Para nadie fue fácil la adolescencia, etapa en la que parece que el mundo empieza y termina en las instalaciones de un colegio. ¿Qué tan complicada puede ser la vida de un adolescente?, ¿puede llevarlo al suicidio?, ¿cómo reaccionan las personas alrededor? y, quizá más importante aún, ¿quién es el culpable?
Ese el tema que aborda la serie 13 Reasons Why, la cual se convirtió en una de las más comentadas del año anterior.
Producida por Selena Gómez, el programa se basa en el libro homónimo publicado por Jay Asher, en el 2007.
13 Reasons Why tiene la particularidad de contarle a la audiencia el final desde el primer episodio: Hannah Baker, una chica de 17 años, se suicida, explicando en 13 casetes las razones que la llevaron a tomar esa drástica decisión.
El espectador descubre el contenido de las cintas por medio de Clay Jensen (interpretado por Dylan Minnette), compañero de Instituto de Hannah quien percibe, poco a poco, las oscuras razones que llevaron a Hannah a quitarse la vida.
A lo largo de 13 episodios 13 Reasons Why nos da una visión amplia del ecosistema que rige en la escuela. Hay bullying, violaciones, rechazo y, quizá más devastador aún, una gran indiferencia por parte de los profesores y consejeros.
Bajo esta premisa la serie de Netflix fue una de las más consumidas el año anterior, según datos revelados de la firma analítica Jumpshot, que se especializa en estudiar audiencias.
Conmoción.
Hablar de forma explícita del suicidio, el bullying, la depresión y las violaciones en la adolescencia les valió a los productores de esta serie de Netflix la crítica implacable de educadores, padres y organizaciones conservadoras. El debate giró en torno a si es conveniente exponer a los menores de edad a contenidos explícitos sobre temáticas que los afectan o pueden afectarlos eventualmente..
La serie causó impacto pues la ficción no está tan alejada de la realidad. De hecho, el suicidio es la segunda causa de muerte entre niños y jóvenes de 10 a 24 años, según el Centro para el Control y Prevención de Enfermedades de EE. UU. (CDC por sus siglas en inglés). Sin lugar a dudas la producción de Netflix logró poner un tema tabú en las mesas de discusión.
“Cuando hablamos sobre representar el suicidio de la protagonista, me pareció la oportunidad perfecta para mostrar cómo es realmente un suicidio y enfrentar a los espectadores a la realidad de lo que ocurre cuando te tiras desde un edificio en llamas hacia algo mucho, mucho peor”, comentó el guionista de la serie, Nic Sheff al portal de noticias Vanity Fair.
“Necesitamos seguir hablando, compartiendo y mostrando las realidades que viven día a día los adolescentes de nuestra sociedad. Hacer algo distinto no solo sería irresponsable sino peligroso”, concluyó Sheff.
Sin embargo, la serie recibió contundentes críticas de psicólogos y especialistas.
“La gente joven se va a identificar con Hannah y es probable que veamos más suicidios como resultado de esta serie de televisión”, le dijo al diario The Washington Post Dan Reidenberg, director de Suicide Awareness Voices of Education (SAVE), un programa de prevención del suicidio. Por su parte, Jaelea Skehan, directora del Hunter Institute of Mental Health, realizó un listado llamado Seis razones por las que me preocupa una serie de televisión, en alusión al proyecto de Netflix
“La escena del suicidio en el último episodio del programa es muy gráfica. El detalle proporcionado y la longitud de la escena no cumple con ninguna de las recomendaciones internacionales sobre el retrato ficticio de métodos de suicidio”, escribe la especialista.
La nueva temporada
La polémica serie de Netflix regresa con 13 capítulos que retoman la historia seis meses después del final de la primera. Los padres de Hannah deciden demandar al Instituto por su responsabilidad en la muerte de su hija única, esto ocasiona que se vuelvan a abrir las heridas.
Según mencionó el creador de la serie Brian Yorkey, esta temporada mostrará otra cara de los personajes involucrados, para que ellos puedan contar su versión de la historia.
“Veremos también cosas que Hannah no incluyó en las cintas. No es que mintiera, pero contaba su historia por unos motivos. Ahora aprenderemos cosas que no conocíamos”, enfatizó Yorkey.
Ahora, en lugar de cintas , el hilo conductor serán fotografías las cuales tienen pistas que ayudarán a esclarecer el juicio. Pero, al contrario de la primera entrega, los fanáticos pueden esperar un final menos traumático: “Es una historia de recuperación; se desarrollan los efectos posteriores al trauma vivido. Podemos esperar un final feliz, uno de esperanza”, explicó el creador.
Otro conflicto que se explora es el aislamiento que está detrás de varios de los tiroteos en los colegios que abundan en Estados Unidos, a través de un personaje que tras los hechos de la primera temporada, quiere comprar una pistola y explosivos.
Esta segunda temporada arranca con un mensaje de los actores advirtiendo del contenido gráfico de la serie y animando a los chicos que estén pasando por situaciones complicadas a pedir ayuda.
“En Estados Unidos, estos son temas de los que no se suele hablar tanto como debería, son temas tabú. Y las cosas no mejoran cuando no se habla de ellas”, defiende el creador.