Desde la estatua de León Cortés, en La Sabana, una bella tarde auguraba una noche especial. El Festival de la Luz, que cumple 25 años de su primera edición, volvía a las calles. El humo (y olor) de los pinchos de carne hizo que más de uno se removiera de su asiento previo al desfile de carrozas para alimentarse antes de la esperada cita.
En La Sabana, donde comienza el recorrido de las carrozas, la tarde era preciosa. Unos policías aprovecharon para comer pollo frito, unos adolescentes se sentaron en el césped y se besaron intensamente y, para rematar la postal, el sol se asomó perfecto para una foto de Instagram.
“Sí, es una tarde muy linda”, dice doña Marina Espinoza; “pero antes de la pandemia, a esta hora a mí ya se me había acabado el hielo”.
Ella lo dice señalando su carreta de granizados y pipas. Llegó a la 1 p. m. con grandes expectativas porque “este es mi aguinaldo. Siempre hago bastante; siempre ha sido el mejor evento para mí. Pero bueno, la pandemia cambió demasiado a todos”.
El pensamiento de doña Marina es comprensible. Tras dos años de sequía, el tradicional Festival de la Luz, que toma San José cada diciembre, volvió a la presencialidad este sábado 17 de diciembre.
Con la atenuación de la crisis sanitaria, la Municipalidad de San José retomó una de las fiestas con garantía: basta cualquier sobremesa con cualquier asistente al evento para encontrar las mismas palabras. “Esperé esto todo el año”, dicen distintas personas. Niños, adolescentes, adultos mayores...
Con esa expectativa, miles se lanzan hacia las calles capitalinas con gorros rojos y abrigos brillantes; con sonrisas y una ilusión que exacerba sin excepción alguna.
Fiesta de mariscales
Para el regreso del evento, la Municipalidad de San José quiso confirmar el legado del desfile.
Antiguos mariscales del festival –personas o colectivos homenajeados por sus logros– volvieron a ser aplaudidos por la multitud.
El Benemérito Cuerpo de Bomberos, la Orquesta Sinfónica Nacional, María José Castillo, Leonardo Chacón, atletas de Olimpiadas Especiales, Glenda Umaña y Jorge Jiménez Deredia fueron conmemorados.
Junto a ellos, la mariscal de este año: la ingeniera y física Sandra Cauffman, quien labora para la NASA.
“Más que meritorio este reconocimiento. Ella es un ejemplo de que nunca dejemos de soñar”, dijo el alcalde josefino Johnny Araya. El público comenzó a ovacionar apenas la ingeniera se acercó al micrófono. Ella juntó sus manos en señal de agradecimiento por el cariño recibido.
“Los padres de familia tienen un rol muy importante en motivar a sus hijos y crecer esas semillitas. Todos podemos lograr lo que queremos con mucho esfuerzo”, agregó Cauffman. “Estoy muy feliz de decir: que empiece este festival”.
Y empezó el desfile
La Banda Municipal de Acosta fue una de las primeras en abrir la fiesta. Por supuesto, cumplió con las expectativas. La agrupación, que brilló en el Desfile de las Rosas del 2019, hizo que quienes estuvieran en las tarimas se levantaran y aplaudieran al ritmo de los tambores y trombones.
Rumba siguió la fiesta con nada menos que, adivinen, una rumba. Una mujer con maracas encabezó la carroza, la cual contenía una serie de bailarines que dispararon confeti al público.
Kolbi, con música de la agrupación tica Percance, presentó la carroza Saltemos juntos a vos hacia un mundo de posibilidades, una oda a la niñez y a cumplir sueños.
Más tarde, la Banda Municipal Café Tarrazú presentó un moderno compilado de villancicos que hizo que grupos de adolescentes bailaran –casi que perrearan– los temas navideños. Todos los asistentes pasaron un gran rato.
Acto seguido, la UACA presentó su carroza junto al coro sinfónico de la universidad. Se trató de un homenaje al cuerpo médico que enfrenta la pandemia, con esculturas de doctores y enfermos combatiendo el coronavirus.
Tropical exhibió ‘La mágica tierra del cas’, una caravana cargada de duendes que custodian la sabrosa fruta, que es base para una bebida de la marca.
La Municipalidad de San José siempre se luce. Con el título ‘Celebremos 25 años de magia, fantasía y luz’, presentaron una caravana inspirada en El Cascanueces. Con varias suites del ballet de Chaikovski, aparecieron bailarinas y, naturalmente, varios personajes vestidos de Cascanueces, quienes saludaron a todos.
Más tarde, apareció el Banco Nacional con ‘La música del bosque’, una colosal carroza que destacó la flora y fauna junto a bellas sinfonías que conmovieron a los asistentes.
Finalmente, cerraba la caravana del Banco de Costa Rica. Titulada ‘Fantasía de fuego y hielo’, se trató de una carroza cargada de animales mitológicos. “Queremos propiciar la creatividad de los niños, que imaginen ser un héroe o heroína junto a estos animales fabulosos”, explicó Ivannia Sáenz, gerente de mercadeo del Banco de Costa Rica.
Desde Paseo Colón a Avenida Segunda, el resultado del Festival de la Luz tuvo un factor común: sentir un regalo de Navidad compartido. La pandemia no logró disminuir la emoción de una noche especial.