Una despedida no es un protocolo, cada personaje y cada circunstancia amerita su propia forma de realizarse.
Esta noche, en el salón de ensayos de Teatro Abya Yala, el público podrá deleitarse con varias de estas formas. Las intérpretes de The Goodbye Project han investigado durante meses los distintos ritos que conllevan la separación física y emocional, el cierre de etapas personales y las despedidas de lugares que se han quedado con una parte de sí mismas para siempre.
Los directores de la obra, Roxana Ávila y David Korish, dirigieron a su elenco en un proceso denso de investigación e introspección.
Desde abril, Abya Yala organizó ocho sesiones con público para recibir anécdotas personales de personas fuera del grupo, la última de ellas fue un karaoke para recordar la parte quizás menos melancólica de las despedidas: la fiesta.
“La obra está teñida de cosas muy personales. Son experiencias de la historia de cada una: cuáles son tus despedidas, cuáles son tus cierres, las sensaciones que tenés respecto a la muerte. Hay una parte enfocada a las despedidas del amor, pero también a la muerte ”, detalló Valentina Marenco, quien aportó una coreografía para el espectáculo.
Cada una de las intérpretes (Ávila, Marenco, Andrea Gómez y Mariela Richmond) colaboró no solo con sus historias sino con sus especialidades artísticas.
Richmond, por ejemplo, se dedica a la plástica escénica. En The Goodbye Project ha creado instalaciones que forman parte de la escenografía de la pieza. Su aporte personal provino del cierre de varios procesos personales, entre ellos regresar a vivir al país.
“Cuando empezamos hace año y medio, estaba terminando una relación larga. Trabajé muchos textos sobre volver al país,. que cosas son extrañas y que cosas me hacen falta, comencé a despedirme de procesos personales y mis intereses cambiaron”, aseguró.
Según explicó Ávila, las funciones que ofrecerán todas las noches hasta el sábado 19 de noviembre son íntimas, aunque por lo mismo también son limitadas: el espacio solo puede ubicar a 30 espectadores por noche.
La codirectora explicó que el montaje se ha pensado para interpretarse dentro del hogar que alberga el salón de ensayos de los artistas (en barrio Los Colegios, en Moravia).
“Nosotros estamos convencido de que forma y contenido no se pueden separar”, dijo. “Este espectáculo es muy íntimo y personal. Más que un espectáculo es una fiesta o un regalo”.