Cultura

Un documental captura los últimos días de la época de oro del rock

Histórico. El documental Gimme Shelter retrata el ocaso de la década de los 60 y de la generación Woodstock

Elvis Presley actuó en más de 30 películas. Antes de convertirse en el Rey Lagarto, Jim Morrison estudió cine en la Universidad de California, dirigió varios cortometrajes e hizo, de la fascinación cinéfila, un motivo constante en sus textos The New Creatures (1968) y The Lords (1969). Bob Dylan compuso la música de varios largometrajes, actuó en algunos de ellos y dirigió el filme experimental Renaldo y Clara (1978), a cuyo rodaje dedica Sam Shepard su libro Rolling Thunder: con Bob Dylan en la carretera.

Al margen de los múltiples documentales y biografías cinematográficas que se han producido en torno suyo, las grandes figuras del rock se han relacionado con el cine de muy diversas maneras: como compositores, directores y actores, o simplemente como ídolos inalcanzables. Sin embargo, si de rockeros cinéfilos se trata, los británicos y septuagenarios Rolling Stones merecen un capítulo aparte.

Cartel del filme Gimme Shelter (1979), dirigido por los hermanos Albert y David Maysles, en colaboración con Charlotte Zwerin.

Con más de medio siglo de existencia, los Stones son una de las bandas de mayor protagonismo en la gran pantalla. Su extensa filmografía incluye a cineastas como Jean-Luc Godard, Robert Frank, Kenneth Anger y Martin Scorsese, y fue reunida en un festival que organizó en noviembre de 2012 el Museo de Arte Moderno de Nueva York bajo el título de Los Rolling Stones: 50 años en celuloide.

Entre las películas proyectadas en esa muestra memorable, la que se ha beneficiado en mayor medida del paso del tiempo es Gimme Shelter (Dame refugio, 1970). El espléndido documental dirigido por los hermanos Albert y David Maysles, en colaboración con Charlotte Zwerin, retrata el fin de la generación que hizo del “paz y amor” una consigna y una bandera. La utopía estuvo más viva que nunca durante un momento fugaz. Fue apenas un parpadeo. Gimme Shelter muestra el instante en el que el ojo está a punto de cerrarse.

De vuelta. El 6 de diciembre de 1969, cuatro meses después del mítico festival de Woodstock en Nueva York, los Rolling Stones produjeron un concierto gratuito y multitudinario en el autódromo abandonado de Altamont, al norte de California. Para esa fecha, los Stones ya habían ido y vuelto de la psicodelia, habían sido encarcelados en Londres por consumo y posesión de drogas, y habían cumplido con el ritual de todo rockero respetable al ser invitados y vetados por The Ed Sullivan Show de la cadena televisiva CBS. Para esa fecha, los Stones eran ya, definitivamente, “sus satánicas majestades”.

El Festival de Altamont reunió a 400.000 personas e incluyó a grupos emblemáticos del movimiento hippie como Jefferson Airplane y Santana. Con el propósito de filmar la vorágine, los hermanos Maysles solicitaron la colaboración de la documentalista Charlotte Zwerin y contrataron a 18 sonidistas y 22 operadores de cámara.

Entre aquellos destacaba apenas un veinteañero Georges Lucas, quien, pocos años después, filmaría su propia versión del espíritu de los 60 en su película American Graffiti (1973).

Durante los primeros minutos de Gimme Shelter, la mirada se detiene en los movimientos sinuosos de Mick Jagger. El documental vuela inicialmente detrás de ese poderoso imán que se contorsiona sobre el escenario con la dignidad de un dios salvaje.

Keith Richards está todavía lejos de ser considerado el cuarto mejor guitarrista de todos los tiempos por la revista Rolling Stone –fundada cinco años después que la banda– y el baterista Charlie Watts no se ha revelado aún como el líder oculto de los Stones.

Un par de días después, frente a la moviola, los músicos observan el material filmado mientras escuchan en la radio la polémica desatada por la muerte de un joven afroamericano durante el concierto. Se llamaba Meredith Hunter.

En medio de la multitud y la creciente confusión, Hunter había levantado su revólver con la mano derecha y había sido apuñalado por la espalda por un miembro de los Ángeles del Infierno. El grupo de motociclistas había sido contratado para garantizar la seguridad durante el festival a cambio de cerveza.

De la ilusión al desamparo. En las planicies de Altamont, durante el largo preámbulo a la presentación de los Stones, uno de los miembros de los Ángeles del Infierno golpea en el escenario a Marty Balin, cantante de Jefferson Airplane.

Poco después, Tina Turner reinventa las posibilidades del micrófono como metáfora sexual. La violencia y la desnudez, los abrazos, las mascotas y los niños, conviven en Altamont con los viajes de LSD y las solicitudes de apoyo a la causa de las Panteras Negras.

Los primeros minutos del documental siguen los movimientos sinuosos de un Mick Jagger que se contorsiona sobre el escenario.

Algunas horas después, al tiempo que bajan las luces diurnas, suben al escenario los Stones. El público salta, ingrávido, al ritmo de la guitarra de Richards. Jagger se mueve también en cámara lenta, con los ojos cerrados. Salta y el movimiento se repite entre la multitud. Una larga bufanda roja cae hacia atrás y le confiere la apariencia de un superhéroe excepcional, más cercano al misterio y a la sensualidad que a la justicia.

La violencia aumenta entre la multitud, y el concierto se interrumpe una, dos, tres veces. La cámara registra, entre la penumbra, a una muchacha que llora mientras tararea la música que explota en los amplificadores. Los Ángeles del Infierno intentan aplacar el caos a golpe de tacos de billar. Poco a poco, la insignia que cubre sus espaldas adopta la forma de un mal sueño. Es el fin de la inocencia; la muerte de la generación Woodstock pocos minutos antes de la muerte de Meredith Hunter.

El tema musical Gimme Shelter incluye unos versos desesperados que dieron paso a lo que el cronista de la contracultura estadounidense Greil Marcus llamó “la mejor grabación de rock and roll de la historia”: unos versos que piden refugio en medio de la tormenta mientras gritan: “La violación y el asesinato están a sólo un disparo de distancia”. Son unos versos insólitos para los días del amor libre, pero ajustados milimétricamente a las imágenes televisivas que llegan todos los días desde Vietnam.

En palabras de Mick Jagger, “Gimme Shelter es una canción del fin del mundo, es el Apocalipsis”. La película toma prestados el título y la clarividencia de la canción de los Stones, y traza la distancia que separa la ilusión del desamparo; el cielo del infierno.

Plano tras plano, el cuerpo de Jagger comienza a ubicarse en los márgenes del encuadre. Ahora, como lo recordaría algunos años después el coronel Kurtz de Apocalipsis Now (1979), es el horror quien cobra protagonismo y lo consume todo.

En la moviola, Mick Jagger retrocede la cinta. El cuchillo en la mano de uno de los Ángeles del Infierno se eleva y se detiene sobre la espalda espigada de Meredith Hunter.

Poco después, Jagger levanta la mirada de la moviola y la dirige hacia el ojo del espectador. Su expresión congelada confirma que la película no es el espectáculo brillante que alguna vez imaginó. Es crepuscular, amarga y devastadora. Es la comprobación de que esa noche, en el autódromo abandonado de Altamont, el apocalipsis estuvo a sólo un disparo de distancia.

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Ficha técnica.

Título original: Gimme Shelter.

Año de estreno: 1970.

Duración: 91 minutos.

Dirección: Albert Maysles, David Maysles y Charlotte Zwerin.

Producción: Porter Bibb y Ronald Schneider.

Fotografía: Albert Maysles, David Maysles y Gary Weis.

Montaje: Joanne Burke, Robert Farren, Ellen Giffard, Kent McKinney.

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Breve filmografía rockera.

A Hard Day's Night (Richard Lester, 1964).

Don't look back (D.A. Pennebaker, 1967).

Monterey Pop (D. A. Pennebaker, 1968).

Sympathy for the Devil (Jean-Luc Godard, 1968)

El submarino amarillo (George Dunning, 1968)

Woodstock (Michael Wadleigh, 1970).

Ziggy Stardust and the Spiders from Mars (D. A. Pennebaker, 1973).

The Rutles: All You Need is Cash (Eric Idle, Gary Weis, 1978).

El último vals (Martin Scorsese, 1978).

El muro (Allan Parker, 1982).

Stop Making Sense (Jonathan Demme, 1984).

This is Spinal Tap (Rob Reiner, 1984).

The Doors (Oliver Stone, 1991).

Year of the Horse (Jim Jarmusch, 1997).

Casi famosos (Cameron Crowe, 2000).

No Direction Home (M. Scorsese, 2005).

I'm not There (Todd Haynes, 2007).

Control (Anton Corbijn, 2007).

Across the Universe (Julie Taymor, 2007)

Shine a Light (Martin Scorsese, 2008).

When you're Strange (Tom DiCillo, 2009).

Taking Woodstock (Ang Lee, 2009).

Searching for Sugar Man (Malik Bendjelloul, 2012).

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