Para muchos artistas, el Festival Internacional de las Artes marcó un antes y un después porque les permitió darse a conocer entre los costarricenses e, incluso, tener la oportunidad de exhibir, en un futuro cercano, sus obras en galerías nacionales.
Tal es el caso de la artista plástica Liliana Méndez, dueña del puesto de Colombia, que estuvo en el Bulevar de las Artes, en La Sabana.
Cuando la colombiana fue seleccionada como una de las invitadas especiales del FIA, dos cosas pasaron por su mente: traer piezas más innovadoras y hacer contactos en Costa Rica que le ayudaran a abrirse paso en el país. Yo logró.
Esta mujer de 40 años contó que galerías costarricenses están interesadas en sus obras; sin embargo, prefirió no decir cuáles, para reservarse la sorpresa. “El impacto lo di gracias a la novedad que traje, a que mis trabajos no son comunes”.
Los motivos para celebrar no terminan ahí. Méndez está muy satisfecha, ya que vendió obras valoradas hasta en más de ¢2 millones, durante estos días.
“Las esculturas de toros y caballos fueron las que más vendí. Estas costaban entre los $500 y $800”, comentó la artista, quien es dueña del Taller de Diseño Artes y Bronces en Colombia.
A unos cuantos pasos de este toldo, estaba el puesto de Egipto, a cargo de Hannia Montero, de 41 años. Allí, muchas personas entraban y salían con anillos o artesanías de ese país.
“Hemos vendido muchísimo: desde cosas pequeñas hasta grandes. La venta más importante que tuvimos fue de ¢2.800.000”, comentó Montero, quien participa por tercera vez consecutiva en el FIA.
Mencionó que, aunque les fue muy bien, no se puede comparar al éxito que obtuvieron en la edición 2012 del festival.
A varios kilómetros de ahí, en la Casa del Cuño, en la Antigua Aduana, la situación fue similar: mucha gente interesada y ventas exitosas.
Los accesorios de la diseñadora María Eugenia Brenes llamaron la atención de varias personas, quienes, sin pensarlo, los compraron.
Brenes calculó que vendió cerca de 100 piezas en estos días. “Las ticas somos de tener ponernos accesorios para lucirnos más, vernos mejor. Gracias a eso y a la belleza natural de los collares, aretes y demás piezas que hago, es que tuvimos gran éxito”, explicó.
Al igual que ella, Gabriela Herrera, dueña de Cacao Tessile, puesto de bolsos y accesorios costarricenses, dijo que la gente llegaba hasta la Casa del Cuño dispuesta a comprar algo.
“Los primeros días del FIA, la gente observa lo que hay y los precios. En los últimos días, ya se ponen las pilas y van directo a adquirir lo que les gustó”, aseguró..
Sin embargo, más allá de la cantidad de artículos vendidos, Herrera aseguró que lo más importante es que los costarricenses conozcan el trabajo.
“Los que no compran porque no tienen el dinero, quedan con la idea de que existe un lugar que vende cosas lindas. Preguntan en dónde está ubicado nuestro local y así nos aseguramos un cliente nuevo”, comentó Herrera.
En cuanto a la venta de libros, las diferentes editoriales informaron de que estuvo regular. Clubdelibros, la Editorial de UCR y la de Museos del Banco Central vendieron más de 200 libros cada una. Mientras que la Editorial de Costa Rica colocó más de 4.000 obras.