“Es interesante, como que todos ya estamos preparados, mentalizados y teniendo una conciencia colectiva y comunitaria en donde somos respetuosos de proteger nuestro bienestar y el de quienes nos rodean, aunque no nos conozcamos. Todos estamos descubriendo unas características maravillosas adicionales de los costarricenses”.
Las declaraciones son autoría del director del Cine Magaly, Luis Carcheri, quien este miércoles por la mañana conversó con Viva y ofreció un balance de los primeros dos días de funcionamiento de esa sala capitalina, que reabrió sus puertas el lunes tras permanecer cerca de dos meses cerrada debido a los embates del nuevo coronavirus covid-19 en el país.
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Carcheri mostró complacencia no solo con el número de asistentes que visitó el lugar entre el lunes y el martes, sino que también destacó la anuencia que hubo entre los usuarios en la aplicación de los protocolos correspondientes para el ingreso, permanencia y salida del recinto capitalino.
Para el lunes y martes, el Cine Magaly habilitó para el público 99 butacas de las 557 que corresponden a su aforo total. Según Carcheri, el lunes asistieron a la función de reapertura 92 personas, mientras que para el martes la asistencia fue de 55.
Para el empresario, esos primeros números son favorables y se vuelven más alentadores si se considera que la única función que se ofrece en esa sala es a las 4 p. m. con la película El Faro. La otra semana, con el levantamiento de algunas medidas sanitarias por parte del Ministerio de Salud, el Magaly ofrecerá una función adicional de la película para las 7 p. m.
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A partir de este miércoles y con la ejecución en sala del concepto de ‘burbuja social’, el Cine Magaly habilitará hasta 150 cupos de todo su aforo.
“Estamos contentos. Cuando implementamos el primer capítulo de restricción (separaciones de 1.80 metros entre cada butaca) quedamos con 99 butacas disponibles para el público; sin embargo, cuando se añade el concepto de burbuja social, pudimos disponer espacios en grupos de dos o tres sillas y así el aforo aumentó a 150 personas, a eso se suma la oportunidad de operar, a partir de la próxima semana, con una función en la tarde y otra en la noche, con los cambios en la restricción vehicular sanitaria”, afirmó Carcheri.
Según dijo el empresario, el Magaly fue el primer cine del país en reiniciar parcialmente sus operaciones debido a que la sala no forma parte de un complejo; es decir, no conviven más salas de cine en el mismo edificio, lo que facilitó el diseño de un protocolo para recomenzar a funcionar.
“El Cine Magaly es de características distintas a los demás, no solo por el tipo de películas sino porque no es un multicine, entonces por esa particularidad era más rápido establecer un protocolo de forma que sirviera como plan piloto o como medida para probar las distintas comportamientos del público en cada zona. Por esa razón abrimos de primero y la experiencia que hemos tenido hasta ahora la hemos compartido con otros colegas que ya tienen sus protocolos listos”, subrayó Carcheri.
El empresario también destacó la oportunidad que tienen de capacitar al personal en los nuevos lineamientos y en agilizar la respuesta ante alguna situación particular conforme la sala vaya habilitando mayores espacios para el público.
Nueva cultura
Pero, ¿cómo es el protocolo que se sigue en una de las salas de cine más populares del país? Luis Carcheri explicó que antes de ingresar a la sala, a cada visitante se le toma la temperatura con termómetro infrarrojo, se le aplica alcohol en gel en las manos y deberá avanzar por una alfombra que tiene impregnada algunos químicos de desinfección para el calzado.
“Las personas han recibido con agrado y buena disposición esas medidas. Los percibo hasta como agradecidos (con la aplicación de las mismas)”, resumió Carcheri.
Posteriormente, se ingresa a la confitería donde el piso cuenta con señalizaciones, que procuran la separación entre las personas mientras realizan sus compras o ingresan a la sala. En la confitería, aseguró Carcheri, el personal atiende con mascarillas y guantes.
Para el ingreso a la sala, la historia es otra. “Hay separaciones de butacas y las que están previstas para las burbujas sociales, están bien establecidas con una banda verde que abraza el asiento, como si fuese una funda para facilitar la ubicación de las personas que vienen en pareja o en un grupo de tres. También tenemos butacas para una sola persona”, explicó Carcheri, quien recalcó la presencia de personal indicando a las personas los espacios disponibles.
Minutos antes a iniciar la película, Cine Magaly produjo un anuncio que repasa todas las indicaciones del Ministerio de Salud, así como la nueva cultura de convivencia en la sala de cine.
El mayor reto y la mayor preocupación de Carcheri, era el momento de desalojar la sala al término de la función. Decidieron aplicar la misma idea que utilizan las aerolíneas para los abordajes de pasajeros; es decir, del Magaly se sale según las filas de cada asistente.
“Así reducimos la posibilidad de que las personas estén cerca”, manifestó Carcheri. El empresario es optimista con que las cosas mejorarán pronto debido al compromiso manifestado por todos los costarricenses de frenar el avance de la pandemia.
Teatros no arrancan
De esta manera, al menos una proporción muy pequeña de la vida cultural de Costa Rica comienza a dar sus primeros pasos, porque mientras los cines ya empiezan con su reactivación, en los teatros del país aún hay cautela para comenzar a operar.
El Teatro Nacional y el Melico Salazar seguirán cerrados por sus grandes aforos y aunque las salas independientes tienen luz verde para retomar con muchas restricciones, esas todavía no son tan rentables para esos negocios.
“En el mejor de los casos, los teatros podrán abrir al público general con un 50% de aforo hasta el 21 de junio. Por ahora nos mantenemos a puerta cerrada, trabajando en formular protocolos para la reactivación. Mientras tanto, seguimos acatando las disposiciones del Ministerio de Salud y trabajando en pro del gremio”, comentó Jody Steiger, vicepresidenta de la Asociación Cultural Espressivo, a solicitud de Viva.
Mauricio Astorga, de Teatro El Triciclo, había dicho a La Nación a finales de abril que sus salas seguirán cerradas hasta que tengan permiso de operar con al menos el 50 por ciento del aforo, pues de otra manera no habría rentabilidad en la operación.
María Torres, por su parte, dijo este lunes que, además de que no es rentable para el negocio funcionar todavía, habría que reformular muchas de las obras que estaban en cartelera o presentar nuevos montajes que previnieran el distanciamiento social en escena y la cantidad de actores por obra, tomando en cuenta la concurrencia en camerinos.
“Falta menos. Hay que tener fe y esperanza y seguir siendo positivos”, fue el aliento que envió al sector artístico la popular actriz.
Sobre esta reactivación tan parcial al que tiene luz verde el sector cultural, la ministra de Cultura, Sylvie Durán, comentó: “Estas medidas representan un avance respecto a la proyección que se tenía para habilitar teatros y cines a partir de setiembre; ahora podrán realizar actividades desde junio. Como se ha explicado profusamente, las medidas deben ser progresivas y a las que se les pueda hacer monitoreo para que podamos ser responsables ante el comportamiento del covid-19 en la población y un eventual aumento de contagios vinculado con la activación social. Si no somos rigurosos con el proceso, podemos vernos de nuevo ante la suspensión de actividades”.