Esta es una familia bastante extraña. No puede decirse que son sapos que se comportan como humanos, porque ninguna persona vive 200 años, deja la cabeza olvidada sobre el televisor de la casa ni se vuelve invisible para confundirse con el eco.
La delirante familia Tosco, del escritor Eric Conde, reúne 37 microrrelatos independientes pero relacionados entre sí, en los que se exponen situaciones tan absurdas que traspasan los límites de lo real.
El libro –publicado por la Editorial Costa Rica– obtuvo en el 2009 una mención honorífica en “Invenciones”, primer concurso iberoamericano de narrativa para niños y jóvenes, organizado por el Centro Cultural de España en México .
Fue en esa oportunidad que el jurado la calificó como una obra inserta dentro de la narrativa nonsense, o sin sentido.
“Esto quiere decir que el autor recurre a herramientas de ruptura, como saltar de la ficción a la realidad y viceversa, sin establecer límites o líneas divisorias entre lo posible y lo imposible”, declaró a La Nación el autor, quien admitió echar mano de estos recursos.
De este modo, tanto los personajes como las situaciones rayan en el surrealismo.
Sobre el género de su obra, el escritor declaró que “está a mitad de camino entre una novela y un libro de cuentos”.
Las insólitas historias involucran a los miembros de distintas generaciones de la familia Tosco: el abuelo Amal y la abuela, el hijo de Amal, Heriberto, y el niño Luis (hijo de Heriberto y nieto de Amal), quienes vivieron durante el “Ranacimiento” una época que duró 200 años.
Pero también hay otros personajes no humanos, con una gran carga protagónica y simbólica, como una gallina.
“La historia principal de este libro es la obsesión del abuelo Amal Tosco, porque no le alcanza el tiempo”, aseveró el autor, nacido en Cuba en 1961 y residente en Pérez Zeledón desde 1996.
“Esa era la obsesión de mi abuelo Eugenio y creo que también la mía”, comentó.
Conde reconoce que en esta obra hay una profunda huella autobiográfica.
En los personajes está escondida la personalidad del escritor y las imágenes, conscientes o inconscientes, que el autor tiene de las personas y el contexto que lo rodean.
“Por medio de los personajes, el novelista da un testimonio de lo que él es, lo que vive y vivió, y del drama de la vida que se mueve a su alrededor”, comentó Conde.
Y agregó: “Yo me crié con mis abuelos y, como ellos eran mi familia más cercana, también pueden ser los personajes más auténticos en mis libros”.
Dijo que a pesar de ser una historia fantástica, también plantea “críticas profundísimas al comportamiento humano, allí donde ha perdido su autenticidad”.
Las obra fue ilustrada por Rodmi Cordero. Se present a hoy, a las 7 p. m., en la Galería Trincheras, en San Isidro de Pérez Zeledón.