Extrañeza, desconcierto y, por supuesto, miles de opiniones en redes sociales fueron lo que provocó este miércoles un tuit del narrador estelar de Teletica Deportes, Kristian Mora, en el que se mandó con una chota pública, con evidente descontento por no integrar la numerosa comitiva que Canal 7 enviará a cubrir la Copa del Mundo Rusia 2018.
“Voy a tener que aprender a contar chistes”, escribió Mora, quien lógicamente desató todo tipo de especulaciones sobre si estaba criticando al Canal, a su jefe directo, Jorge Martínez, o a los varios humoristas que integran el grupo, como ha ocurrido en mundiales anteriores.
Kristian no dio declaraciones a la prensa; a sus allegados les comentó que había ejercido su disconformidad en dos líneas pero, eso sí, supimos que su bronca jamás fue en demérito de los compañeros que sí van al Mundial.
Lo bueno fue que ninguna de las partes permitió que la cosa escalara y más bien se tomaron el tema con guasa, pues un día después, en un sketch, estaba Mora haciendo pucheros mientras Chibolo, Juan Vainas y Mauricio Astorga, lo vacilaban porque ellos sí van a Rusia y Kristian no. A la altura de este sábado, la cosa se convirtió en una vacilada colectiva, pues en el intermedio de la final entre Jicaral y San Carlos, que transmitió TDMás con Randall Salazar y Kristian Mora, el narrador hizo un chiste y él mismo se choteó “¿Ven, ya voy avanzando cómo contar chistes?”. Randall se puso rojo de la risa, Mora ni para qué y fueron a comerciales dejándonos a nosotros también en una pura vacilada. Un excelente control de daños por todas las partes, lo cual es muy loable en estos tiempos donde todo se convierte en una bronca apocalíptica.
Visto lo visto, la jugada de Kristian Mora le salió como lograr un empate de chilena o de taquito, en maniobra elegante al filo del pitazo del árbitro.
Ennnnn cambio, diay al que se le fue la mano en un sinsentido post fue al intérprete nacional Balerom, cuyo talento musical fue reconocido como de alto calibre desde que irrumpió en la escena nacional, hace ya varios años. Andrés Eduardo de la Espriella cosechó respeto y reconocimiento, a pesar de que su estilo rebelde siempre le había conferido una que otra bronquilla verbal, por no citar el célebre botellazo que le mandó un asistente a un concierto suyo en la Semana U (UCR), hace unos años.
Resulta que esta semana Balerom se puso en el centro de la polémica con un incendiario post en el que arremete contra las lesbianas que integran la comunidad LGTB, con un lenguaje soez y abiertamente provocador, se fue de patada voladora pero lo más raro fue que no parece haber existido un disparador para que se mandara así, básicamente, sobre la nada. Los insultos que ha recibido de vuelta han sido a graneles y sobran quienes piensan que Balerom está out hace rato y que esa jugadilla fue una treta para ponerse en la palestra y atraer la atención.
No seremos nosotros quienes desenvolvamos semejante chicharrón; cierto que al leer el post lo primero que pensamos era que a alguien se le había perdido el frasquito de pastillas; este viernes el artista, ya desde su página oficial como Balerom, comentó que la gente era muy sensible ante ciertos temas y que su post había sido publicado desde su perfil personal, en el que comparte a menudo su humor negro con sus amigos y dijo que no se valía que lo sacaran de contexto para intentar perjudicar su imagen.
Pues muy fregado. Como que después de patear el hormiguero se puso detrás de las coloraditas pero evidentemente se le fue la mano; de no ser así, Balerom no estaría justificándose en distintos posts, como en el que postea el “trofeo” que se ganó como el “idiota de la semana por ‘machista, misógino, homófobo, estúpido y tener una voz de mierda’”) Auch!, a lo que el artista contestó que agradecía el reconocimiento porque “no es cualquiera el que queda de imbécil de la semana entre tantos grandes talentos, jajaja”.
Eso sí, su frase de cierre parece evidenciar que siempre sí, hasta para Balerom, mandarse así fue generar un torpe ruido sobre su imagen. “Esta es Costa Rica, NO Odiolandia”, dijo. Y entonces nos enredó más porque, a como están el país (y el planeta) repletos de hedor, podredumbre y furia al mínimo toque, Andrés pareció un niño de pecho al salir con esa última hablada: no podía esperar otra cosa que una avalancha de reprobación con los epítetos aún más fuertes que los que él usó en su cuenta personal.
Por supuesto, es su prerrogativa meterse en ese bacanal así. A nosotros nos asombra pero también nos duele –por él– pues una de las mentiras más grandes de esta locura de revolución digital es que “no hay publicidad mala”. Y sí, Balerom era medio mozote y alborotero, hasta gracia nos hacía su humor negro, solo que esta vez sí que no hay forma de encontrarle la comba al palo. Qué tontería.
Hablando de sobredimensionar los errores, todo el mundo en este país parece primermundista: la mayoría de opinólogos no perdonan un gazapo ajeno, habrá que ver si son así de estrictos en sus propios trabajos.
La pifia de la Fedefútbol con el tema de la camiseta sin el nombre que le fue entregada a la Primera Dama, Claudia Dobles, durante la visita de la Sele a Casa Presidencial se magnificó y se extrapoló hasta llevarlo incluso –para no variar– a un asunto de género.
¿No se puede simplemente entender que alguien tuvo un lapsus o que hubo una descoordinación, sí sí, un toque lamentable, y ya? Todo se resolvió de la mejor manera y el Presidente Carlos Alvarado, su esposa y el hijito de ambos quedaron felices, cada uno con su camiseta y ya en un acto bien organizado a manera de desagravio. Curiosamente, doña Claudia y el Presidente fueron los que menos importancia le dieron a la supuesta afrenta. La pareja presidencial parece estar bien concentrada en lo macro, y no hacer dramitas por una singraciada que fue solo eso, una singraciada.
En cambio, lo que sí estuvo mal pero remal, fue la actitud del técnico Óscar Ramírez y de algunos de los jugadores, quienes estaban distraídos mientras el Presidente Alvarado ofrecía unas palabras para ellos, algunos incluso estaban consumidos en sus teléfonos y el Director Técnico fue el primero en dar el mal ejemplo, pues hasta se le vio conversando con Bryan Ruiz en medio de la alocución presidencial. ¿Ven? Ahí no hubo descuido, ahí hubo una falta de educación total.
Lynda Díaz ha afrontado con transparencia y valentía la situación de salud que le ocurrió tras someterse a una cirugía de senos.
Con cara lavada, sin aretes ni mayores vanidades, este jueves realizó una transmisión en vivo, en su cuenta de Instagram, para dar una especie de cierre a todo lo que se decantó después de que se realizó su cirugía, y las complicaciones posteriores que la tuvieron internada dos semanas en la Clínica Bíblica y ahora, desde su casa en Miami, en proceso de recuperación.
Independientemente de las responsabilidades por lo ocurrido –en lo cual no tenemos absolutamente nada qué opinar, pues se trata de un asunto médico/paciente que desconocemos–, nos pareció loable que Lynda se muestre tal cual, explicando su situación y apelando a la cautela para que a otras personas no les ocurra lo que a ella. Fue muy vehemente sobre el tema del tiempo que puede pasar un paciente anestesiado e insistió en que la explicación sobre este tema debe ser medular antes de que un paciente ingrese al quirófano.
Mediática desde hace más de dos décadas en el país, Lynda acostumbra compartir en su cuenta de Instagram momentos bonitos, festejos familiares, detalles de su vida cotidiana y otros lujos que se da. Pues bien, en esta situación tan delicada ella se despojó de toda vanidad y, lejos de esconderse o mentir sobre lo que le ocurrió, ha dado la cara porque quiere, pues como bien lo ha dicho, a ella no le importa el qué dirán pero sí ha querido contar su experiencia para crear conciencia y que las partes involucradas en procedimientos plásticos o estéticos, pongan las barbas en remojo, empezando por los propios pacientes.
Lynda se ha mostrado en las malas, con la misma transparencia que lo ha hecho en las buenas. Raro ver tanta autenticidad por estos tiempos, sobre todo por parte de una persona a la que, en el pasado, se le tachó de superficial y otros adjetivos más. En las cuestas hacia arriba es donde realmente se conoce a la gente.
Maribel Guardia es una diva que no se comporta como diva. Es un derroche de humildad y simpatía, aunque también es reconocida su capacidad de trabajo, su perfeccionismo y su forma de dejarse acicalar solo con los mejores. Durante la primera parte de su gira de jueves a domingo en el país, para presentar la exitosa obra ‘Las Arpías’, se hizo acompañar por su maquillista de confianza de toda la vida, David Calvo (derecha), quien es reconocido como el experto en cejas más connotado del país y quien vela, por ejemplo, por las cejas de famositicas como Andrea Navas y ni qué decir de su currículum con famosas en el extranjero. En cuanto al peinado, Maribel ratificó porqué el jovencísimo Kevin Segura es un talento que va disparado a convertirse en uno de los mejores de su generación. Segura regresó a Costa Rica tras trabajar en Televisa México, y no bien puso pie en el país cuando fue fichado para el concurso Miss C.R. 2018, donde se encargó del cabello de las muchachas y demostró no solo talento, sino capacidad de trabajo incansable. La artista costarricense siempre jala para su terruño todo lo positivo que pueda. Nos encanta que, además, les dé la oportunidad a jóvenes expertos locales que, gracias a ella, tengan la exposición que se merecen.