En pocos días Catalina Rivera cumplirá 40 años. Hace 20 fue muy conocida en Costa Rica por ser una de las modelos y bailarinas de A todo dar (ATD); pero hoy, su nombre, le suena a muchos por el humor que inyecta y su voz sin ningún tipo de filtros.
En redes sociales algunos de sus videos recorriendo el mundo o disfrutando de las fiestas de Santa Cruz, en Guanacaste, se han viralizado. En Youtube, por su parte, se pueden ver sus stand up comedy en los que con gracia y naturalidad se desnudan sus aventuras y desventuras. Más recientemente se le puede escuchar en su podcast A la mierda el qué dirán hablando de sexo o de temas y pensamientos que otros no se atreven a mencionar.
Gracias a lo antes mencionado Catalina ha acumulado miles de seguidores, quienes en redes sociales disfrutan con su humor pero en las que también se atreven a exponer sus sentimientos porque ellos también la han pasado mal. Igual que Catalina.
Hace cuatro años, en 2017, luego de verse casi que inmóvil en una cama por los ataques de pánico que sufría, ella pensó que si se iba mes y medio de viaje se podía curar. Inicialmente acudió a especialistas en salud mental y le prescribieron medicamentos que luego debía tomar en una dosis duplicada; sin embargo, no encontró mejoría.
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Catalina, quien es soltera y no tiene hijos, se fue de mochilera y la idea de recorrer por 90 días el mundo terminó convirtiéndose en una aventura de dos años. En ese privilegiado tiempo vivió tantas historias que hoy no duda en compartirlas en sus Stand Up Therapy, espacios de comedia en los que con su humor narra sus vivencias, pero que luego cuentan con la participación de su hermana Rebeca Rivera, quien cuenta con un doctorado en neuropsicología.
Catalina habla de los amigos europeos a quienes conoció y luego fue a visitar, de cómo terminó trabajando como mesera en Australia sin tener documentos legales; de su aventura en un bus de la India, de su experiencia con la app de citas Tinder, o de la vez que conoció al hombre ideal pero estaba casado. También menciona la ocasión en que un hombre robusto la salvó cuando ella, en medio de una crisis de pánico, se pusiera en las líneas de un tren para morir.
Catalina vivió situaciones complicadas que, luego de superar, quiere que sirvan a otras personas que han pasado por hechos similares. Todo lo hace a través del idioma que mejor habla: el humor sin filtros.
“Ahora mismo desarrollo un comercio electrónico, una venta de servicios digitales para mejorar la salud integral de las personas. Tengo una certificación en Bali como coach holística, la idea es formar mujeres fuertes, independientes y mejorar sus vidas a través de la salud integral, el autoconocimiento y el amor propio”, dice Catalina, quien trabajó en A todo dar durante un año. Ella fue de las primeras integrantes.
En aquellos años, cuando estaba aún más presente el estereotipo de que las modelos o mujeres bonitas carecen de inteligencia, Catalina modelaba y bailaba, pero en su casa se lo permitían solamente si ella tenía buen rendimiento en sus estudios.
Hoy, “la mujer loca”, como ella misma se llama, que aparece en videos contando anécdotas y hablando de masturbación femenina o del tema que sea necesario para promover que las mujeres alcen su voz, es administradora de empresas con especialidades en mercadeo y finanzas; obtuvo recientemente un máster con mención de honor en Negocios del Incae y adicionalmente cuenta con una especialidad en Neurociencia de Harvard y otro en psicología básica de la Universidad de Yale. A esto le suma que habla español, inglés, francés, italiano y estudió dos años de mandarín.
“Siempre se decía que muchas mujeres lo que tienen de lindas, lo tienen de brutas. Yo soy estudiada, espero que inteligente también”, dice Catalina, con el tono divertido de siempre.
“Lo que muchos piensan pero no se atreven a decir”
La mayoría de los 55.000 seguidores que la siguen en su cuenta de Instagram @catariverasut y los otros 10.000 con los que comparte en @catariveracoach la han conocido por su humor y no tanto por su pasado en televisión.
“El trabajo que trato de hacer es para que las mujeres se animen a alzar la voz. La verdad a mí no me importa lo que piensen los demás; a veces a la gente le afecta lo que los demás piensan y se limita.
“Cuando me fui de mochilera a Asia me decían que me iban a matar o a violar, pero yo quería ir. Antes de irme tenía tres tiendas que luego de enfermarme de los ataques de pánico iban a quebrar. Yo, con 35 años, vivía para trabajar y todo lo hacía sola; vendí lo que me quedaba, pagué deudas y me fui de viaje con un presupuesto limitado (...)”, cuenta.
Al regresar a Costa Rica, Catalina llegó con una mentalidad distinta y dispuesta a hacer algo para ayudar a otros.
“Casi me suicido sin darme cuenta (en las líneas del tren). Con el ataque de pánico como que estás y no estás. Hacés cosas sin darte cuenta como por reacción o reflejo. Cuando vi mi punto de quiebre dije que iba a buscar un negocio en el que pueda ayudar a las demás personas. Ya no es cuestión de hacer plata. Es cuestión de retribuir”, añade Catalina. Para que su idea tuviera éxito entró a la maestría de negocios. Ahora aparte de sus Stand up comedy, ella quiere trabajar con otros productos que están en proceso.
Acerca de si siempre ha sido esta mujer directa y entretenida, responde con sinceridad.
“Cuando llegás a un punto donde estás tan hecho mierda nada te importa. Luego de pasar por los ataques de pánico, de estar metida en la cama sin poder caminar, de tener terror de ir al super, o del episodio del tren, luego de eso la verdad es que no me importa lo que pueda pensar la gente.
“Pensamos en muchas cosas de forma similar y cuesta decirlo en voz alta, pero a mí no me cuesta. Este es mi idioma”.