerte produce un límite más allá del cual solo existen las tinieblas, pero eso no quiere decir que las tinieblas no contaminen la vida: al contrario, eso es precisamente lo que ocurre, la vida se tiñe de tinieblas cuando la muerte aparece en el horizonte. No es que este sea el lado claro y el de allá el oscuro, es que la vida se convierte en tinieblas ante la muerte de un ser querido.
¿Logra el padre trascender? Ya sé que acabo de decir que la novela describe un estado trágico, el de todos los seres humanos que no podemos ir más allá de la experiencia posible, pero ahora voy a agregar que, como esto es literatura y no filosofía, la ambigüedad cabe.
Es una novela de final abierto, en la que el lector finalmente tomará la decisión de si el padre ha logrado trascender, ha logrado ir más allá en las tinieblas, de si el límite es absoluto o no. Creo que este es uno de sus grandes aciertos literarios. Alguien puede cerrar el libro y pensar que no, que el padre simplemente aprende a vivir o a sobrevivir arrastrando el pesado fardo de la existencia, pero aquí hay pequeños destellos, hay sospechas posibles. Por supuesto, nunca hay una celebración final del sentido, un “Eureka”, pero tampoco está vedado el vislumbrar que existe la posibilidad de trascender.
El punto máximo del dolor, en mi opinión, se da porque el padre no tiene una respuesta ya no ante la muerte, sino ante la muerte potenciada en el absurdo. Si la muerte es absurda, la muerte de un hijo, ocurrida antes que la del padre, es un absurdo al cuadrado. Ver morir a los padres se podría llegar a aceptar como parte de un ciclo doloroso pero al fin y al cabo natural; ver morir al hijo no se puede aceptar así. El padre vive torturado tanto por la muerte de su hijo como por el hecho de seguir vivo él mismo; esto lo lleva al sinsentido: ¿por qué razón yo, que fui un imprudente, que anduve de borracho, que no hice ningún caso de consejos, sigo vivo, y mi hijo sí tuvo que pagar con una muerte prematura?
El padre transita por muchos espacios en los cuales conoce a personas que han pasado por una pérdida semejante a la suya. Salen una serie de personajes que han experimentado lo mismo. Y muchos de ellos encuentran, si no una salida, al menos una forma de sobrellevar la muerte de un ser querido, por vías que el narrador y protagonista termina por rechazar, pero no sin escucharlas. Este libro no le niega la voz a ninguno de los sufrientes. El dolor siempre es digno de ser oído.
La conclusión es estética y filosófica: aunque la vida no tenga sentido, el arte se esfuerza por encontrarle alguno. Para los que quieran vivir en esa verdad, este es un libro para leer.
Ficha básica
Guillermo Fernández
Te busco en las tinieblas
Novela
Uruk Editores
Pedidos: 2271-6321