Desde muy joven, Raymundo Macís Delgado empezó a cosechar un éxito tras otro en su prolífera carrera como abogado especialista en derecho comercial e inversión extranjera; sin embargo, paralelo a su demandante profesión, siempre tuvo la inquietud de revertir un poco, con alguna iniciativa suya, el “pesimismo país” que parece ir creciendo en espiral, seguro de que Costa Rica está lleno de gente buena y firme creyente de que urgen iniciativas que visualicen lo que bien podría llamarse el “patrimonio país” relacionado con la esperanza, el trabajo, la ilusión, la naturaleza, en términos macros, el lado luminoso de la vida partiendo de volver la mirada al interior.
Antes de continuar con la presentación, tanto del espacio Dicen que el alma –que estrena canal 7– como de su creador, productor y director, se impone la alerta de que la primera temporada de semblanzas se estrena justamente este martes 10 de diciembre, con un recorrido por anécdotas y pensamientos muy personales de Ignacio Santos Pasamontes, conocido abogado y periodista, director de Telenoticias y quien, a pesar de ser bastante “arisco” para las entrevistas, accedió incluso a irse de gira con Raymundo y el equipo de producción a una isla.
Dicen que el alma se transmitirá inmediatamente después de que finalice El Chinamo, a las 11 p.m., y sus siete entregas será consecutivas: el miércoles 11 la invitada será la expresidenta Laura Chinchilla; el jueves 12 esa leyenda de la producción musical en Costa Rica, Alfredo Chino Moreno; el viernes 13 será la expareja presidencial, don Rafael Ángel Calderón Fournier y su esposa, Gloria Bejarano, quienes abrirán las puertas de su hogar al programa; el domingo 15 se transmitirá una reveladora semblanza con la entrenadora de fútbol Amelia Valverde; el lunes 16 el invitado es el maravilloso artista plástico Isidro Con Wong y, en un cierre a tono con la época navideña, de amor y esperanza, Raymundo le dedicará el espacio a los héroes anónimos que conviven en el transitar del Hospital Nacional de Niños.
La gesta de Raymundo requirió un aluvión de trabajo adicional, un intenso proceso creativo, un tocar puertas, un proceso de selección y luego de convencimiento a los mismos entrevistados, quienes gustosos se embarcaron juntos en este navío de contenidos positivos casi impensables en la televisión de hoy.
Pero este martes, después de tanta batalla y siempre asido a la disciplina, fe y fortaleza espiritual que lo caracterizan, a no dudarlo Raymundo Macís se despertará en la mañana con un sobresalto de ilusión, emoción y alegría en el corazón: este martes, en televisión nacional, él mismo ofrecerá la respuesta que en algún momento se hizo, muy a lo interior, cuando decidió emprender semejante quijotada: ¿Qué dice su alma en un día como hoy?
Con 42 años, este vecino de San José, de verbo afable pero firme, quien se destaca por sus prolijos modales y su educación tanto como por su refinado sentido del humor, narra cómo se fue cristalizando su proyecto hasta estar hoy ya a las puertas del estreno de un programa que, efectivamente, se desmarca prácticamente de todo lo que hemos visto en la televisión nacional hasta ahora.
-- ¿Exactamente cómo nace este proyecto tan particular?
Yo desde el 2012 me vinculé de una manera indirecta con la televisora, primero con el concurso de Miss Costa Rica, mi jefe Harry Zurcher tenía hoteles y en la producción de especiales para el concurso empezó a llamarme la atención en el medio televisivo, más que todo en el tema de producción, después llegó una amistad con los dueños del Canal (Paula y René Picado, y doña Olga Cozza), hasta convertirme en asesor de Teletica Formatos, lo cual me llena de mucho orgullo.
"Pero yo siempre había querido tener un programa que explotara y rescatara el lado humano de la gente. Hace un año soñé con ver en la televisión costarricense un programa de contenido más humano, capaz de explorar el alma de diversas personalidades, como diversa es la vida misma. Hoy, Televisora de Costa Rica, Canal 7 me ha dado un gran obsequio, la posibilidad de hacer de este proyecto una realidad. Definitivamente, una de las mayores conquistas del ser humano es la de las emociones”.
-- En un entorno (nacional e internacional) que se percibe tan maleado, como mínimo, tan lleno de incertidumbre ¿de dónde surge esa esperanza suya que lo hizo emprender una misión tan disonante, por optimista, en el mundo que estamos viviendo?
En Dicen que el alma, el nombre que lleva este proyecto de solo siete programas, partimos de la premisa de que el alma es una casa, que debemos ir acomodando a lo largo de diferentes ciclos vitales, y donde venimos a compartir tiempo, energía, recursos y vínculos, esos vínculos que son los que nos tornan humanos, y que más allá de almacenar riqueza o de cualquier cargo o profesión que ejerzamos, todos venimos a este mundo a dejar un legado. Y es que poco conocemos y mucho juzgamos, quizás por ello nos perdemos de conocer qué es lo que acompaña a todas las obras que realizamos los seres humanos todos los días, de una manera más profunda.
--Tuve la oportunidad de ver cuatro de los siete programas y realmente se trata de entrevistas, o más bien tertulias íntimas, da la impresión de que entrevistado y entrevistador se olvidan de que la cámara los está siguiendo. Una vez que usted ya vio el producto terminado, ¿cuál fue su sentimiento?
-- Bueno yo estoy muy contento, muy satisfecho, eso que dice usted que se ve en el programa me lo han manifestado los entrevistados, en todos los casos aprendí, en todos los casos demoré varios días reflexionando. A veces pasamos por alto el sentido y el significado de la existencia. Espero que los televidentes disfruten tanto este programa, como lo hice yo, pues definitivamente este proyecto me hizo crecer muchísimo como persona. Escuchar a cada invitado, la mayoría personajes muy reconocidos, fue algo que me llenó de una gran variedad de sentimientos, de alegría y de dolor, de temor y esperanza, pero ante todo me recordó que la vida tiene sus altos y bajos, y que ningún ser humano está exento de vivirlos.
-- Usted apenas pasa de los 40 años, digamos que está en el verano de su vida, pero habla mucho de procesos en los que ha ido madurando y aprendiendo, y eso es lo que está tratando de plasmar en Dicen que el alma...
--Desde mi experiencia personal, lo que he aprendido es que, con el pasar de los años, las prioridades cambian, digamos que se vuelven distintas, para darnos cuenta de que la vida es una, que la vida hay que verla de otra manera, que es bonito verla de otra manera y que no se puede arriesgar lo que se tiene por circunstancias que no valen la pena. También el transcurrir de los años nos tienen que inclinar, de forma natural, a gustar de las personas, porque vivimos en sociedad, pero a gustar de las buenas personas, y en ese sentido es importante aprender que los que están a nuestro lado son los que siempre han estado y que los que no están, nunca lo han estado ni nunca lo estarán. Digamos que se filtran las situaciones y las personas.
-- En varias de sus interacciones con sus invitados ellos hablan mucho del valor del bien más finito que tenemos, el tiempo, y realmente cuentan vivencias que nos llaman a reflexionar, como la parte en la que doña Laura Chinchilla se conduele de haberse perdido momentos claves en la infancia de su hijo, por estar sumida en la política y en la presidencia, que son totalmente absorbentes...
-- Es de lo máximos aprendizajes en esta época de mi vida. Pienso que todos debemos prometernos a nosotros mismos captar inmediatamente las pérdidas de tiempo y saber exactamente el latido que queremos vivir para saber también cómo dirigirnos hacia él, nunca perdiendo el tiempo y siempre invirtiéndolo en lo que más nos gusta hacer. Alcanzar la absoluta paz y libertad, no tener que depender de nadie y poder entrar en otro tipo de relaciones con las personas, relaciones que algunas veces no caben en lo tradicional, más reales y profundas, quizás sin intereses de por medio. Vivir bien, pero no desvivirnos por lo material.
"En nuestra escala de valores el dinero debe estar en un cuarto lugar, luego de Dios, la familia y los amigos (pocos, pero verdaderos y necesarios para caminar). No existe el éxito profesional sino hay éxito familiar”.
-- La elección de los entrevistados es sumamente diversa, e incluso llama la atención que el último programa sea dedicado al Hospital Nacional de Niños. ¿Cuál es la razón?
-- Mi familia y yo tuvimos un episodio personal con un pequeño pariente que hoy es un milagro viviente, entonces, durante parte de su proceso fuimos testigos del sufrimiento, la solidaridad, los milagros, la fe y a veces, la resignación que se mueve en los pasillos del Hospital de Niños. Se sabe que es una gran institución pero hasta que uno no lo vive en carne propia, no lo dimensiona.
"Por eso quise que el último programa estuviera dedicado a héroes anónimos de ese Hospital, como un reconocimiento a ellos, pero también a todos los costarricenses que son héroes silenciosos luchando día con día para sacar adelante a sus familias y seres queridos.
“Ese programa va dedicado a la gente linda de nuestra querida Costa Rica, la que tanto debemos amar y cuidar, especialmente en esta época que estamos viviendo. Tenemos un país con un potencial enorme, siendo nuestro principal tesoro nuestra gente. El alma de ser costarricense es y debe ser siempre solidaria”.
Los cómplices de la aventura
Uno de los elementos diferenciadores de esta nueva propuesta televisiva es la cuidadosa producción, gran parte de ella, en exteriores, con las que se pretendió darles mayor calidez a las entrevistas y, además, el director Raymundo Macís aprovechó todo lo que pudo para mostrar la belleza de diversos parajes de Costa Rica. Infinito Films fue la productora encargada, y en ella destacan nombres como los de Daniel Moreno, Gloriana Sanabria, Sebastián Vega y Emilia Arce, entre otros.