“En la esquina dobla a la izquierda y de ahí son como 200 metros, frente al árbol de mango”.
¿Le suena familiar una dirección de ese tipo?
Posiblemente la respuesta sea sí, pues los ticos, ya sea por necesidad o costumbre, suelen ser muy creativos al momento de dar direcciones. Pues ahora, un cortometraje busca mostrarle al mundo esa forma en que los costarricenses llegan de un lado a otro sin perderse en el intento, a partir de singulares y muchas veces insólitos puntos de referencia.
Se trata de Direcciones, un documental de 15 minutos en el que los esposos y cineastas María Luisa Santos y Carlo Nasisse tratan de entender cómo hacen los costarricenses para llegar a un lugar en específico sin necesitar de calles o números (la forma usual que se acostumbra en otros países). Por el contrario, utilizan casas, arboles, monumentos o lugares en particular.
“Entre más lo pensábamos y más investigábamos el tema, nos íbamos dando cuenta que esta manera de dar direcciones nos permitía conocer los lugares de verdad, no solo cómo son ahora, sino a entender cómo fue un lugar hace 50 años”, explica Santos, quien es hija del director de Telenoticias, Ignacio Santos.
En esta producción los cineastas, quienes están casados desde hace un año, toman como referencia sitios como el Súper Aguimar, en Escazú; el obelisco de Paseo Colón -que se derribó por la década de 1950-; también el antiguo Hotel Cristal y el árbol del Higuerón, en Montes de Oca.
Además, para complementar la producción, Santos y Nasisse conversaron con personal de Correos de Costa Rica, también con el arquitecto e investigador de la ciudad de San José, Andrés Fernández, y con la abuela de Santos, Ligia Kopper.
“Para mí es muy especial y me encanta que mi abuelita esté en la película. Direcciones me permitió conectar con los lugares y me parece muy lindo ver que la gente se conmueve mucho, que les da nostalgia, que les trae el recuerdo de algunos lugares y cómo solían ser. Además, aprendimos un montón de puntos de referencia que no conocíamos”, afirma.
Tema cultural
Aunque para María Luisa fue sencillo trabajar en este documental, pues está acostumbrada a las direcciones tan criollas, para su esposo Carlo fue un poco más complejo.
Nasisse es originario de Estados Unidos y, por ello, la particular forma en que los ticos llegan a un sitio que desconocen fue una experiencia interesante. Le sorprende que ya sea una costumbre en el país.
“Luisa me había contado lo de las direcciones hace varios años y siempre me pareció curioso. En el campo, en Estados Unidos, dan direcciones así pero solo en el el campo. Entonces, yo no podía imaginar cómo un sistema podía funcionar así en la vida real; y luego de vivir un par de años en Costa Rica y pedir direcciones en la calle al fin entendí”, detalla Carlo.
Eso sí, el estadounidense reconoce que “a veces habían momentos frustrantes de perderse, aunque también era una excusa para conocer a otras personas”.
Sin embargo, lo que más llamó la atención del cineasta norteamericano al grabar este documental, fue el hecho de que los costarricenses utilizan lugares que ya ni siquiera existen como referencia para guiarse. Afirma que eso le permitió, de una u otra forma, conocer cómo era la Costa Rica de antes.
El documental fue producido por la costarricense Natalia Quesada, con quien María Luisa trabaja desde hace mucho tiempo en todos sus proyectos.
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Idea en pandemia
Según relata Santos, la idea de hacer este proyecto surgió durante la pandemia, cuando ella y Nasisse buscaban trabajar en algo que “no fuera demasiado complicado” durante el confinamiento en Costa Rica.
Para los cineastas, este es un documental que trasciende generaciones, de allí que haya llamado la atención en los festivales de cine en los que se ha exhibido, tales como Slamdance, en Estados Unidos, y en los que se presentará próximamente como el Big Sky Film Festival, también en ese país.
Además, el documental fue seleccionado en el festival de cine Flickerfest, en Sidney. De los 400 cortometrajes que participaron, la producción logró colarse entre los 13 finalistas.
“Hemos visto que cada persona alrededor del mundo se conecta con la película de una manera diferente, nos cuenta cómo dan direcciones en sus hogares. Gente de India, de Inglaterra, de Japón... todos nos cuentan historias diferentes. Y algo muy bonito es que, a través de Costa Rica, hemos tocado algún tema universal”, añade Nasisse.
El cortometraje aún no se exhibe en Costa Rica. No obstante, los cineastas esperan poder mostrarlo este 2023 en el país.