Desde los 3 años de edad, David Delgado y Jean Carlo Leitón han sido mejores amigos; al crecer uno se dedicó al área financiera y el otro siempre se inclinó por emprender. Después de un viaje a Norteamérica, el segundo animó al primero a abrir un restaurante de comida canadiense y no con cualquier platillo: sí o sí, el sueño gastronómico tenía que tener el ‘poutine’ como su platillo estrella.
Este plato surgió en Quebec, Canadá, en la década de 1950, su nombre proviene del argot quebequense, que significa “mezcla desordenada”, una descripción perfecta para esta combinación de sabores.
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Inspirados en el nombre del plato nació Mr. Poutine, el único restaurante de comida canadiense de Costa Rica. Allí, tal como lo plantearon desde un inicio, se especializan en preparar el singular plato, que básicamente consiste en una base de papas fritas y queso en grano, que se derrite al contacto con la salsa gravy caliente. Este último ingrediente es el gran secreto de este par de amigos.
El lindo viaje a Canadá y la inspiración que llegó al estómago
Tal como se adelantó al principio de este artículo, la historia de Mr. Poutine empezó con Jean Carlo viajando junto a su esposa Janine a Canadá, en el 2024. Allí, el tico probó la cuchara canadiense y quedó encantado. Durante ese mismo año viajó nuevamente a ese país, y la idea de abrir un restaurante en honor al poutine surgió mientras se comía uno.
Así fue como hizo un estudio de mercado y descubrió que, en Costa Rica, hace mucho tiempo alguien vendía el poutine para llevar, pero luego desapareció la opción de degustarlo en suelo nacional. Así las cosas, su esposa, quien es abogada, le ayudó con los temas administrativos de marca, pero le faltaba un socio.
Mientras esto sucedía, David se sentía frustrado en su trabajo, pues las cosas no iban de lo mejor. En diciembre tomó la decisión de renunciar y lanzarse junto a Jean Carlo en la aventura de la cocina.
“A mí me daba ese temor de llegar y emprender, pero uno dice: ‘No, no, tengo que cambiar ese chip’, y si uno no hace las cosas, no sabe qué va a pasar en el futuro, hay que aprender a quitarse el temor. Entonces salió la propuesta del restaurante y yo dije, démosle de una vez”, afirmó David.
¡Receta secreta!
Sin ser nativo, el gran reto de comerciar con comida de otro país, es lograr encontrar los sabores adecuados.
“La salsa es el secreto, nosotros habíamos probado la de paquete y dijimos: ‘Es riquísimo, porque es la salsa que probé allá, pero luego pensamos: ‘Siento que está un poco insípida, hay que meterle algo a lo tico. La hicimos natural, duramos como un mes probando salsas todos los días, hasta que llegamos al punto”, comentó Jean Carlo entre risas.
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Incluso, antes de unirse al proyecto, David no había probado el poutine, hasta que su mejor amigo le hizo uno. De inmediato se enamoró de todos los sabores que rodean al plato.
Los amigos abrieron este emprendimiento en la Villa Gastronómica, en Heredia, y cuando encontraron el lugar decidieron decorarlo de manera que apele al mejor estilo rústico y tradicional de Canadá.
Colocaron un alce con sus cuernos en 3D, por lo que ha provocado que las personas que llegan al lugar se tomen fotografías allí. Además tienen una lámpara con detalles representativos a la cultura, y el menú tiene los nombres de las provincias canadienses: Quebec Putin, Toronto Putin, Alberta Putin y otros relacionados a la geografía de este país.
El restaurante evoca el recuerdo de los canadienses que no prueban este plato desde hace mucho tiempo y también despierta nuevas sensaciones en el paladar de los ticos.
“Los clientes están conociendo un poquito la comida, aquí llega gente de todas las culturas, que quieren probar cosas nuevas. Ya topamos con la bendición de que han llegado canadienses que tenían como 10 años de no probarlo y quedaron encantadisimos”, agregó Leitón.
Ahora, estos mejores amigos esperan conservar su receta secreta como su amistad, en una sociedad de sabor que espera triunfar en Costa Rica.