Uno de los mayores consuelos de los habitantes de las grandes ciudades es que siempre hay una cafetería esperándolos. En San José, hallar ese espacio tranquilo, agradable y lleno de aromas nunca había sido tan fácil como hoy.
Recorrimos el centro en busca de dos cosas: una taza de café que confirme por qué es un tesoro nacional y, un rincón relajante desde el cual pudiésemos contemplar estos aguaceros de setiembre. Seleccionamos cuatro lugares –de varios posibles– para que sus tardes tengan nuevo hogar.
Café del Club Unión. Iniciamos el recorrido frente a Correos de Costa Rica, uno de los edificios más bellos de la capital. Su vecino, el discreto Club Unión ha albergado caballeros cafetaleros desde los años 20 pero su café apenas abrió en diciembre del 2012.
El Café del Club Unión es una cápsula abierta en la historia del grano de oro. Su elegante diseño con paredes de vidrio y mesas abiertas a la vida josefina – con todo lo que ella implica – se complementa con fotografías de Carlos Jinesta que recorren el proceso de producción del cultivo.
Asimismo, en los menús aparece un poco de historia del café. “Aunque el café le dio identidad al país, no sabemos nada de él”, lamenta el administrador, Carlos Rivera.
Esta cafetería no es exclusivo para miembros del club; todo lo contrario, con su ubicación en la calle y su diseño abierto, es una declaración de apertura. Para Francisco Aguilar, presidente del club, muestra que un café puede ser un sitio de encuentro y diálogo. “En el siglo XXI uno ya no solo tiene que abrir puertas sino las mentes, que es más difícil, y demostrarle a la gente que hay que convivir con el entorno y la comunidad”, dice.
Sus mesas, en las ventanas abiertas al corazón de la ciudad, permiten una charla íntima en torno a almuerzos, emparedados y repostería.
Cafeoteca. La Cafeoteca , en barrio Amón, es una biblioteca del café. “A la Cafeoteca no solo se llega a tomar café, sino a aprender sobre él”, explica su barista David Navarro.
En este espacio, compartido con el Restaurante Kalú y la tienda de diseño nacional Kiosco SJO , se ofrecen cursos sobre café los sábados. Estas lecciones enseñan cómo preparar y saborear mejor el buen café.
En su oferta se incluyen granos de todas las regiones productoras del país y varias cosechas ganadoras de premios.
Estas bebidas se pueden llevar a Kalú para acompañar sus platillos gourmet . La propuesta de la Cafeoteca es que cada taza sea una lección: se aprende del origen, el procesamiento del grano y las características que definen un buen café.
“Toda la mueblería es restaurada: los muebles fueron recuperados de anticuarios”, señala Navarro. “Las paredes son de las personas que llegan: pueden dejarnos su mensaje”, comenta el barista. Así, usted puede dejar su recomendación o un mensaje para que futuros visitantes elijan una receta especial.
Viva Café. Este local, diagonal al cine Magaly, es un colorido y acogedor sitio de reposo con una oferta cafetera de cinco regiones de Costa Rica y un grano especial de Panamá.
Viva Café es ideal para relajarse, según Leda Sánchez, su dueña. Sánchez, quien viene de una familia de tostadores de café, describe lo que desea para su local: “Que sea un lugar acogedor, que la oferta de café esté acompañada siempre de buena repostería, que los productos sean artesanales y que siempre se utilicen ingredientes nutritivos”.
En esta cafetería se celebran tardes y noches de Café Groove , con música para una tarde movida. En el menú se encuentran paninis, smoothies , rollos de canela, pasteles y otros postres preparados en su cocina.
¿Cómo ve Sánchez el panorama de los cafés josefinos como el suyo? “Es algo que va pasando. San José se va activando. La idea es que sea un San José más visitable, más transitable...”, anhela.
Café Rojo. El Café Rojo resume bien el espíritu del cafetín: aquí se viene a conversar y a leer, principalmente.
Como parte del proyecto Central, acompaña una productora cinematográfica, una galería fotográfica y una librería especializada en ambas disciplinas, en una casa antigua al lado del Centro Costarricense de Producción Cinematográfica, en barrio Amón.
Según su gestora, la cineasta Paz Fábrega, es un sitio acogedor y estimulante; un espacio para mentes creativas con la compañía de café orgánico y recetas frescas y sencillas. Por ejemplo, se ofrecen tostadas con queso de cabra y queso azul, ensaladas con queso y almendras y varias galletas y postres.
“Los proveedores de café son dos: el café de la Taza Amarilla, que es orgánico y nos gusta mucho; se usa para el café de prensas francesas. Tiene un sabor más complejo, es un tueste más claro y un poco más ácido” explica Fábrega. Para el espresso , utilizan Café Naranjo.
También hallamos algunos otros puntos notorios, como el Café del Barista (Casa Botánica de Aranjuez) y el Café Miel Natural (Amón). El más antiguo de los sitios reseñados abrió en diciembre del 2012. Quizás sea porque San José apenas le está tomando gusto al buen café.
Si llueve esta tarde –y es muy probable–, ya conoce la ruta para refugiarse en una taza de buen café.