La certeza más grande que demuestra el Festival Gastronómico La Luz es que los espacios abiertos crean comunión.
Durante la actividad, que se realizó el domingo 18, el barrio Escalante en San José, se transformó en lo que muchos consideran como un progreso para la ciudad.
Más de 20 puestos de comidas, conciertos al aire libre, pasacalles, demostraciones artísticas, y una variedad de actos circenses cubrieron las calles del vecindario.
La demanda.
Hacer un cálculo a ojo de cuántas personas asisten al festival es imposible. Cierta noción de la concurrencia se puede dar al decir que caminar una calle de 100 metros puede tomar más de 20 minutos.
Mesas a la orilla de la calle, alfombras con zacate donde niños jugaban, perros exóticos, carritos de helados, fueron los obstáculos que complicaron el paso en las vías. Es obvio –y satisfactorio– saber que el espacio no es suficiente.
“Creo que es importante buscar más calles, tal vez para que todos quepamos”, dijo Rocío Amador, quien vive en el céntrico barrio Amón, pero decidió visitar por primera vez la actividad, la cual tiene una duración de nueve horas. Inició a las 11 a. m. y tenía programado acabar a las 8 p. m.
“No me imaginé ver tanta gente. Eso me encanta. Saber que cuando se convoca a festivales al aire libre, o a conciertos, se llena. Esto demuestra la necesidad que tenemos por estos espacios”, agregó Amador.
El costoso manjar.
Por suerte, el atractivo principal de este festival son los platillos de los distintos restaurantes.
La oferta gastronómica es tan amplia que se puede comer desde ceviche de pulpo, hasta hamburguesas de cordero.
Por ejemplo, el restaurante Sofía Mediterráneo ofreció hojas de parra rellenas y ensalada de frijoles blancos con aceitunas, así como albóndigas de lentejas rojas.
“Yo no sabía si iba a poder encontrar comida vegetariana, y la verdad esto es de lo mejor que he comido. Me hace feliz, que la gente entienda que a veces desde un platillo nace la integración. Porque antes de hoy, pensé que no tenía nada que hacer acá”, contó Luis Azofeifa, de 35 años.
En esta ocasión participaron 15 restaurantes miembros de la Asociación de restaurantes del Paseo Gastronómico La Luz.
Sin embargo, instalaciones aledañas también se vieron beneficiadas por la actividad, y aprovecharon para ofrecer un menú especial.
Como ha sucedido en otras ocasiones, los precios no reflejan mucho la percepción de Azofeifa, ya que es evidente que los montos no son para todos.
Por otra parte, la cerveza nacional tiene un costo de ¢2.000, en algunos restaurantes como en Agüizotes Gastro Pub; sin contar que, a pocos metros, el supermercado Fresh Market ofrece el mismo producto a mitad de precio, aproximadamente.
La unión.
Carolina Hernández tiene dos hijos pequeños, que no paraban de correr entre tanta gente. Hernández tomó la “valiente decisión”, como ella aseguró, de asistir al festival.
“Soy mamá soltera, y tengo estos dos chicos que nadie los controla. Pero quería hacer algo diferente el sábado. Entonces me aventuré”.
Por dicha, Carolina se topó con el centro infantil La Cueva del Conejo, donde los pequeños se entretuvieron. “Pintaron, hicieron origami, no han parado de hacer. Mientras tanto yo comí, me tomé un gin tonic, estoy escuchando música bonita. Me siento cómoda acá, como apoyada por una comunidad”.
Lo mismo le pasó a Andrés Murillo, quien vive en Tamarindo, pero al enterarse sobre la actividad decidió pasar el fin de semana en San José.
“Solo vine para ver de qué se trataba esto. Me parece bien que se pueda caminar así por la calle, y comer rico. De esto se tiene que tratar una ciudad, de poder explorarla así”, concluyó.