Cuando Alex Rivera decidió estudiar animación digital, tenía un objetivo claro: trabajar en Disney. El desamparadeño, de 34 años, perdió la cuenta de la cantidad de veces en las que dudó de si había tomado la decisión correcta; sin embargo, se mantuvo firme, tratando de ser cada día un mejor estudiante. Hoy puede decir no solo que su sueño se hizo realidad y tiene una plaza fija, de tiempo completo, en la compañía, sino que dio vida a su personaje favorito de Disney: Moana.
Todo comenzó cuando Rivera era estudiante de la carrera de Animación Digital, en la Universidad Veritas, y descubrió que podía hacer internados en la compañía de Mickey Mouse. Se trata de un tipo de pasantías que le permite a los jóvenes prepararse al lado de profesionales del famoso estudio. Para ese entonces el tico ya había llevado varios cursos en línea que se especializaban en la animación de personajes, que era lo que más le gustaba.
“La realidad es que a mí me costó mucho salir del país, pero una vez que conseguí los dos internados en Disney como que se me abrieron las puertas del mundo, me abrió mucho los ojos, fueron dos experiencias que marcaron mi vida y los estudios me daban más atención”, detalla Rivera.
Su último internado, en el 2018, fue quizá el más importante, pues le permitió trabajar al lado de otros cuatro jóvenes de diferentes partes del mundo, en Voilà, un corto de 30 segundos de Walt Disney Animation Studios que fue bastante aplaudido.
Posteriormente, Alex regresó a Costa Rica para terminar su carrera. Meses después ya estaba en Australia trabajando y al poco tiempo surgió una oportunidad en Londres, Inglaterra, para colaborar en la animación de la película Tom y Jerry.
Tras la pandemia, Sony le dio la oportunidad de viajar a Canadá y trabajar a tiempo completo con su estudio, con el que desarrolló Sea Beast, para Netflix, hasta que a inicios del 2023 surgió una oportunidad en Disney, una que no podía rechazar y, que sin pensarlo dos veces, aceptó. El primer proyecto que le dieron fue la animación de Moana 2, en los estudios que tiene la compañía en Vancouver, Canadá, país en el que él vive.
“Disney siempre ha sido mi sueño. Duré aproximadamente año y medio trabajando en todo lo que fue la producción. Creo que ha sido el mayor reto profesional que he tenido hasta el momento, porque la estructura de Disney es tan grande, hay tantos departamentos involucrados. O sea, teníamos reuniones para explorar la cultura de la polinesia francesa y para llegar al estilo de la película”, explica.
Moana: un reto profesional... y personal
Trabajar en la animación de Moana 2 no solo fue su primer proyecto como empleado de Disney, sino que fue la película que cuenta con una trama que compara con su vida, principalmente porque vive en Canadá, a miles de kilómetros de Costa Rica.
“Tengo una conexión emocional muy grande con Moana, por eso es mi personaje favorito de Disney. Cuando yo empecé a trabajar en esta película, a mi abuelita le diagnosticaron cáncer y yo estaba aquí en Canadá y entonces tuve que hacer bastantes viajes a Costa Rica, porque Moana, en la primera película, pierde a su abuela, entonces había momentos en los que yo estaba animando que eran realmente difíciles. Incluso, en el momento en el que ella toma la decisión de dejar a su familia atrás por buscar un llamado, fue complicado porque me estaba pasando a mí en ese momento”, comenta.
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Además, mantiene una relación a distancia con su novia, Mariela Quirós, quien vive en Liberia y con quien se casará en marzo del 2025, por lo que la lejanía es aún más compleja.
Alex pensó que si unía todos esos factores, su historia podía, de una u otra forma, verse reflejada en el largometraje, que se estrenó el pasado 28 de noviembre.
“Aunque fuera un momento difícil yo tenía que usarlo a mi favor, porque uno como artista trata de traer esos pedacitos de historia de uno y conectarlos a la película y aunque Moana tiene sus propias reglas a seguir de cómo debe lucir el personaje y que no pierda su esencia, nosotros como artistas tenemos que ver de qué forma elevamos aún más la toma, o sea, cuál es el ingrediente secreto que nosotros como artistas traemos y al final ese es el valor agregado”, afirma.
Y agrega: “Nosotros como animadores tenemos un dicho que es que para poder retratar la vida en pantalla, tenemos que tener una vida, entonces siempre es importante agarrar esas pequeñas herramientas, esos pequeños pedazos de historia y ver de qué forma estratégica los adaptamos a las tomas que nos toca realizar”.
Con su primer proyecto finalizado en Disney, Alex ya comenzó a animar una nueva película con el famoso estudio. Y aunque no puede dar detalles, lo que sí puede decir es que su sueño se sigue cumpliendo.
De hecho, se siente muy agradecido, pero recalca que llegar hasta donde está fue muy difícil, tanto que en varias ocasiones la compañía lo rechazó; sin embargo, ahora entiende por qué.
“Me siento muy orgulloso del esfuerzo que he hecho, porque cuando estaba estudiando hubo momentos donde tuve incertidumbre de si algún día iba a estar acá o no. Pero al estar acá, uno vuelve a ver al pasado, a todos los sacrificios que uno hizo, y uno como artista siente que ha valido la pena. Cada noche que no dormí ha valido la pena”, dice.
Por eso, ahora solo espera seguir aprendiendo y sumando experiencias.
“Mucha gente me dice que ahora que cumplí mi sueño qué sigue, pero yo digo que uno cuando entra aquí es como volver a entrar a la escuela, es un mundo nuevo, con herramientas nuevas y personajes nuevos. Además, el ámbito artístico sigue evolucionando y la tecnología también, entonces hay miles de cosas que aún se puede seguir aprendiendo”, comenta.
Con el trabajo hecho, al animador digital no le queda más que agradecerle a su mamá, Maribel Valverde, pues asegura que sin ella no hubiese llegado hasta Disney.
Y antes de terminar, le pide a los ticos que cuando finalice Moana 2 se queden viendo los créditos, pues ahí aparece el nombre de un costarricense, uno que quiere demostrar que los sueños se cumplen con trabajo y perseverancia.
La película se encuentra en cartelera en las principales salas de cine del país.