Chris O’Donnell estuvo cerca de protagonizar algunas de las películas más exitosas de Hollywood. Por un breve periodo, su nombre figuró como opción principal para papeles como Jack Dawson en Titanic, el Hombre Araña que hizo al final Tobey Maguire y el Agente J de Hombres de negro, interpretado por Will Smith.
En todos los casos, los productores lo tenían en la mira. Sin embargo, O’Donnell no aceptó. Era uno de los galanes más cotizados de los años 90, nominado al Globo de Oro y considerado una estrella en ascenso.
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Mientras estaba en la cima de su carrera, quien fuera el Robin de Batman Forever y Batman y Robin tomó decisiones que cambiaron su rumbo. Rechazó proyectos claves, se alejó de los reflectores y, con el tiempo, transformó su vida. Hoy, reparte pizzas y administra su propia cadena de restaurantes. Su historia demuestra que la fama puede desvanecerse tan rápido como llega.
La exitosa carrera de Chris O’Donnell
En 1987, cuando tenía 16 años, protagonizó un comercial de McDonald’s junto a Michael Jordan. Esa aparición captó la atención de las grandes productoras. O’Donnell, oriundo de Winnetka, Illinois, comenzó así su camino en el cine.
En 1990 actuó en la película Los hombres nunca se van (Men Don’t Leave) con Jessica Lange y Kathy Bates. Al año siguiente compartió pantalla con Bates en Tomates verdes fritos (Fried Green Tomatoes), y en 1992 estrenó Código de honor (School Ties) junto a Brendan Fraser y Matt Damon. Estuvo cerca de participar en El príncipe de las mareas (The Prince of Tides), pero Barbra Streisand prefirió elegir a su hijo Jason Gould.
En 1992, O’Donnell protagonizó Perfume de mujer (Scent of a Woman) junto a Al Pacino, quien ganó el Óscar a mejor actor por ese papel. Chris interpretó a Charlie Simms, un joven que cuida a un coronel retirado y ciego. Su actuación le valió una nominación al Globo de Oro. Después de ese éxito, participó en Los tres mosqueteros (The Three Musketeers) y Cielo azul (Blue Sky).
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En 1995 interpretó a Robin en Batman eternamente (Batman Forever), donde compartió créditos con Val Kilmer. Dos años después Joel Schumacher lo dirigió nuevamente en Batman y Robin, esta vez con George Clooney como el Hombre Murciélago. O’Donnell rechazó otros papeles importantes para aceptar ese rol. James Cameron lo consideró para Titanic, pero él declinó. Entonces, el papel de Jack Dawson fue para Leonardo DiCaprio.
Steven Spielberg también lo quería como protagonista de Hombres de negro, pero O’Donnell dijo que no. Finalmente, Will Smith obtuvo el papel. Estas decisiones marcaron su carrera de forma irreversible.
Batman y Robin, considerada por muchos como una de las peores películas de superhéroes, marcó el declive de la carrera de O’Donnell. “Sentía que hacía un comercial de juguetes”, confesó. Afirmó que tras esa experiencia rechazó más ofertas de cine comercial. “Decidí frenar. Si seguía así, podía terminar muy mal. Probablemente no me hubiera casado”, dijo en una entrevista con el sitio La Verdad.
Luego del fracaso, enfrentó una decisión importante: la carrera o la vida familiar. Eligió el amor. En 1997 se casó con Carolina Fentress, maestra de primaria y hermana de su mejor amigo. Tuvieron cinco hijos: Lily Anne, Christopher Chip Eugene, Charlie, Finley y Maeve.
Continuó actuando. Protagonizó Límite vertical (Vertical Limit) y apareció en series como Anatomía de Grey (Grey’s Anatomy), donde interpretó al veterinario Finn Dandridge, interés amoroso de Meredith Grey. Aun así, no recuperó la fama de los años 90. También estuvo cerca de protagonizar Spider-Man, pero el papel quedó en manos de Tobey Maguire.
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Chris O’Donnell prefirió la vida familiar que la artística
Pensó que no volvería a trabajar como actor. Sin embargo, con cinco hijos, no podía quedarse sin empleo. A los 40 años encontró una nueva oportunidad en la televisión con NCIS: Los Ángeles, serie que coprotagonizó con LL Cool J. La producción tuvo 323 episodios y 14 temporadas. Finalizó en 2023.
En una entrevista con La Nación de Argentina en 2021, O’Donnell afirmó que siempre priorizó a su familia. “Eso me lo enseñaron desde pequeño. No debía enfocarme solo en el éxito profesional. Cuando llega el fracaso, puede doler mucho. Yo deseaba una gran familia y una vida estable. Afortunadamente, logré eso”, dijo.
Durante su tiempo en televisión, O’Donnell decidió incursionar en la gastronomía. En 1992 se graduó en Marketing en la Universidad de Boston. Siempre pensó que, si no era actor, trabajaría en Wall Street. Esa visión lo llevó a abrir una pizzería junto al chef italiano Daniel Uditi, inspirada en las cenas que organizaba en casa.
“Daniel cocinaba en mi patio desde hacía varios años. Nuestros amigos Charles y Candice Nelson, dueños de Sprinkles Cupcakes, dijeron: ‘Este hombre es increíble, necesitamos abrir un restaurante’”, contó en Live! with Kelly and Michael. La cadena Pizzana cuenta con siete sucursales en California y Texas. O’Donnell participa en la administración y, en ocasiones, reparte pizzas.
Hoy, con 54 años, lleva una vida alejada de los focos. Se dedica por completo a su familia y su negocio.