
La noticia tomó por sorpresa al ganador del Premio Nacional de Cultura Magón 2015, Rónald Bonilla. El poeta se enteró del reconocimiento minutos antes de que su nombre fuera revelado por la ministra de Cultura, Sylvie Durán, en conferencia de prensa.
Sentado en la sala de su casa, en La Unión de Cartago, Bonilla recordó los primeros pasos que dio en la poesía: sus primeros cuadernillos a los 8 años, la publicación de su primer poema en un periódico mural del Conservatorio Castella y el artículo en La Nación que lo reunió con su mentor, el poeta trascendentalista Laureano Albán.
"A raíz de esa publicación, Laureano Albán, Jorge Debravo y Julieta Dobles llegaron al Castella y se reunieron con nosotros para invitarnos a ir a los talleres del Círculo de Poetas Costarricenses. Yo me convertí en un asiduo participante", dijo.
Junto con Albán, Dobles y Carlos Francisco Monge, el escritor publicó en 1977 uno de los textos que marcaron la historia de la creación poética en Costa Rica, el Manifiesto trascendentalista.
ARCHIVO: Manifiesto trascendentalista: treinta años a cuatro voces
A sus 64 años, Bonilla no ha dejado de escribir y, sobre todo, no ha abandonado el proyecto de talleres que cambió para siempre su obra. Su longeva labor de guía y formación para nuevos artistas en talleres y actividades de promoción para la creación literaria fue la trayectoria que premió precisamente el jurado del Magón.
"Su contribución al surgimiento de nuevas generaciones de poetas lo convierten en un gestor relevante en el campo de la cultura nacional", afirmó la ministra de Cultura en la justificación de su premio.
Desde el 2007, Bonilla dirige su propio grupo literario llamado Poeisis, con el cual también tiene una editorial –hasta ahora han publicado cuatro libros, incluyendo un poemario de Dobles–.
“Vamos poco a poco porque no tenemos capital para hacerlo. El grupo tiene una posibilidad de publicarse, pero no es solo para el grupo sino poetas y escritores de todo el país. Estamos abiertos a recibir textos. La editorial me da trabajo en corrección de estilo, que es mi otra pasión. Trabajo en talleres especializados de muchos escritores del país; enseñándoles, ayudándolos y formando sus libros", explicó Bonilla.
El autor también reconoce el impacto de su trayectoria trascendentalista en su trabajo, aunque asegura que no es un norte pétreo para su creación poética.
Su meta es que los talleres sean un espacio de unión para las distintas voces que experimentan con la lírica, aunque lo hagan desde estilos ajenos al trascendentalismo, como el "realismo sucio o la poesía decadente".
"La poesía debe propender en darle luz y esperanza a la humanidad; pero, a veces, desde su antagonismo y oscuridad, también pueden ayudar a despabilar al ser humano", expresó.
Su premio lo enorgullece y, además, lo considera como una coincidencia pertinente por su cercanía a la celebración de la Fiesta Nacional de Poesía.
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