Al verlo, parece un soldado de verdad. Permanece de pie, en una misma posición, como si fuera una estatua que sostiene un bláster, el arma característica de los Stormtroopers. Aguarda pacientemente a que las personas posen a su lado para fotografías y, solo entonces, realiza un gesto para revelar su identidad como otro fanático en el Cómic Con Costa Rica 2024.
Con 53 años, Pedro Araya Bonilla decidió que su pasión en la vida es Star Wars. Ha sido entusiasta de la saga desde que salió la primera película en 1977 y, hasta la fecha, se mantiene fiel a los nuevos estrenos y novedades de este universo. Por eso, con gran entusiasmo, exhibe la armadura original de un soldado galáctico que le costó más de $1.000.
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Según recuerda, la chispa que detonó su fascinación por los cosplays empezó en el 2007, cuando observó la marcha de cientos de Stormtroopers en el Desfile de las Rosas, en Pasadena (California, Estados Unidos).
Desde entonces, se dedicó a buscar a otros fanáticos de la ciencia ficción en Costa Rica. Investigó por un tiempo hasta que encontró al grupo Legión 501, cuando todavía estaba en sus primeras etapas. Casi de inmediato, se unió a la organización que hoy cuenta con más de 9.000 seguidores en Facebook.
Con el apoyo de sus compañeros aficionados a La guerra de las galaxias, Araya logró adquirir su primera armadura de Stormtrooper. De tal manera, empezó a utilizarla con orgullo en los eventos que congregan a la cultura pop en un mismo espacio, como el Cómic Con.
“Es una alegría compartida. Cuando yo veo que la gente se saca fotos conmigo, me doy cuenta de que sienten lo mismo que yo, cuando vi por primera vez a un Stormtrooper en mayo del 2007″, agregó el fanático geek, quien también es coleccionista de figuras de acción.
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La travesía de conseguir una armadura original de Star Wars
Años después de unirse a Legión 501, alrededor del 2015, Araya viajó hacia Estados Unidos para asistir a una convención sobre el filme Star Wars: Episodio VII - El despertar de la fuerza. Durante este evento, se exhibieron las armaduras utilizadas en la cinta, lo cual le permitió establecer un contacto para adquirir el traje de sus sueños: el de un soldado de asalto de la Primera Orden.
Así fue como consiguió este traje de marca Denuo Novo, cuyo valor está fijado en más de $1.000 y que tardó más de un año en llegar a sus manos, puesto a que la compró a través de Internet. Esta armadura, además, es idéntica a las que aparecen en la octava y novena película de Star Wars.
Cada vez que se viste con ella es un proceso lento, ya que debe colocar cada pieza con suma delicadeza de pies a cabeza, para que ningún rastro de su piel quede a la vista. A pesar de que el casco es pesado y sus movimientos están limitados, se entrega por completo al personaje.
Por ejemplo, para el segundo día del Cómic Con, Araya salió temprano desde Cartago. A las 7:30 a. m. ya se encontraba frente al Centro de Convenciones, a pesar de que las puertas no abrirían para el público general hasta las 10 a. m. Su misión: alegrar a quienes visitan la convención, que a la vez le da mucha satisfacción.
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“Los malos haciendo lo bueno”
Los integrantes de la Legión 501 se describen a sí mismos como “los chicos malos haciendo lo bueno”. De acuerdo con Araya, tienen dos objetivos primordiales: disfrutar del cosplay del “lado oscuro” de Star Wars, al mismo tiempo que ayudan a los demás; de hecho, participan en actividades benéficas y les gusta colaborar con la comunidad.
Para el Cómic Con de este año, cedieron un espacio en su universo interespacial a la fundación Pollitos de Hierro, la cual recauda fondos para apoyar a menores de edad con diagnóstico de cáncer.
Este fanático explicó que los geeks no hacen distinción alguna de color de piel, edad o género. Los une el deseo de proporcionar alegría a la población, con la meta de recrear de la manera más exacta a los personajes que admiran en las películas.
Su pasión no se detiene ahí, ya que están dispuestos a invertir en costosos trajes para que sean aprobados por la base central de la Legión 501 en Estados Unidos, la cual establece rigurosas normativas para mantener la calidad y autenticidad en la representación de los personajes de Star Wars.
Una vez que sus trajes son aprobados, pueden lucirlos con orgullo. Su objetivo no es obtener beneficios económicos, sino construir una ilusión de fantasía que les permita alejarse a sí mismos y a los fanáticos momentáneamente de la realidad.