El productor y administrador Alexander Cuadra, exdirector del Centro de Producción Artística y Cultural (CPAC), describió lo que calificó como una comunicación “casi que agresiva” por parte de la ministra de Cultura, Nayuribe Guadamuz, durante el tiempo en que estuvo en el cargo nombrado por ella misma.
“Vuélvame a ver a los ojos”. “Ya ustedes saben qué puede pasar si esto no pasa”. Esas son algunas de las frases de Guadamuz que el exfuncionario asegura haber recibido de parte de la jerarca.
Además, en esta entrevista con La Nación, detalló que sus roces con la ministra se dieron, principalmente, por su ayuda para producir eventos de Casa Presidencial.
Cuadra fue uno de los cuatro directores cesados por la ministra la noche del 11 de mayo mediante un correo electrónico que alegaba la necesidad de un “ajuste en la gestión estratégica que se procura desde el despacho ministerial”. De hecho, Cultura anunció el martes pasado que la gestora cultural y productora escénica, Sally Molina Villalobos, fue nombrada como directora del CPAC a partir del 23 de mayo.
El exdirector agregó que, de los proyectos del CPAC que estaban en marcha a su salida, le preocupa especialmente el Festival Nacional de las Artes, programado para agosto en la zona de Occidente.
A continuación, los principales extractos de la conversación:
—¿Cómo califica el liderazgo de la ministra dentro del Ministerio de Cultura?
—Cuando uno analiza los perfiles de las posiciones que se ocupan en una organización, por mi formación como administrador, creo que siempre se debe considerar —sobre todo para un puesto tan importante como es ser un ministro— el conocimiento que tenga sobre el tema específico al que se va a dedicar, experiencia y liderazgo, o sea, el manejo de cantidad de personas y direcciones.
“En un tiempo muy corto, comencé a observar debilidades de liderazgo, desconocimiento de la contratación administrativa y desconocimiento del funcionamiento del Ministerio; además de una comunicación poco asertiva, para llamarlo de una manera. Una comunicación casi que agresiva con todos, no solo conmigo”.
—¿Agresiva en qué sentido?
—Temas como ‘vuélvame a ver a los ojos’ , ‘ya ustedes saben si esto no pasa, qué puede pasar’, ‘si no, tengo que hablar con el presidente...’. A eso me refiero. A ese tipo de comunicación que lo único que hace es propiciar intimidación, de la cual yo no estoy, digamos, consciente de que ese sea un método adecuado de dirección.
“Creo en la comunicación asertiva, en tener comunicación abierta, unión, apoyar a las personas y no utilizar la amenaza como instrumento para buscar resultados.
“Todos los que asumimos la responsabilidad de una dirección teníamos claro que teníamos un trabajo que hacer, un plan que hacer y unas metas que queríamos realizar. No creo que ninguna de las personas que estábamos ahí queríamos dar al traste con ningún proyecto; todo lo contrario”.
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—¿Esto se dio en reuniones grupales?
—Eso fue en reuniones grupales y en reuniones individuales.
—¿Siempre fue así o fue con el avance de la gestión?
—Desde el inicio fue así.
Roces por ayuda a Casa Presidencial
—Dos semanas después de que le llegó la carta de cese, ¿cómo analiza su salida de la dirección del CPAC?
—¿Cómo interpreto yo mi salida ahora? Sigo todavía con dudas. Durante estos días, no puedo negar que he tratado de buscar respuestas por diferentes caminos para entender cuál es la razón.
“Sigo diciendo de manera clara que hice mi trabajo. Creo que lo hice de buena manera. Prueba de eso fue el análisis de evaluación del desempeño que hice directamente con la ministra, donde ella obviamente me mostró sus observaciones y las cuales, yo traté de resolver en el corto plazo, porque eso ocurrió en febrero”.
—¿La ministra lo evaluó bien?
–Sí, fue un 95 de evaluación. No me considero tampoco que soy un 100. Todos estamos en un proceso de mejora en cualquier organización y yo entiendo también que tengo mis fortalezas y debilidades como profesional y como ser humano. Sin embargo, esa conversación (con la ministra) fue franca, sincera, muy profesional y de acuerdos, en el sentido de que teníamos que tener un poco más de comunicación. Propuse una reunión semanal para mejorar esa comunicación en la consecución de los proyectos.
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—Me dice que uno de los temas a mejorar fue el tema de la comunicación. ¿Es difícil comunicarse con la ministra?
—Sí, es complejo. Yo planteé esa reunión semanal, la cual nunca se dio después de esa revisión en febrero. De ahí en adelante, básicamente, nuestras conversaciones eran en pasillos o en actividades, pero no de manera profesional o de trabajo para revisar el cronograma (de actividades del CPAC) que le habíamos presentado los productores y yo.
“Es importante decir que en el decreto (de creación del CPAC) está establecido que el Centro de Producción da apoyo a al Gobierno y nosotros construimos proyectos de manera conjunta con la oficina del presidente, como, por ejemplo, el proyecto que realizamos de abolición del Ejército y desarrollamos otro proyecto como el de la conmemoración de la Independencia. Para este año teníamos otra serie de actividades de celebración de fechas importantes para el país”.
—En el Ministerio de Cultura se comenta que, precisamente, esa relación de ayuda a Casa Presidencial produjo roces entre usted y la ministra…
—Sí, sí. Efectivamente. Sin embargo, yo todavía no logro entender la razón. Eso ocurrió, pero nunca entendí por qué. Mi interpretación de esto es un solo gobierno, es una sola administración. Los proyectos tenían un componente cultural. Para nadie es un secreto que la abolición fue un gran evento cultural, donde participaron artistas, hubo además pintura, bandas, bailes típicos y un montón de actividades que involucran la cultura. Lo que quiero decir con esto es que todos los proyectos que desarrollaba con el despacho del señor presidente siempre tenían un composición cultural. No creo que eso debería ser un problema para la ministra ni para la Presidencia.
—¿Cuál era específicamente el reclamo al respecto?
—Que yo le estaba dedicando mucho tiempo a los proyectos del presidente y poco tiempo a los proyectos del CPAC, cosa que no es correcta. Mi manera de ser o mi personalidad es estar siempre literalmente trabajando en la producción y me encanta, me apasiona; entonces, yo nunca abandonaría los proyectos del Centro de Producción, que son fundamentales, como el Festival de las Artes, por otros proyectos.
“Yo creo que si hay una buena organización de tiempo y de espacio todos pueden salir sin dedicarle menos o más tiempo a ninguno de esos. Creo que soy una persona muy responsable, organizada, como para dejar botadas cosas”.
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Viacrucis administrativo
—Me mencionó que el punto de inflexión en su trabajo en el Ministerio fue el Festival de las Artes. ¿Por qué lo considera así?
—Nosotros iniciamos los carteles de licitación en diciembre, para hacerlo con tiempo, porque casualmente consideramos que había que hacerlo con buen tiempo. Teníamos un punto de inflexión que era la contratación del outsourcing o el servicio profesional que le da apoyo al Festival de las Artes. Cuando yo ingresé al CPAC, ese contrato estaba funcionando, pero se venció en el 2022. Obviamente a mí me preocupaba mucho y entonces puse las luces de alarma en el despacho de que ese contrato había que moverlo, de que rápidamente había que ponerlo en la corriente de contratación y de carteles.
“Envíe la propuesta, que era básicamente la misma que estaba funcionando en la administración anterior, y el despacho lo frenó indicando que había que revisar los perfiles, había que revisar los montos de pago, que había que revisar todo el contrato. Hicimos reformas a eso”.
—¿Quién lo devolvió?
—Lo devolvió el Viceministerio Administrativo con unas observaciones. Lo revisamos, lo mejoramos, lo enviamos…
“Permaneció en el Despacho como un mes, sin respuesta alguna, hasta que yo envíe una carta descargando la responsabilidad de que eso no se moviera, porque podían echar al traste todos los proyectos del CPAC”.
—¿Cuándo envió usted esa carta?
—Eso fue en diciembre. Cuando regresamos de vacaciones en enero, volvimos a retomarlo y lo enviamos a la Proveeduría y la Proveeduría lo devolvió indicando que necesitaba el visto bueno de Recursos Humanos.
—¿Por qué?
—Todavía me pregunto por qué.
—¿Será por los perfiles profesionales?
—Supongo que sí. De nuevo, este es un contrato que ha venido funcionando en el Ministerio de Cultura durante años, no es algo nuevo. Pero, bueno, resulta que, para este caso, se convirtió en algo nuevo, cosa que no entiendo qué cambió.
—¿Cuándo enviaron el cartel a Recursos Humanos?
—Estamos hablando de que ese proceso puede haber durado fácilmente dos meses. Entre que va a Proveeduría, va la recomendación, va a la reunión con el viceministro, y va el tema a Recursos Humanos y Recursos Humanos indica no son ellos los que pueden hacer las observaciones, entonces ponen a un especialista de Recursos Humanos. El especialista en Recursos Humanos entra en acción...
“En eso se nos fue hasta finales de abril, cuando nos quedamos sin contratos de outsourcing porque yo en diciembre despedí aproximadamente a siete personas a causa de esto; me quedé con seis personas y en abril, ya no tenía nadie (del contrato de outsourcing).
—Estos contratos de outsourcing son de gente que llega a reforzar el CPAC porque su equipo es pequeño, ¿cierto? ¿Cuáles son sus funciones?
—Exacto. Por ejemplo, ahí hay personas gestoras de público que son las que se comunican con las escuelas para los festivales, hay un productor técnico que tiene que ver con la parte de sonido, vídeo y montaje, otra persona que tiene con escenografía, con la parte de montajes; otra persona que tiene que ver con permisos para las actividades, otras que son llamados regentes, que son como asistentes de producción técnica; otras que se encargan de hacer el enlace con los artistas para temas de contratos porque hay que generar un contrato por cada uno de los artistas...
“Es un equipo amplio de producción porque el festival es una producción grande. Todas esas personas hay que contratarlas porque el CPAC las necesita para generar toda la parte logística de producción”.
—¿En este momento ese modelo no está funcionando y esos procesos están paralizados?
–Sí, exacto. Están paralizados y ahí están buscando a ver cómo ponen gente del mismo ministerio.
Sin contrato
—Volvamos al contrato de la producción, ¿qué pasó con el cartel?
–No ha pasado nada, ni siquiera se ha publicado hasta la fecha.
—¿Va a dar el tiempo para hacer el Festival Nacional en agosto?
–No lo sé.
—Aún el 11 de mayo, usted creía que si había tiempo para hacer el festival...
—Sí, lo que yo tenía en mi cabeza es que a través de patrocinio pudiéramos sostener el equipo y esperar que el proceso de contratación pudiera salir adelante. Sin embargo, con mi salida, a los muchachos ya les dijeron que finalizaban y la estrategia iba a ser que gente del Ministerio asumiera esos cargos.
—¿Cuántos meses antes se requiere tener el equipo de producción para que salga el festival?
—Con parte del equipo trabajamos hasta abril. Ese equipo completo debería de estar al menos a partir del 1.° de junio para que todo salga de la mejor manera en agosto, si no fuera así yo diría que lo sensato es mover la fecha. El resto de contrataciones iban bastante avanzadas: todo lo demás de equipos, cabañas, limpieza, seguridad…
—¿Cuáles son las dimensiones del festival nacional? ¿Son cinco comunidades y ¢700 millones?
—Sí, son ¢700 millones y se realizará en cinco comunidades del Occidente: Naranjo, San Ramón, Sarchí, Grecia y Palmares.
—¿Cuántos artistas participarán?
–Habría unas 127 aproximadamente participaciones artísticas.
Festival “en riesgo”
—¿Esta gestión fue la que definió que el Festival Nacional va a ser este 2023 en Occidente o eso ya había quedado definido?
—Había quedado definido cuando hicimos (en el 2022) el festival en la Zona Norte. Ahí se hizo la modificación del decreto porque tocaba el Festival Internacional de las Artes para este año. Hubo dos razonamientos (para el cambio): el primero porque veníamos de una pandemia y así fortalecer el sector nacional y, segundo, darle chance al Festival Internacional de las Artes porque estábamos contra el tiempo.
—¿Quién decide adónde va el festival?
—Se hace un informe técnico para considerar las ubicaciones y las propuestas. Se analiza donde se han realizado en años anteriores y donde no se han hecho. Luego, una mesa de trabajo técnica le hace la recomendación al director del CPAC. Yo le dí el ok. Con mi ok, siempre se envió un equipo de trabajo al lugar que volvió a hacer un informe técnico para enviárselo a la ministra, para que la ministra le diera el visto bueno. Es un camino también muy muy técnico. No es un camino muy de (asignación) a dedo.
—Aún así la ministra, después de que ya se había definido que era en Occidente, preguntó que por qué se iba a hacer en Occidente, ¿verdad?
—Sí, sí. Yo le respondí: ‘Jefa, pero el informe técnico y todos los detalles’, los vimos ahí y todo bien...
—Es decir, cuando preguntó, ¿ya tenía el visto bueno de ella?
–Así es, ya tenía el ok de ella.
—Entonces, ¿cuán en riesgo está el festival nacional y el internacional?
–Creo que las autoridades deben poner muchísimo interés a que avance ese contrato de producción a la velocidad más rápida posible para poder lograr ese objetivo. No quiero ser negativo; yo no dudo que se pueda lograr, pero tienen que meterlo en las prioridades.
“El tema no solo es por el festival, sino también por todos los demás proyectos que dependen de ese recurso. Casualmente cuando más ejecución presupuestaria tiene el Centro de Producción es en el segundo semestre porque es cuando la mayor cantidad de actividades se dan: el Festival Nacional de las Artes, la Fiesta de Literatura, la feria Hecho Aquí... Hay muchísimos proyectos y se requiere muchísimo apoyo de ese equipo”.
—Sin embargo, no me respondió, ¿cuán en riesgo están los festivales?
–Si ese contrato no sale, ambos festivales están en un riesgo importante.