En Argentina un ilusionista le pidió al público llevar cucharas a su espectáculo y como parte del show las dobló todas sin siquiera tocarlas. Fue un acto impresionante, uno que el mentalista psicológico costarricense Alejandro Navas no podía entender: la curiosidad lo consumía.
Tras pensar en diferentes maneras para lograrlo, tuvo una idea y decidió poner manos a la obra: tomó una cuchara y aplicó su teoría; al cabo de pocos minutos logró doblar el utensilio.
Han pasado varios años desde que practicó, por primera y única vez, ese juego psicológico, ya que sintió miedo del poder que había adquirido. Sin embargo, no oculta la alegría de haber conseguido el truco que le permitió conocer más a fondo sus capacidades como ilusionista.
Desde entonces, Navas ha aumentado sus habilidades como mentalista, siempre en busca de nuevos juegos psicológicos. Su talento es innegable, al punto que ha logrado presentarse frente a famosos de la talla del mediático clan Kardashian, quienes visitaron el país en junio anterior e incluso le dejaron una nota para agradecerle por el show. También ha hecho espectáculos para otras personalidades y aunque quisiera contarlo, los contratos de confidencialidad que ha firmado se lo impiden.
Lo cierto es que Navas desafía el poder de la mente desde que era un joven de 17 años que se escapaba del colegio para estudiar en la Biblioteca Nacional sobre mentalismo. Y pese a que ya suma 20 años de trayectoria, todavía se emociona al ver la reacción del público ante sus juego y no deja de intentar cosas nuevas con objetos tan simples como hojas, cartas y lapiceros.
Su pasión por el mentalismo psicológico, lo llevó incluso a crear una escuela de ilusionismo, la cual se ubica en Barrio Escalante y donde se enseña esta disciplina pero desde el punto de vista artístico.
El ilusionista habló con Viva sobre su trayectoria y algunos de los proyectos en lo que está trabajando, los cuales incluyen la presentación del espectáculo ‘Xperimental’ en el Teatro Eugene O’Neill, el próximo viernes 16, sábado 17 y domingo 18 de agosto.
¿Qué diferencia existe entre la magia y el mentalismo psicológico?
La magia utiliza ciertos sesgos psicológicos para generar alguna ilusión que al fin y al cabo es irracional, algo totalmente ilógico. El ilusionismo psicológico utiliza los mismos sesgos psicológicos pero para lograr algo que esté socialmente aceptado por medio de los gestos, el borrar información de la mente por medio de hipnosis; es decir, se basa en las mismas herramientas pero principalmente las que tengan que ver con la mente para lograr algo más realista, porque el objetivo que sea más realista y no sobrepase a la ficción, como lo hace la magia.
En el mentalismo o el ilusionismo psicológico se utilizan pocos elementos, lo más importante es la mente del público pero a nivel escenográfico hay unas cosas que ayudan tanto a contar la historia como ha sugestionar. El elemento sugestión en el ilusionismo psicológico es muy importante, como insertar ideas en la mente de una persona sin que se dé cuenta.
¿Cómo se enteró de esta disciplina?
A los ocho años sabía que lo que quería era hacer este tipo de cosas, la magia en general. Pero ya a los 15 años fue cuando ya comenzó el asunto en serio y el ilusionismo psicológico siempre fue lo que más me llamó la atención de todo el mundo del mentalismo.
Desde que vi un ilusionista en la televisión, James Randi, que es un mago pero también es un escéptico, divulgador de ciencia y tiene varios escritos donde por medio del ilusionismo le muestra a la gente la falsedad de algunas cosas, entonces eso me llegó mucho. Vi que el ilusionismo también se relacionaba a esto y que no eran solo trucos, sino que esos trucos nos podían enseñar algo más.
¿Qué fue lo que más le llamó la atención para dedicarse a esto?
Yo creo que la razón fue una necesidad de utilizar, por así decirlo, la mentira para manipular un poquito mi realidad y hacerla más placentera, fue una infancia complicada y el ilusionismo me daba herramientas para escapar, era un refugio. Y comencé solo, más adelante tuve la oportunidad de tener guías como Maieroni Vito que durante varios años me hizo ver más allá de los trucos, me hizo entender con más profundidad el arte del ilusionismo y continué solo, porque al fin y al cabo es individual y uno debe hacer sus propias búsquedas.
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¿Qué es lo que más le gusta del ilusionismo?
Yo veo el ilusionismo como un arte. Lo que más me gusta es que por medio de una ilusión se cuenta una verdad, también el hecho de que no baste con generar asombro en la mente de alguien, sino que se trasmita algo que yo considero una verdad y que la pueda compartir para no quedar en el engaño y que como arte pueda trasmitir una verdad.
La mente es lo único que hay, más que poderosa yo creo que al fin y al cabo lo que nos dice qué es poderoso. Lo que nos permite decir dónde estamos y hacia dónde vamos es la mente. Hay un principio del mentalismo hermético que dice todo es mente, el universo es mental y yo no solo lo creo, sino que rige todo nuestro universo.
¿Cómo se prepara antes de un espectáculo?
Antes de un show se piensa mucho, se miden muchas circunstancias, hay muchas opciones, no se le puede llamar improvisación sino múltiples salidas, entonces es cansado, rico, pero también hay una gran incertidumbre, porque a diferencia del mago, el ilusionista psicológico trabaja con la mente del público. Es definitivamente fascinante. Entonces es de planear y planificar posibilidades.
Aunque también se requiere de mucho esfuerzo, concentración y estar constantemente pensando, pero también es rico porque uno siente que tiene el control.
¿Qué le dicen las personas cuando se enteran que usted es ilusionista?
Me dicen de todo, a veces escucho cosas bonitas, a veces cosas feas. La realidad la considero que es subjetiva, entonces de repente el ilusionismo psicológico le toca algún nervio de algo.
Hay gente que a uno le dice ‘qué miedo ser su novia’ y también preguntan ‘¿y usted me puede leer las manos?, ¿me puede leer las cartas?’ y yo les digo que no y que tengan cuidado cuando alguien les dice que sí porque los van a estafar y como que no me entienden.
De repente la sensación de asombro tal cual es muy rica: se ve la gente sintiendo, con ojoso llorosos, con manos temblando, sudando y eso es muy gratificante.
¿Cuándo comenzó a ver el ilusionismo como un trabajo?
Fue cuando quise lograr objetivos específicos que lo vi como un trabajo, fue en el momento en que me puse metas específicas y que dije ‘sí, quiero lograrlas.
Por muchos años yo no le llamaba así, yo lo veía como un juego que me apasionaba, entonces sigo teniendo el ilusionismo como un hobby, pero no es el objetivo, porque el hobby es hacer esto por pura pasión y relajamiento y lo otro es un objetivo claro, un norte.
¿El ilusionismo lo consume a tiempo completo?
Trato de no hacerlo, de no enfermarme con eso, porque en la escena no importa, estás haciendo un trabajo artístico, uno está manipulando los hechos para que se vea lindo, pero en la vida real, ¿para qué manipular nada? Yo estuve a punto de volverme loco por lo mismo.
¿Por que decidió abrir una escuela de ilusionismo?
Fue un sueño poder tener un lugar para estudiar ilusionismo como yo pensaba que se debía estudiar. Aunque hay varias escuelas de ilusionismo en el mundo, yo siempre pensé que hacía falta una en la que se estudiara dramaturgia, actuación, técnicas de narración oral, técnicas matemáticas y así en diferentes líneas; entonces me armé un grupo de gente: profesores de teatro, corporal, de técnicas vocales y dramaturgia que comenzaron a dar sesiones ilusionistas en el país pero el sueño comenzó para mí mismo, mi idea era vivir esa experiencia para mí.
¿Cómo fue la experiencia de presentarse frente a la familia Kardashian?
He tenido la suerte de presentarme con gente que conoce mucho de espectáculos, que sabe mucho de espectáculos, de ilusionismo y creo que esa ha sido una de las cosas que le da a uno valentía para intentar nuevas cosas, porque a veces te dicen ‘vengo de ver a tal ilusionista’, entonces eso le mueve a uno para decir ‘tengo que hacer cosas nuevas, proyectarnos’. Entonces fue muy bonito, muy bueno pero creo que lo más gratificante es que te digan ‘estoy sorprendido, no esperaba ver eso en Costa Rica’.
¿Ha tenido la oportunidad de presentarse ante otras personalidades?
Sí, he tenido otras oportunidades. La ventaja, en este momento, fue que tuve más permisividad, pero los clientes que tuve antes no andan buscando publicidad, solo que a la familia Kardashian la persiguen y los encuentran a como dé lugar, entonces es muy curioso.
¿Cuál es el mayor reto para un ilusionista?
Yo siento que es cómo irrumpir en las barreras que ponen las personas, porque todas las personas ponen barreras y esa barrera es la primera que yo trato de botar.
¿Le interesa llegar a un público en específico?
No en realidad. Me gusta mucho el público que le gusta cuestionarse, que duda, que no cree en ciertas cosas, el público incrédulo y que se cuestiona muchas cosas, porque si ya crees ya no te sorprendes.
¿Qué se necesita para ser mentalista?
Yo creo que cualquier persona puede ser mentalista, como cualquier persona puede ser artista. Yo podría decir que se ocupa leer mucho, aunque hay artistas que no leen; podría decir que se ocupa tener habilidades blandas, aunque otros han comenzado sin tener nada de eso. Pero hay que querer, insistir, y ser constante.
Yo trato de desmitificar mucho -aunque es extraño, porque mi arte consiste en mistificar-, pero trato de desmitificar lo paranormal o esas cosas por el estilo, es decir, todo tiene una técnica, una forma de hacerse y se puede disfrutar aún cuando sabés que no es lo que pensabas que era.
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Están científicamente comprobadas dos cosas: primero que que no se puede mover objetos con el poder de la mente, por lo tanto, me gusta mucho hacerlo; y la segunda es a nivel mental, que es sacar información de la mente de alguien tipo la telepatía, que también se ha demostrado que no se puede dar, al menos, trasmisión de pensamiento a pensamiento.
La línea física y la línea mental tienen una ruta por medio de la psicología para saber cuando alguien piensa algo por los gestos, por cómo se mueve, cómo habla, la vibración de la voz, eso científicamente está comprobado que sí se puede hacer.
Sobre ‘Xperimental’
El espectáculo se presentará en el Teatro Eugene O’Neill el viernes 16 de agosto a la 1 p. m. y a las 8 p. m. ; el sábado 17 de agosto a las 4 p. m. y a las 8 p. m.; y el domingo 18 de agosto a las 2 p. m. y a las 6 p. m.
Las entradas tienen un valor de ¢12.000 y se pueden adquirir a través de la página web www.teo.cr.