Hay una lección que Gerardo Zamora aprendió luego de enfrentar un complicado proceso en el que vio comprometida su salud: hay que desacelerar la vida. Hay que apreciar los pequeños instantes y muestras de afecto que a veces se pierden en el trajín diario. No hay que ceder al estrés ni al ritmo agitado. Muchas veces vivir de manera tan frenética podría pasar una costosa factura, según ha escudriñado en los últimos meses.
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Entre abril y mayo del 2019, Gerardo Zamora, reportero conocido por su trabajo en Telenoticias, empezó a notar una anormalidad en la visión del ojo derecho: veía, pero la imagen se le corría. En medio de las responsabilidades diarias, y siendo consciente de sus 43 años, pensó que necesitaba anteojos para ver y leer, por lo que acudió al oftalmólogo y los exámenes que le hacían cada vez eran más profundos. Parecía que algo andaba mal.
Luego de hacerse un TAC (tomografía computarizada), el diagnóstico fue despiadado: tenía un tumor detrás del ojo derecho, un meningioma que presionaba su órgano hacia afuera. En medio de la abrumadora noticia había un halo de luz, pues en apariencia la masa era benigna, sin embargo, eso no podrían asegurarlo hasta hacerle una cirugía de siete horas y mandar a hacerle una biopsia al tejido retirado.
En julio del 2019 le hicieron la cirugía en neurología del Hospital México para retirar la mayor parte del tumor, cuenta Zamora 10 meses después de aquella primera operación (le han realizado dos). Confiesa que vivió momentos de mucha angustia.
“En mi caso había partes del tumor que estaban cerca de nervio óptico. Había riesgo de comprometer el ojo derecho. Para la primera operación todo era nuevo. Viví noches muy difíciles y de mucha incertidumbre. Los exámenes daban impresión y decían que se podía tratar de algo benigno, pero no sería hasta que me abrieran y tomaron biopsias que eso se pudiera confirmar. Fueron tiempos angustiantes. La cabeza te empieza a tender trampas. Uno piensa cosas como ¿y si no puedo volver a caminar? ¿Si quedo con un problema lingüístico? Uno comienza a pensar en la familia y las noches son difíciles. Te enfrentás a preguntas existenciales.
“Muchas veces entrevisté a sobrevivientes y había muchas preguntas existenciales que veía en otros y no en mí. Pensaba: ‘¿y si aquí se acaba todo? ¿Y mi esposa y mis hijos? ¿Cómo será el más allá?’. Te empezás a plantear preguntas existenciales, eso es impresionante”, cuenta Zamora.
Afortunadamente su tumor resultó benigno. Esta historia trascendió el fin de semana luego de que Gerardo Zamora y su esposa, la expresentadora y experiodista de Teletica, Ginnés Rodríguez, hicieran un video en el que agradecían el trabajo de la Caja Costarricense de Seguro Social y a todos sus funcionarios por “su entrega y profesionalismo”. Además, enviaron un mensaje de aliento a todos aquellos trabajadores que están en la primera línea de batalla contra el coronavirus covid-19.
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Apoyo familiar
Ginnés y Gerardo son padres de Luciana (6) y Marcelo Zamora Rodríguez (4). A los pequeños les explicaron sencillamente que su papá tenía “una pelotita que le presionaba el ojo y que se la tenían que operar”.
Él dice que durante su proceso el apoyo familiar ha sido esencial para su bienestar físico y emocional. Asegura que Ginnés le acompañó en todo el proceso, a cada cita, siempre comportándose como una “guerrera”.
“Ella es una fuente inspiradora. Uno necesita motores, fuentes de estímulo, cosas que te cacheteen y te digan que vas a vivir, que vas a tener una vida hermosa. Ginnés decía que tenía que regresar por el amor que nos tenemos”, recuerda Zamora, quien destaca también el apoyo de su madre, hermanos y de sus compañeros de oficina.
Por su parte, Ginnés dice que lo que vivieron fue un reto familiar, sin embargo no habían tenido tiempo de preocuparse, pero sí de ocuparse, llevando sus luchas un día a la vez con mucho apoyo de los familiares y allegados de ambos. Resalta que no tenía opción de bajar los brazos y que debía seguir adelante.
“Curiosamente creo que estuvimos tan ocupados y enfocados en ir sobrellevando cada una de las áreas que esto implica: personal, laboral, funcional dentro de la misma familia, que no hubo tiempo de decir ‘no puedo más con esto’. No había esa opción. Había dos pequeños pidiendo asistencia, preguntando por su papá. Lo tratamos con mucha naturalidad. Ellos entendían lo que pasaba y porqué la familia cambiaba", dijo la comunicadora.
Rodríguez afirma que el video que realizaron no fue con intención de contar su vivencia familiar, pero que la ha sorprendido positivamente las muestras de afecto de las personas que han escrito para desearles lo mejor.
"De pronto empezamos a recibir palabras tan bonitas y de motivación y uno dice: 'mirá qué vacilón, realmente era una situación fuerte’, pero que gracias a Dios en este momento podemos decir que vamos de salida.
"Ya el momento en el que nos dan el diagnóstico, en el que no sabíamos si era un tumor maligno o benigno, pasó. El primer diagnóstico no se me olvida. Llega un correo de uno de los radiólogos con el peor de los escenarios. Yo estaba en el trabajo y salí corriendo porque Gerar estaba solo, y también lo recibió. Fue un momento muy duro. Al final no resultó ser un tumor maligno. Cuando uno empieza a ver la película sí impacta, pero en su momento era solo de avanzar y seguir adelante”, contó Ginnés.
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Lo que viene
En casos como el de Gerardo, aun después de las cirugías, siempre hay partes de los tumores que no se pueden retirar, por ello a los pacientes se les aplican sesiones de radioterapia para desintegrar esas células y evitar que crezcan, detalló Zamora. Los pasados meses de febrero y marzo él recibió sesiones de radioterapia, cada una con una pequeña duración de entre uno y dos minutos.
Como efectos secundarios experimentó la hinchazón de la parte derecha de su rostro, específicamente en el área de la sien y el ojo, además de que se le enrojeció la piel y se le cayó el cabello.
“Ahorita estoy muy bien, sin ningún dolor. Los efectos fueron favorables, no hay ninguna incomodidad. Estoy tomando medicamentos para deshinchar”, dice. Zamora continúa incapacitado de su trabajo en la oficina de comunicación de la Universidad Nacional, pues así lo solicitaron los médicos para que él se recupere de los efectos secundarios de la radioterapia.
Cuando se haya sobrepuesto a los efectos adversos, Gerardo Zamora tendrá que someterse, por los próximos cinco años, a resonancias magnéticas cada seis meses en las que los radiólogos y neurólogos verán el efecto que la radioterapia va haciendo en el tumor.
“Ellos me van a ir monitoreando. El proceso es lento”, contó el periodista, quien ahora se toma todo con más calma y agradece por cada instante de la vida.
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