Soñaba con interpretar a María en West Side Story, Roxie Hart en Chicago y Sally Bowles en Cabaret, tres ambiciosos papeles de tres reconocidos musicales en el mundo.
Si hay algo que la actriz costarricense Silvia Baltodano tenía claro hace una década, era que las posibilidades de dar vida a los personajes de sus sueños en Costa Rica eran casi nulas. Sin embargo, no perdía las esperanzas.
¿La razón? Las tres son obras del teatro musical, género que, hasta hace cerca de cinco años, se hacía esporádicamente y sin grandes ambiciones.
Ahora, en este 2019, ya Baltodano ya marcó los tres papeles con un check. Para interpretar a María, a Roxie y a Sally, y para sorpresa de ella misma, no debió de salir del territorio nacional.
Silvia Baltodano se destaca en este ámbito; su nombre no puede faltar en las diferentes puestas en escena de teatro musical, en las que casi siempre es la protagonista.
A sus 31 años, ella se ha encargado de abrir el espacio para este género en el país, con producciones espectaculares, de gran nivel y que han atraído a muchos espectadores a las butacas de los teatros. De hecho, en el 2013 y luego de tres años de estudios, se convirtió en la primera costarricense en graduarse de teatro musical de la prestigiosa escuela The Royal Central School of Speech and Drama, de Londres (Inglaterra).
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Hoy siente la presión de lo que significa cargar ese título, pero también está orgullosa de saber que, gracias a su empeño de cumplir sus metas a como dé lugar, se ha convertido en una líder dentro del teatro musical en Costa Rica y un ejemplo y motivación para muchos jóvenes artistas.
“Si algo me ha quedado claro es que por accidente me he convertido en una líder, por lo menos de este género, sin querer queriendo. Nunca fue mi intención ser líder o tener que inspirar a jóvenes y por eso también creo que tengo una gran responsabilidad, porque no solamente es con lo que digo, es con mis acciones, con qué es lo que estoy haciendo, qué es lo que estoy aportando”, comentó la joven.
Su objetivo es que los ticos se sientan identificados con el teatro musical y pese a que el proceso no ha sido tan rápido, sí ha visto una mayor apuesta por este tipo de espectáculos.
Prueba de ello, es la apertura de Luciérnaga Producciones, productora tica que, desde el 2015, se encarga de llevar hasta el escenario obras de teatro musical, con puestas en escena como West Side Story, Chicago y Nido de águilas que han sido exitosas y con gran calidad artística.
“Hay demasiadas limitantes y retos. Aquí no hay tanto público y el teatro musical es un género muy caro porque no solo incluye baile, canto y actuación, sino que incluye un espectáculo alrededor de la historia; entonces, es un todo a nivel de vestuario, escenografía e iluminación. Y además no estamos en el mejor momento financiero más estable del país, y el arte y la cultura son los primeros que sufren”, afirma.
Las tablas
Silvia creció entre escenarios y arte. Desde los tres años practica ballet; además, durante su infancia tomó clases de violín y piano.
Sus padres siempre procuraron que ella y sus hermanas explotaran sus habilidades artísticas. Por ello sabe lo que es la disciplina, factor que la convertido en una mujer terca, dinámica, inquieta y perfeccionista con su trabajo.
“Siempre nos motivaron a hacer esas actividades extracurriculares para la disciplina; no creo que ellos se imaginaran que iba a terminar en algo artístico. Pero siempre me han apoyado”, afirma.
Sin embargo, fue cuando entró al Colegio Británico que descubrió que lo que realmente le apasionaba era contar una historia e interpretarla con música y actuación, por lo cual empezó a perfeccionar cada detalle para entrelazar ambas habilidades.
“Estar sobre el escenario es, al final de cuentas, lo que más amo y es mi lugar favorito del mundo. Es una pasión muy grande porque hay tanto por hacer y hay tanto talento que tenemos que seguir haciéndolo; tenemos mucho que aportar a nivel artístico en los espectáculos”, comenta.
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Entre los proyectos más destacados de Baltodano en los que ha participado están Sueño de verano, El mercader de Venecia, Drácula y Despierta primavera (en Inglaterra), Sueño de la casa alba (en Inglaterra), y La música en armas trocar. Así como West Side Story, Chicago y Cabaret.
El trabajo no se acaba allí; tiene la agenda llena hasta final de año, pues interpretará a Esperanza Iris en las visitas guiadas del Teatro Popular Melico Salazar y prepara un concierto con José Arturo Chacón que se realizará en noviembre y da vida a la Momia en el musical Monstruos.
Más recientemente se incorporó a la obra Los enredos de Juan Vainas, para dar vida a Rosalinda, mientras la actriz Sofía Chaverri participa en Dancing with the Stars.
Este es un personaje que ha hecho en varias oportunidades; disfruta hacerlo pues considera que es una experiencia divertida y diferente a lo que está acostumbrada.
Sueño
Para Silvia, nada en esta carrera ha sido sencillo. Cuando decidió que quería ser artista de teatro musical, tuvo que poner su mirada en el extranjero. Sin embargo, cuando hizo la primera audición en The Royal Central School of Speech and Drama no la aceptaron, por lo que hizo maletas y se fue a preparar a la Canadian College of Performing Arts, en Canadá.
Un año más tarde volvió a probar suerte en Inglaterra y logró entrar. No obstante, con ello requería el dinero que le permitiera costear la carrera por lo que tuvo que pedir un préstamo (que aún está pagando).
Sus años en Londres fueron un sueño, pero al cabo de tres años debía regresar al país. No había remedio, aunque ya había tenido la oportunidad de realizar varios trabajos, conocía el mercado, se profesionalizaba cada vez más y le gustaba la ciudad.
Las leyes migratorias y el préstamo la obligaron a volver a Costa Rica en el 2013, país donde el teatro musical casi no existía. Y, aunque en un inicio intentó incursionar en otras áreas, las puertas simplemente no se abrieron.
“Al principio estaba muy deprimida. No me quería devolver porque veía las oportunidades que tenía allá y que aquí no iba a tener, porque aquí no hay teatro musical; entonces ¿qué iba a venir a hacer aquí? Pensaba: ‘vengo de estudiar en una de las escuelas más prestigiosas, tengo un préstamo que tengo que pagar todos los meses”, explicó. Dudaba de sí, de si era buena artista, de si estaba lo suficientemente preparada para afrontar los retos.
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Su carácter le impidió rendirse, tenía claro que quería ejercer su carrera y ese fue el inicio de lo que ella llama ‘un sueño adquirido’.
“Decidí que si no hay teatro musical en Costa Rica, entonces hay que hacerlo y ahí fue donde comencé con el proyecto de Luciérnaga”, recuerda.
Hace poco más de cuatro años, mientras trabajaba en un proyecto como asistente de producción, conoció a Adrián Castro, joven director y quien se encontraba en su misma situación (venía regresando de estudiar cine en Argentina). La química entre ambos fue inmediata y los llevó a fundar, junto con el ingeniero de sonido Daniel Alarcón, esta empresa productora.
La primera puesta en escena de Luciérnaga Producciones fue West Side Story, espectáculo que hasta la fecha no deja de enseñarle a Baltodano, quien recuerda con un gran sentimiento lo que fue debutar en la obra, tras varios meses de buscar una oportunidad para ejercer su carrera como cantante y actriz.
Sin embargo, el espectáculo no obtuvo los resultados que imaginó la artista.
“No fue un llenazo y, de hecho, perdimos dinero. Pero nosotros no esperábamos ganar plata con el primer show; esperábamos tener plata para pagarle a todo el mundo y se logró”, dijo.
Posteriormente, vino Monstruos, con el que comenzaron a obtener ganancias. Luego, presentaron Chicago, espectáculo en el que Baltodano interpretó a la protagonista, la atrevida Roxie Hart.
“Yo siento que los personajes me cambian y Roxy me dio mucha seguridad que no tenía antes porque a ella ‘le vale’; desde que hice a Roxy me importa menos lo que la gente piense de mí. Me siento más atractiva, más sexi, más todo, y fue por ella; creo que es el personaje que me ha dejado más”, asegura.
La más reciente puesta en escena, en este 2019, fue Nido de águilas, un espectáculo basado en historias de la Penitenciaría Central.
Conforme avanza el tiempo, sus sueños van evolucionando. Son metas que nunca imaginó que tendría, pero que se han convertido en parte de su vida.
Por ejemplo, recientemente su productora creó Luciérnaga Matine, división de teatro musical enfocado en el público infantil.
Además, tiene la escuela de teatro musical La Colmena, que se encarga de preparar a jóvenes que buscan aprender sobre este género y les da preparación básica.
“Ahora lo que me impulsa es que ya lo empecé y no soy una persona que se rinde fácilmente. Es muy cansado; a veces me siento abrumada porque si no estoy trabajando en La Colmena, estoy con Luciérnaga o haciendo otras cosas sobre el escenario; al final de cuentas lo que más amo es eso”, afirma.
Sueña en grande y, por eso, espera incursionar como presentadora de televisión, filmar alguna película y le encantaría ser una de las participantes de Dancing with the Stars.
No obstante, mientras eso ocurre, continúa pensando en grande. El show apenas comienza y anhela que muchos jóvenes costarricenses tengan la misma oportunidad que ella tuvo de prepararse en el extranjero y de cumplir sus metas, pues el gran ganador será el arte.